[𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍]

#04

Jimin cubre la olla hirviendo de guiso con la tapa y luego se aleja de la estufa para preparar una olla de arroz.

Él piensa que es Wonbin quien mantiene la despensa abastecida, pero no está completamente seguro, aunque está muy agradecido. Jimin solo tenía la intención de cocinar para sí mismo cuando estaba aburrido, pero luego, un día, Jungkook llegó a casa temprano y lo llevó a la cama y luego se preguntó qué era lo que olía tan bien y se enteró de que Jimin cocinaba.

El alfa había comido el estofado de cerdo braseado con vigor y Jimin se había sonrojado, experimentando la alegría de que alguien (que no fuera su madre) comiera y disfrutara de la comida que él mismo cocinaba por primera vez.

Y desde ese fatídico día de la semana pasada, Jimin naturalmente comenzó a compartir sus comidas con Jungkook, asegurándose de guardarlas y calentarlas por las noches cuando llegaba tarde a casa de cualquier asunto que tuviera que atender.

Todo parece más bien y Jimin sabe que no es algo bueno. Se está encariñando, su omega se queja cada vez que el alfa sale. Intenta controlarlo, pero el omega tiene su propia voluntad y Jimin no tiene tanto éxito como debería. Le preocupa cómo se sentirá una vez que termine el entrenamiento. Comenzará a trabajar en el burdel después de esta semana.

—Hola.

Jimin levanta la cabeza bruscamente al oír la voz. Es alguien a quien nunca ha conocido, un alfa, a juzgar por su olor a gamuza y clavo de olor. Su omega gime, acostumbrado solo a la menta fresca y al cedro.

—H-hola.

—Huele muy bien aquí. No puede ser sólo por la comida.

Jimin se inclina un poco hacía atrás mientras el alfa se inclina sobre la barra de la cocina, con los ojos cerrados, y huele el aroma de la cocina. ¿Quién es?

—Había oído rumores de que Jeon había tenido un amante. Sin embargo, nunca los creí, eso es demasiado fuera de lo común para el señor. Pero supongo que es verdad, aquí estás. Y debería haber sabido que Jeon elegiría solo a los más lindos y encantadores para calentar su cama.

Los ojos del alfa recorren el cuerpo de Jimin mientras termina y el omega se encuentra deseando envolverlo con sus brazos y esconderse. Algo en sus ojos es depredador y Jimin se siente como una presa de repente.

El macho es alto, tiene cabello negro azabache peinado hacía un lado, ojos oscuros y brillantes.

—Soy Nicky — le dice, extendiendo la mano y Jimin no quiere tocarlo, pero tampoco puede ser grosero con un invitado de la casa. Tentativamente, extiende la mano y estrecha la del alfa.

—Nicky.

Jimin baja la mano inmediatamente y siente un gran alivio al oír la voz de Jungkook. Rápidamente se da vuelta para mirar al otro alfa mientras entra a la cocina.

—Llegas temprano.

—Ah, sí. No he tenido ningún problema con el tráfico hoy. Imagínatelo.

—Deberías haber ido a esperarme a mi estudio. Ya sabes dónde está.

—Bueno, estaba yendo hacía allá pero me distraje, como puedes ver. —El extraño se da vuelta para mirar a Jimin—. Es encantador.

—Vamos.

Se alejan y Jimin observa, un poco confundido porque Jungkook ni siquiera lo ha mirado. De repente, ya no tiene hambre, ha perdido su entusiasmo por cocinar, Jimin apaga la estufa y vuelve a poner la olla de arroz en el armario. Se quita el delantal y luego se dirige hacía la biblioteca.

Pasaron dos horas cuando oyó que se abría la puerta de la biblioteca y que se oía el suave ruido de los pies sobre la alfombra. Jimin esperaba que fuera la criada que entraba a quitar el polvo de los libros. Se encogió aún más en su lugar favorito, el rincón de la ventana en el otro extremo, y miró hacía afuera. Estaba atardeciendo y las estrellas pronto brillarían.