Epílogo

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Prapai quédate quieto hijo, necesito acomodarte la corbata – dijo Porche tratando de no agacharse tanto por la panza de cinco meses que tenía – mi amor, si no dejas de moverte no habrá juguetes esta tarde.

El cachorro dejó de moverse de inmediato, hoy está feliz y no puede evitar moverse como culebra como dice su mami – pero Mami me incomoda – dijo mientras intentaba jalar un poco la pequeña corbata que su madre acaba de acomodar.

Lo se bebé, pero hoy es un día especial y quiero que te veas lindo, pero sé que eres un terremoto y hablando de terremoto ¿Dónde está tu hermano? No lo veo desde que lo deje vestido en su habitación – dijo el omega apoyando su mano en su cadera por el dolor de estar agachado tanto tiempo arreglando a su pequeña culebrita.

Mira a quién encontré jugando en el estudio de papá – dijo el alpha – estaba debajo de mi escritorio hablando con ese niño que conoció el otro día por teléfono – dijo Kinn.

Porsche suspiro cansado hoy era la presentación de los mellizos y ambos estaban muy energéticos, más de lo normal, más de lo que un Porsche embarazo puede manejar. Mirando a su esposo, el alpha entendió. Cargando a su pequeño terremoto llevándolo al espejo que tenían en la habitación para sacudir el pequeño traje de su príncipe y arreglar su cabello. Sabía que su esposa estaba cansada, había planificado esta presentación con mucho esfuerzo y estos terremotos no lo hacían fácil. Aun mas con el embarazo de su omega, su esposa se sentía más cansada y él sabía que tenía que apoyarlo en todo lo que necesitaba.

Donde está de Vegas, necesito que me ayude con unas cosas – dijo el omega, rascándose la marca en su nuca – me preocupa que no llegue a la presentación.

Si va a llegar amor, por lo que me dijo el trato con los japoneses salió bien – informo el alpha acercándose a su omega rodeándolo con sus brazos – Va a llegar a la ceremonia y vamos a verlo de nuevo después de una semana. El omega solo asintió cabizbajo, la presencia de Vegas era muy esencial ahora, con los mellizos ambos sabían que los dos podían cuidar a Po pero algo le decía que este bebé que esperaban tenía más afinidad con Vegas, y hablando del diablo.

Señor Porsche, el amo Vegas ha llegado esta esperándolo en la entrada – anuncio una de las sirvientas.

Como una corriente, Porsche salió casi corriendo, pero siempre sujetándose de la barandas que había ahora en la casa por su seguridad, seguido de sus dos niños gritando "papi, papi". Kinn solo los observaba bajando al primer piso para saludar a su recién llegado esposo.

- Me tenías asustado, pensé que había pasado algo y no llegarías y ... – un dedo corto, las preocupaciones del omega parando todo el bullicio de la llegada del alpha – No paso nada, estoy acá, te tengo Porsche a ti, a mis cachorros y a mi esposo – Porsche casi sollozando abrazo muy fuerte a su alpha, Vegas trataba de tranquilizar a su preñado omega. Sabía que la separación durante el embarazo era dolorosa.

- Por fin viniste, los tenías angustiados – menciono Kinn – No te hagas el fuerte amor, sé que me extrañaste también. Estúpido Vegas y su encanto, Kinn no podía resistirse, se unió al abrazo de sus parejas mientras las quejas de sus cachorros de que no le daban atención sonaban de fondo.

Unas horas después, ya era hora de la presentación, casi durante seis años los mellizos habían sido un misterio de la familia Theerapanyakul. Solo pocos los habían visto y pocos habían sobrevivido a verlos sin el permiso de sus padres. Hoy a la edad de cinco años ambos serían presentados ante la sociedad, Porsche había querido que sus primeros cachorros sean cuidados mucho al ser los primeros mellizos de los Theerapanyakul, paranoia o no, su omega había estado muy alerta durante el embarazo y postparto, pero era el instinto de Po de proteger a su manada. Vegas y Kinn habían respetado su decisión, es más, lo habían deseado tanto como Porsche que sus mellizos no sean vistos durante los primeros años debido a la pérdida de su pequeña flor antes de los mellizos. Solo ellos tenían el derecho de sobreproteger a sus cachorros como lo hacían.

MilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora