#01

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Jeon Jungkook le entrega la última carpeta de archivos que contiene el nombre y la información de su último empleado Omega a Wonbin.

El negocio ha terminado y él puede abandonar el establecimiento para regresar a su propiedad. Wonbin, su hombre de mayor confianza y quien se encarga de que todo funcione sin problemas en el burdel, lo está acompañando hacía el vestíbulo cuando el olor lo golpea en la cara.

Jungkook hace una pausa mientras se pone el guante de cuero negro y ladea un poco la cabeza, intentando distinguir el olor. Es sutil, pero abrumador para sus sentidos y siente que su alfa se anima, curioso.

-Jefe, ¿Qué sucede?

Jungkook sabe que Wonbin ha captado su curiosidad, más por su lenguaje corporal que por su expresión facial. Un testimonio de cuánto tiempo hace que se conocen.

Jungkook sacude la cabeza ligeramente, encogiéndose de hombros internamente, ignorando el olor. -Nada. Te veré la próxima semana cuando me informes sobre... -Esta vez, el olor a duraznos maduros y miel dulce asalta sus sentidos y corta su oración. Es fresco, nuevo y puro.

-¿Qué estás oliendo? -pregunta Wonbin, levantando las cejas con curiosidad.

-Alguien nuevo.

-Ahh... -Wonbin asiente-. El nuevo omega entró pidiendo trabajo unos minutos antes de que llegaras. No pensé que tardaríamos mucho, así que lo hice esperar en la habitación azul.

Jungkook ya ha empezado a caminar hacía la puerta de la habitación azul antes de que Wonbin terminara de hablar. Hay algo en ese aroma que lo atrae y siente curiosidad por ver si es alguien a quien ya ha conocido.

Jeon Jungkook nunca olvida un rostro. En su vida, es más un regalo que una maldición.

Jungkook mira a través de la pequeña ventana cuadrada tintada de la puerta para ver a quién pertenece el aroma. Es un pequeño omega, sentado como una bola en una de las enormes sillas decorativas, con las zapatillas de deporte descalzas, las manos envueltas alrededor de sus piernas mientras apoya la barbilla en las rodillas.

Su cabello es negro azabache, de perfil visible con las mejillas teñidas de rosa y los labios carnosos. Su rostro, así como la piel de su muñeca que se asoma a través de su suéter de gran tamaño, son de un pálido lechoso. Sus zapatillas de deporte, sus jeans y la parte superior de sus hombros están mojados, como si hubiera estado bajo la lluvia sin paraguas.

Está nervioso y asustado, su inquietud es fácilmente perceptible a través de su aroma, incluso detrás de puertas cerradas. Jungkook se pregunta brevemente qué lo trajo aquí para buscar un trabajo. Solo los que necesitan protección o corren graves consecuencias se ponen a sí mismos y los próximos años de sus vidas en el burdel de Jeon.

El omega se mueve, gira la cabeza hacía la puerta y los ojos de Jungkook se abren de par en par. Su perfil ya era bastante impresionante, pero en realidad es una belleza, nariz pequeña, cejas oscuras y labios carnosos. Con su rostro y su aroma rebosantes de inocencia sin explotar, sería una mina de oro para los clientes.

Su celular vibra y Jungkook se aparta de la puerta para sacarlo del bolsillo de su chaqueta. Tiene que irse. Con un último gesto de la cabeza hacía Wonbin, Jungkook se va, dejando atrás el aroma de duraznos dulces y miedo.

 Con un último gesto de la cabeza hacía Wonbin, Jungkook se va, dejando atrás el aroma de duraznos dulces y miedo

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