Era un viernes por la tarde, y Daniel y Sergio se encontraban en casa de Daniel. Habían terminado una dura semana de clases y entrenamientos, y se estaban relajando en la sala de estar. Había una ligera tensión en el aire, algo que no podían identificar claramente. Se habían estado mirando un poco más de lo habitual, y la comodidad que solían compartir estaba cargada de una nueva energía.
—Oye, ¿te imaginas si nos quedamos aquí toda la noche? —preguntó Sergio, recostándose en el sofá y lanzando un guiño a Daniel.
—Sería genial —respondió Daniel, sonriendo mientras pasaba un brazo sobre el respaldo del sofá. La conexión entre ellos se sentía diferente, pero ni uno ni otro estaba dispuesto a reconocerlo.
Las horas pasaron y se encontraron jugando videojuegos y hablando sobre temas diversos. La conversación se volvió más íntima, y, en un momento de valentía, Sergio sugirió:
—¿Qué tal si nos relajamos un poco? No tenemos que hacer nada serio.
Daniel, sintiéndose arrastrado por la misma curiosidad, aceptó. Lo que comenzó como un simple experimento se convirtió en algo más profundo. En un momento de descuido y con una mezcla de nervios y deseo, ambos se encontraron explorando territorios que no habían considerado antes. Los límites entre lo físico y lo emocional se desdibujaron, y se dieron cuenta de que sus sentimientos hacia el otro eran más complejos de lo que habían pensado.
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ENTRE LA CANCHA Y CONFUSION
NouvellesA VECES NO SIEMPRE PODEMOS HACER QUE LAS PERSONAS SIENTAN LO MISMO QUE NOSOTROS, A VECES DAMOS.MAS DE LO QUE DEBEMOS O NOS CONFUNDIMOS, OLVIDANDONOS DE NOSOTROS Y DE CUIDARNOS Y DARNOS AMOR Y AL FINAL TERMINANDO NOSOTROSENTREGANDO NUESTRA VIDA AL OL...