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Minjeong despierta exhausta.

Quizás Jimin siempre ha sido la más inteligente de las dos. Cuando a Jimin le dio vergüenza el beso, Minjeong aún estaba un paso atrás, enfocada en lo gracioso que era ver a Jimin avergonzada.

Minjeong llegó a casa con la mente en blanco. Se duchó. Procrastinó. Desplazó su feed hasta que le dolió la cabeza. Comenzó su infernal tarea de matemáticas. Y luego, solo entonces, a mitad de dibujar el eje y de su gráfico, la gravedad de la situación la golpeó.

Jimin la había besado.

Jimin la besó, y cuando lo comprendió, Minjeong no pudo dejar de pensar en ello. ¿Por qué mierda Jimin la besó? Pensar en eso era parte de la apuesta, por supuesto, pero también, en general, ¿Por qué la besó? ¿Y por qué ella... Bueno, ¿por qué no lo odiaba?

Entre esos pensamientos y otros más vergonzosos como, ¿debería pedirle a Jimin que lo haga de nuevo? ¿Para entenderlo mejor? ¿Por la apuesta? Minjeong durmió poco o nada. Por supuesto, lo primero que Jimin le dice a la mañana siguiente cuando la recoge es:

—Te ves cansada

Probablemente sea la forma amable de Jimin de decir que Minjeong parece un desastre.

—Gracias —responde sarcásticamente mientras se desploma en el asiento. Es culpa de Jimin que no pudiera dormir, y le lanza a la mayor una mirada malévola.

—¿Qué? —Jimin pregunta inocentemente mientras comienza a retroceder por el camino de entrada de Minjeong.

Minjeong frunce el ceño aún más. El brazo de Jimin está envuelto alrededor del respaldo de su asiento mientras retrocede, como si fuera alguna especie de kdrama. —Muévete —se queja, empujando el brazo de Jimin.

—¿Por qué? —dice indignada. —¡Solo estoy retrocediendo!

—Estás invadiendo mi espacio

—¡Hago esto todos los días! —Es verdad. Jimin hace esto todos los días. Así que Minjeong no está segura de por qué el gesto la irrita tanto hoy.

—Como sea, —Minjeong reclina su asiento y cierra los ojos. —Voy a dormir. —Está cansada, ver a Jimin es agotador, y no quiere pensar en ello.

Minjeong está cerca de quedarse dormida cuando siente que Jimin pasa una mano suavemente por su flequillo. —Ojos en el camino. —murmura adormilada.

La risa suave de Jimin es lo último que escucha antes de que se duerma. Es molesto y odia cómo su reacción automática es sonreír en respuesta.

Su siesta es corta. Son 10 minutos a la escuela desde la casa de Minjeong, 15 en los días en que Jimin decide que la seguridad vial es importante.

—¡Minjeong, despierta!

Minjeong abre los ojos adormilada. Jimin está sobre ella, con la cara molesta e incómodamente cerca. No es culpa de Minjeong que sus ojos caigan a los labios de Jimin; están justo ahí.

Dios, Minjeong realmente no puede dejar de pensar en besar a Jimin. Bueno, no en ella besando a Jimin. Eso sería raro. No puede dejar de pensar en Jimin besándola. Principalmente por la apuesta. Nunca ha perdido una apuesta con Jimin.

El color de los labios de Jimin se ve diferente hoy. La chica mayor siempre está probando diferentes colores y tintes.

—Tinte de labios.

—¿Hm? —Jimin inclina la cabeza como si quisiera oír mejor. —¿Qué dijiste?

Minjeong se ruboriza. No pretendía decir eso en voz alta. Acaba de notar lo rosados que son los labios de Jimin hoy y lo dijo sin pensar. Sin embargo, puede salvar esto. Es Kim Minjeong.

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