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Entraron a toda prisa a la casa de Faye, se sentía un poco de calor dentro de su morada debido a la tormenta que había afuera, el lugar estaba totalmente solo y solo estaba presente el ruido sordo de la lluvia provocaba un eco en su interior.

Faye hizo pasar a Yoko quien miraba asombrada el lugar, era grande, aunque solo fueran dos pisos en su interior las habitaciones lucían ser lo suficientemente espaciosas, casi una podría tener el tamaño de la cafetería.

—toma asiento, te traeré algo para que puedas secarte.

—muchas gracias.

Faye subió a su recámara dejando a la joven abajo esperando en la sala, su casa no se encontraba en un ambiente frío pero igual si dejaba que ella se sentara así sin cambiarse podía tener un resfriado o un aumento de temperatura. Prendió rápido la calefacción de su hogar para entrar en calor y evitar algún malestar además así iluminaría un poco igual la habitación con las tenues luces de la sala.

—toma ponte esto, deberías irte a cambiar si no te resfriarás.—dijo al pasarle varias cosas como una toalla y ropa.—por allá al final del pasillo hay un baño, puedes usarlo.

—muchas gracias P'Faye.

Haciendo caso se dirigió hasta aquel baño señalado, mientras caminaba siguió inspeccionando a su alrededor observando detalladamente cuadro por cuadro en la sala.

Algunos eran pinturas muy bellas de paisajes con bosques o varios matorrales y arbustos bañados por un fondo de colores pasteles cálidos simulando el atardecer, así como otros mostrando a unos pájaros volar felizmente entre los cielos abriendo sus alas de par en par, pinturas únicas y bellas que daban un toque de color a la casa.

Apesar de esto no pudo evitar que sus ojos se fijaran en un cuadro especial, y antes de entrar a aquel cuarto de baño se acercó hasta este.

No era un cuadro pintado si no el marco de una foto, una foto grande que a diferencia de los otros tenía una atmósfera más fría y apagada, este fue el que llamó su atención, pues era el más grande de todos.

—tu casa es muy bonita y muy grande, ¿te la pasas todo el tiempo tú sola?

—algo así, normalmente me quedo a limpiar y ordenar el lugar, así que disculpa si encuentras algo desordenado.

—no te disculpes, es tu casa además está mucho más limpia y ordenada que la mía.—sonrió.— ¿el es tu esposo?

Su mirada volvió a aquel gran cuadro, donde estaba la pareja sonriendo y vistiendo sus trajes de lo que podía parecer su boda, Yoko la analizó y se fijó en el hombre de mediana edad se encontraba sonriendo levemente mientras a su lado abrazaba por la cintura a Faye quien también sonreía levemente mirando directamente al frente, aunque parecían estar contentos pudo notar honestamente que las sonrisas de ambos estaban apagadas, tal vez debido a la formalidad del asunto tenían que ser discretos pero no parecía ser el caso, pues como notó antes el ambiente captado en ese momento no parecía el más agradable, y esa sonrisa que Faye le había compartido algunas veces no era la misma, más bien eran otro tipo de sonrisa, sobre todo la de Faye la cual ocultaba algo más.

—si, es el.

—¿cuanto tiempo llevas casada P'Faye?

—8 años.

—¡¿qué?! ¡¿8 años?! —su rostro mostraba una enorme sorpresa.— ¿pues cuántos años tienes?

—oye, aunque ambas somos mujeres ¿no crees que es muy grosero preguntarlo de esa manera?

—ammm...perdón P'Faye...—agachó la cabeza en una señal de vergüenza y disculpa pues había olvidado sus modales por un momento.

—anda vete a cambiar, te prepararé un café.— empujó a la pequeña hasta un pequeño cuarto de baño que estaba abajo en la sala principal.

~RAMOS DE AMOR Y VERSOS~ (FayeYoko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora