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Ya es de mañana pero para Faye que salga el sol es solo uno más de sus problemas, si bien el clima no ayudaba, su dolor de cabeza era ocasionado por el despertador a todo volumen.

Al reincorporarse notó a su lado la ausencia de su marido, quien nuevamente no había llegado a su hogar, de cualquier forma eso ya le daba igual, le dejó de importar hace muchos años atrás.

Sentarse en la mesa a desayunar sola ya era parte de su rutina, el puro silencio de las habitaciones era su única compañía, miraba siempre por la ventana aquel cielo, no era un cielo azul, su cielo había perdido los colores hace mucho tiempo atrás, solo ayudaba a distraer su mente de su realidad.

El agua fría caía por su cuerpo para alivianar un poco la temperatura del ambiente, hacía bastante calor por esa temporada y eso le molestaba; su frente descansaba sobre el frío mármol mientras el agua golpeaba su cabeza, anuló cualquier ruido a su alrededor y se dispuso a mirar hacia abajo sobre el suelo. Solo en ese momento podía pensar en lo aburrido que era vivir y específicamente lo aburrida que era su vida.

Apenas si recordaba lo que era su vida antes de su matrimonio, tenía metas, tenía sueños, no es que deseara tener una fortuna pero si quería tener algo que fuera suyo, algo que pudiera pertenecerle. Si bien siempre lo que tuvo fue a costo de ser la sombra de sus padres, por mucho que tuviera todo se encontraba vacía por dentro, cuando una pequeña niña solo buscaba una migaja de amor recibía un regalo cargado de ignorancia, como darle el dulce a un niño para que se callara.

Su nombre y su apellido siempre fueron su etiqueta, su posición y su estatus eran sus medallas, medallas que pretendían ser de oro y no eran más que un montón de piedras pesadas.

No quería ser una mujer de abolengo y de renombre solo quería ser ella, que el mundo la aceptara tal y como era.

"Déjale los sueños a alguien más." Repetían sus padres, con cada idea que nacía dentro de ella solo era destrozada y reducida a una ilusión, ¿para qué soñar si su futuro ya estaba escrito?

Mientras secaba su pelo alguien la saco de sus vagos recuerdos, el sonido del picaporte la llamo y una voz familiar del otro lado.

–P'Faay soy yo! Lux!

Al abrir la puerta una mujer algo más alta que ella y de cabello medio corto oscuro la esperaba; Lux una buena amiga de Faye, una amiga que conoció en su adolescencia, guapa y encantadora, al principio parecía que su personalidad de ambas les impediría poder acercarse pero vaya que todos se equivocaron. Faye había encontrado a alguien en quien confiar, alguien que estaba dispuesta a escucharla y tratar de entenderla, y agradecía mucho por tener esa amistad y apoyo, compartían muchas cosas en común creando un vínculo entre las dos.

No era de mentir que Lux alguna vez sintió algo por Faye pero prefirió ocultar esos sentimientos y aceptar a aquella persona como su hermana, esa hermana que la cuidaba de hacer alguna imprudencia o alguna locura. Esa hermana que la hacía sonreír y la acompañaba en cada broma o chiste bobo que hacía.

–¿porque tocas?¿perdiste la llave que te di?

–Nooo, pero no sabía si tu esposo estaba aquí.—esta entró y se recostó en el sofá de la sala mirando burlona a su amiga.— así que para evitar el incómodo momento preferí ser educada.

–¿qué te caíste de la cama hoy?—Faye fue a la cocina sirviendo dos vasos de agua no sin antes tomar una píldora para el dolor.

–vamos P'Fay sabes que yo y Khem no nos llevamos bien—agradeció el vaso que su amiga le entregó antes de sentarse.— además qué tal si lo encontraba en calzoncillos o algo, iuuugh que horror, además no me gustaría hacerte sentir celosa.

~RAMOS DE AMOR Y VERSOS~ (FayeYoko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora