Nos vemos.

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"Toño yo" empezó a hablar Lewis alejándose del pequeño. Pero fue interrumpido.

"¡Lastimo a Sergio!" Max no perdió el tiempo y corrió hacia el cumpleañero. Se tiro al suelo sin importarle sus caros vaqueros o sus botas cuidadosamente limpias.

Sergio le sonrió ligero al niño posando su palma en su hombro.

"No te preocupes Maxie"

Toño observó aquello. Su hermano sujetaba disimulado su muslo, lo más probable es que cayera sobre las piedras.

Su vista pasó a Lewis, parecía un conejo que buscaba escapar. El Pérez mayor avanzó con una sonrisa.

"Que bonito. ¿Para eso viniste a la fiesta?" Sujeto sus manos a su cinturón dejando ver la pistola que estaba a centímetros de tocarse con sus dedos.

Lewis trago en seco, se puso pálido y solo pudo atinar a mirar el suelo estando nervioso.

"¿No que muy macho? Ven y golpéame, ¡veamos quien es mas macho!"

"No, no yo..." balbuceo asustado.

"Antonio ya déjalo. Ya lo asustaste lo suficiente"

Todos voltearon a la voz nueva. Marilú la matriarca de la familia, estaba parada en la puerta con sus manos sobre sus caderas. Mostraba un notorio enojo con sus cejas fruncidas.

"Pero ama" replico el más alto.

"Nada de peros Antonio Pérez Mendoza"

Sergio se levantó con un poco de ayuda de Max, quien lloraba bajito en el abdomen del tapatío.

"Sergio entra, ya vamos a partir el pastel. Cámbiate esos pantalones, ya sabes donde esta el repuesto"

"Si ma" paso un brazo por los hombros del pequeño para que caminara ya que, no creía poder quitárselo de encima.

Cuando estos ya no se encontraban presentes, Marilú se acercó. Sus tacones sobre la tierra no la hicieron flaquear, su mirar se mantuvo imponente hasta llegar a los hombres.

"Señor-" una fuerte bofetada resonó por todo el patio, solo siendo ocultada por la fuerte carcajada de su hijo mayor.

"Cállate Toño o la siguiente va para ti"

"Perdón jefa, ya me calmo"

Su mirada volvió al moreno.

"Te vas a ir, no te quiero ver cerca de mi Sergio o a la próxima no será mi mano la que te cause dolor"

Asintió perplejo sujetando su mejilla.

"Créeme Hamilton. Si te veo...incluso si te escucho cerca de mi niño. Te mato"

Debía creer en esa amenaza, después de todo era su rancho. Todos en este lugar son cómplices, sería mejor no meterse en esos problemas.

"Vámonos Toño"

Dio media vuelta y entró al salón, mientras tanto Toño le dedicó una sonrisa burlona.

"Creo que necesitarás un pañal nuevo"

*

Max sonreía alegre viendo el baile del cumpleañero con su padre. Un pequeño vals que el señor Pérez pidió especialmente para su hijo.
Para nadie era secreto que se encontraba inevitable su cercana muerte. Había sido diagnosticado con cáncer a principios de año; se negó a tomar ningún tratamiento, alegando que si había llegado su hora no tenía más que hacer que aceptarla. Afortunadamente su esposa logró que tomara remedios para el dolor, dejándolo más tranquilo.

Sergio se veía feliz pero, no dejaban de caer lágrimas de sus ojos.

Se aferraba a su padre como koala y se susurraban palabras que nadie podía escuchar.

Pronto termino el bonito baile dando por terminado el festejo...solo en el salón.

La fiesta duró aproximadamente una semana. Donde toda la familia se mostraba feliz de compartir con los ranchos vecinos.

Max había intentado asistir la mayoría de los días para poder bailar con Sergio pero tenía un pequeño problema en casa.

Más bien un gran problema.

Su padre había terminado su sentencia y había ido a buscarlo para llevárselo a su casa a la ciudad.

No se preocupo por eso, su madre no dejaría que ese hombre lo alejara de ella.

Estaba seguro.

*

¿Qué mierda pasó?

Eso se preguntaba el pequeño rubio mientras sostenía su maleta en la puerta de su casa. ¿Cómo fue posible que su madre aceptara? No quería irse, su vida estaba ahí, su familia. Sergio estaba ahí.

Victoria su hermana pequeña lo abrazaba fuerte mientras lloraba.

"Mamá, si esto fue porque me comí tus gomitas. ¡Perdóname por favor! " lloriqueo arrepentido.

"Max...no es eso cariño" sonrió triste su madre acariciando su cabello.

"¿Entonces por que me estas dejando?"

Su madre no lo aguanto más y se unió a sus hijos en llanto.

"Eres mi bebé nunca te dejaría voluntariamente" beso su cabeza.

"Por favor mami no dejes que me lleve" imploro.

La mujer se separo viendo a su hijo, le sonrió levemente y con cuidado sujeto su rostro.

"No puedo hacerlo Max. Por favor prométeme que serás siempre el mismo, con un alma amable que ama. No dejes que tu padre te pudra y si intenta algo malo contigo avísame y le daré su merecido"

Max se resigno, no podría quedarse aquí así que asintió a las palabras de su madre.

"Recuerda que aquí siempre serás amado y recibido. Esta es tu casa y esperare contenta cuando regreses mi amor"

*

No podía irse sin despedirse del tapatío.

Así que, tomo su bicicleta y pedaleo lo más rápido que le dieron sus piernas.

Pronto se encontraba en la puerta tocando con desespero.

Toño fue quien abrió, al ver al pequeño sonrió divertido.

"No se porque tengo la sensación de que buscas a Sergio" se recargo en el marco de la puerta.

Max asintió tratando de recuperar el aliento.

"Esta en el jardín, enano ten cuidado de no pisar las flores. Mamá se pondría molesta"


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¿Max sufrirá?

Bailemos. [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora