I can't let you go

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Los días habían dejado de sentirse pesados después de aquel día en la oficina, tenían aún mucho que resolver, pero por ahora podían tener la tranquilidad de estar juntos.

Habían decidido hablarlo y tener más seriedad en ello, pero si eran sinceros, terminaban fallando en el intento, porque follaban en cada "junta" que se proponían.

Como aquella vez en la junta, Sergio tenía que recurrirse con los abogados y llevó a Max con el, para que fuera su apoyo.

Y si bien, para Sergio la junta comenzaba a ser aburrida, pronto Max se encargó de hacerla un poco más.. dinámica.

Las manos de Max, comenzaron a acariciar los muslos del castaño, lo que provocó una sensación en el.

Cuando sintió que era suficiente toqueteó en sus muslos y comenzó a sentir lo dura que estaba la polla de Sergio.

Desabotonó el pantalón, que agradeció que no había decidido usar un cinturón, porque hubiera sido un poco más difícil.

Sergio no hacía más que quedar estático sobre su lugar y cubrir su boca con su mano para evitar salir cualquier gemido.

La mano de Max estaba fría lo cual ocasionó una sensación en el, que se hizo notar en los demás presentes pero decidieron ignorarlo pensando en que pudiera ser algún malestar debido a que su cara estaba en un total color carmesí.

El líquido preseminal que tenía fue suficiente para hacer que Max pudiera usarlo como un lubricante para llevar a cabo la acción.

Con sus dedos largos los paso por toda la punta tratando de tomar todo el líquido que podía para usarlo en toda la verga de Sergio y masturbarlo como solo el sabía hacerlo.

Comenzó a masajearlo lentamente solo con las yemas de sus dedos, pasándolas por todos los alrededores y todo lo que pudiera estirarse desde su lugar.

Si bien era un poco complicado pero jamás imposible, teniendo suficiente del líquido blanquecino que tanto amaba tenerlo dentro de él, comenzó a mover su mano en movimientos lentos para ser lo más disimulado posible.

Deslizaba sus dedos de manera suave de arriba hacia abajo en todo el largo del tronco, intentado mantener un contacto visual sobre el de pecas.

Pero este estaba ocupado mordiendo sus dedos o atragantándose con su taza de café para disimular el placer que estaba sintiendo.

Max sacó la mano del pantalón y este pensó que había sido todo, pero que equivocado estaba, porque el rubio solo la sacó para ensalivar sus dedos y después regresarlo a la polla de Sergio.

Sujetando la gran y venosa de Sergio, rodeó todo el glande haciendo movimientos en círculos que estaban enloqueciendo al mayor.

Utilizando sus dedos o de vez en cuando toda la palma de la mano.

Con su mano, empiezo a mover de arriba hacia abajo, tratando de hacer el menor sonido posible y estaba encantando de ver cómo era ahora Sergio el que era un manojo de nervios y sensaciones.

Al estar resistiendo sus gemidos, al tomar un trago de café en el, soltó un gemido que fue imposible ocultar y todos voltearon a verlo.

Pero Max no se inmutó ni un poco, siguió con su tarea y dando una cara de ángel ante todos.

—Sergio, ¿Estas bien?.—Cuestionaba uno de los abogados de la junta.

—S-si, es s-solo.—Decía entre palabras entrecortadas—Me queme con mi café, lo siento, fue imposible ocultarlo, por favor continúen.

Ante lo dicho por Sergio la junta continuó, dirigiéndole una mirada a Max pero el no estaba dispuesto a detenerse, no estaba en su mente hacerlo.

Con la palma de su mano, empezó a frotar todo el miembro, como si fuera un náufrago tratando de prender una fogata, esto terminó haciendo que Sergio perdiera todo los estribos y llegara a su liberación.

Mi lindo secretarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora