Prólogo

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Han pasado tres meses desde aquel día, tres meses en los que me he obligado a seguir adelante. No fue fácil encontrar un nuevo lugar, pero en cuanto me instalé, traté de adaptarme a mi nueva vida. Me forcé a construir una rutina, a sonreír cuando todo dentro de mí quería llorar, a olvidar cuando cada rincón de mi mente todavía lo recordaba a él.

Hoy, mientras camino hacia la universidad, siento que estoy volviendo a la normalidad, a una versión de mí que ya no se quiebra con cada pensamiento de Jungkook. Mis pasos son seguros, aunque la sombra de esos días aún me sigue de cerca. Pero hoy, al menos por un instante, puedo sentir que lo estoy logrando.

Al doblar la esquina, el campus aparece ante mí, lleno de vida, de jóvenes conversando, de risas que flotan en el aire. Por un momento, me siento parte de esa ligereza, hasta que mi mirada, sin querer, se cruza con la suya.

Ahí está Jungkook, a unos pocos metros de distancia, sonriendo junto a ella. Mi corazón se detiene un segundo, y todo el aire parece congelarse a mi alrededor. No debería doler, me repito. No después de todo este tiempo. Pero verlos juntos, ver cómo ahora él no tiene que ocultar nada, cómo ya no se siente atrapado en la culpa o en el silencio… me golpea con una fuerza que no esperaba.

La tiene de la mano, la mira con una ternura que yo nunca conocí, que nunca fue mía, a lo menos no esa forma que llegue a imaginar. Y aunque sé que este es su derecho, que ambos tienen derecho a ser felices, no puedo evitar que algo dentro de mí se retuerza de dolor. Es irónico, quizás, pero al mismo tiempo, hay algo de alivio al ver cómo es sin mí, cómo es cuando no tiene que cargar con el peso de mis sentimientos no correspondidos.

Nuestros ojos se encuentran por un instante, y en su mirada veo algo que no esperaba: sorpresa, sí, pero también incomodidad, como si lo hubiera atrapado haciendo algo malo. Y de repente, la tensión entre nosotros es palpable, una cuerda que se tensa con cada segundo que pasa. Sus ojos buscan los míos, y por un momento, me pregunto si él también está pensando en lo que fuimos, o en lo que nunca llegamos a ser.

Pero me obligo a mantenerme firme, a no bajar la mirada. Si él puede ser libre, yo también lo seré. Respiro hondo y le devuelvo la mirada, intentando mostrarle que estoy bien, que no necesito su compasión ni sus disculpas. Y por un instante, lo veo dudar, veo cómo su mano tiembla un poco al sostener la de ella.

Desvío la mirada antes de que mi resolución se quiebre, y justo en ese momento, siento una mano en mi hombro. Es Baek, un amigo de la universidad, que me saluda con una sonrisa despreocupada. Su presencia me ancla, me recuerda que no estoy sola, que tengo personas a mi alrededor que me importan y que se preocupan por mí.

—Hey, NaRi —dice Baek, inclinándose un poco para mirarme de cerca—. ¿Todo bien? Pareces un poco tensa.

Lo miro, forzando una sonrisa que rápidamente se vuelve genuina al ver su preocupación. Baek siempre ha sido observador, nunca deja pasar una señal de que algo podría estar mal.

—Estoy bien, Baek. Solo fue un… un momento incómodo —respondo, relajando mis hombros mientras suelto un suspiro—. ¿Y las demás chicas? ¿Dónde están?

Baek sonríe, notando cómo me esfuerzo por cambiar el tema y, como siempre, sigue mi lead sin hacer preguntas innecesarias.

—Nos están esperando en el salón. De hecho, ya tienen nuestros asientos reservados. Quieren que estemos todos juntos, ya sabes cómo son —dice, guiñándome un ojo y logrando arrancarme una pequeña risa.

—Siempre tan organizadas —digo, sintiendo cómo la tensión se disipa un poco más.

—Sí, no nos dejan ni escoger asiento, ¿te imaginas? —responde él con una exagerada expresión de indignación que me hace reír de verdad esta vez.

Me giro hacia Baek, y al hacerlo, siento que la mirada de Jungkook aún está sobre mí. Pero ya no importa. Por primera vez en mucho tiempo, siento que puedo respirar sin el peso de su sombra. Me concentro en Baek, en su conversación trivial pero reconfortante, y de alguna manera, logro alejarme de la tormenta que se había formado en mi pecho.

Camino junto a él hacia nuestra clase, y mientras lo hago, la imagen de Jungkook comienza a desvanecerse. No sé si alguna vez dejaré de sentir algo por él, pero en este momento, sé que puedo seguir adelante. Quizás no sea hoy, quizás no sea mañana, pero algún día miraré hacia atrás y este dolor será solo un recuerdo lejano, una cicatriz que me recordará que sobreviví, que pude superar lo que pensé que me destruiría.

Y eso, en sí mismo, es suficiente para mantenerme en pie.


Y eso, en sí mismo, es suficiente para mantenerme en pie

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Him ; Jungkook ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora