#2

452 57 17
                                    

Comprar materiales no era lo suyo, no tenía idea de qué hacer, ha estado dando vueltas por el mismo pasillo de construcción y todavía no sabe ni como usar un martillo. Había pensado en contratar personal, pero en Nueva Orleans parecen no saber lo que es la arquitectura.

Eso, o simplemente nadie quiere trabajar para un Ingles de aspecto adinerado, blanco y rubio. No es que eso sea sorprendentemente racista para quienes han luchado contra la discriminación durante años, pero tampoco podía culpar a los lugareños por verlo con desaprovación y recelo mientras caminaba por las calles. El hecho de ser un omega soltero y sin companía no ayudaba tampoco.

Según tenía entendido, Anthony sufrió lo mismo hasta que Husk apareció. Un inmigrante Italiano también destaca bastante.

"Supongo que voy a tener que depender de Oscar una vez más...".

Mientras caminaba hacia los pasillos de comida, pensando en lo que podría preparar para esa noche, sintió un tirón en su pierna que le impidió continuar. Pensando que la tela de su pantalón se había enganchado con algo suelto, baja su mano hasta el origen de la molestia sin apartar la mirada de su lista de compras en la mano contraria.

Sus dedos no tocaron el clavo sobresalido que esperaba encontrar.

Un escalofrío le recorió la columna cuando sintió la suave piel de una mano diminuta; la cual no perdió tiempo y al verlo acercarse lo tomó como si temiera que escapara si se distraía lo suficiente. Y como dicen por ahí: "La curiosidad mató al gato". Pero al final de cuentas, él no es un gato, ¿No es así?

- Uh... ¿Hola?- saludó a la pequeña niña que ahora se aferraba a su mano como si su vida dependiera de ello, al no ver a nadie alrededor, rápidamente dedujo que estaba perdida. Compadeciendose de ella, se inclina hasta quedar a su altura, dando leves caricias a su cabello y dejando que sus feromonas la hicieran sentir segura-, Hey, linda, ¿Perdiste a tus papás? ¿Necesitas ayuda para encontrarlos?

- ¡Hola, soy Emily!- se presenta la morena sin miedo a aquel extraño, al contrario, se veía bonito y olía muy bien, como manzanas dulces y caramelo. Estaba aburrida de ayudar a su tía con las compras, así que escapó para seguir su misión de encontrar una nueva mami, ¡Y lo logró!

- Lucifer- expuso igualmente-. Emily, no deberías pasearte sola por aquí, podría pasarte algo malo si te alejas de mamá y papá, ¿Podrías decirme cómo se ven? Así los buscamos en seguridad.

- Hueles es bonito, ¿Señor usted es un omega?

- ¿Sí? Ah, gracias... Pero tu madre- antes de poder terminar, la morena se aferró a sus piernas como un pequeño koala.

- No tengo, ¿Puedes serlo?

- ¿Ser qué?

- ¡Mi mamá!

Esta es la conversación más extraña que ha tenido jamás. Y con una niña, de todas las cosas. Tenía que admitir que era adorable, pero eso no cambia que tiene entre manos a la hija perdida de alguien, en un pueblito donde todos se conocen y él es el único extranjero. Bueno, por lo menos no era un beta o alfa, se vería mucho peor así.

- No puedo ser su mamá, pero podemos ser amigos siempre y cuando seas buena y me ayudes a buscar a tu familia- le sonríe a la pequeña, pidiendo permiso antes de alzarla en brazos con cuidado de no arrugar su bonito vestido azul-. Deben estar muy preocupados por ti ahora, ¿Está bien?

- ¡Sí!- responde con entuciasmo, dejando caer su cabecita de mechas rizadas sobre el pecho el rubio. Era cálido, suave y acogedor. Su papá también era así, pero no olía tan bonito y tampoco era tan suave como él. Estaba tan cómoda que no se dio cuenta cuando se quedó dormida, acurrucada y feliz.

"Una madre para mi Bebé"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora