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Minjeong se siente inquieta durante la cena. La comida es deliciosa, su mamá es una excelente cocinera, pero preferiría estar jugando con Jimin en lugar de escuchar a sus mamás lanzarse cumplidos sobre la comida. Devora su comida y espera impacientemente a que su mamá le diga que puede ir a su cuarto con Jimin.

Minjeong casi tiene una crisis cuando su mamá se levanta y dice, —Minjeong, ¿me ayudas con los platos, por favor?

Por suerte, la mamá de Jimin interviene. 

Está bien. Minjeong, ¿por qué no llevas a Jimin a tu cuarto? Yo ayudaré con los platos, es lo menos que puedo hacer.

Minjeong es madura y muy educada, así que espera a que su mamá asienta antes de salir corriendo a su cuarto, con Jimin siguiéndola de cerca. Una vez adentro, Minjeong cierra la puerta y se da la vuelta para mirar a Jimin.

Han pasado un par de semanas desde que comenzó la escuela y desde la última vez que pasaron tiempo juntas, aparte de algunas conversaciones cortas. A pesar de haber estado emocionada por ver a Jimin, Minjeong se desanima al darse cuenta de que el ambiente es incómodo. 

—¿Cómo... cómo has estado?

—Um, he estado bien. La escuela me tiene un poco ocupada, pero...

Minjeong no puede evitar fruncir el ceño al mencionar la escuela. La mirada herida de Jimin hace que Minjeong se arrepienta, pero solo por un segundo.

¿Qué pasa? pregunta Jimin, nerviosa.

—Nada,  —responde Minjeong, con tono malhumorado, mientras se dirige a su cama.

Coge el libro que ha estado leyendo últimamente y finge retomar la lectura donde la dejó. No puede concentrarse en las palabras, en realidad. Está tan enojada que, finalmente, Jimin está pasando tiempo con ella, pero solo porque su mamá la obligó, y lo primero que menciona es la estúpida escuela.

—¿Estás enojada conmigo? —pregunta Jimin, acercándose a Minjeong con nerviosismo.

—No, para nada. —Minjeong dice con frialdad, sin levantar la vista. No planea mirar hacia arriba, Jimin se merece esto por haberla dejado de lado, pero entonces escucha a Jimin sollozar. Levanta la cabeza de golpe.

Jimin está llorando.

—Lo siento, —solloza la chica mayor, con lágrimas cayendo al suelo. —Tú me odias, ¿verdad?

Minjeong se levanta apresurada, olvidando su libro y el acto infantil. 

—¡No, no te odio!

—Mientes—llora Jimin. —De seguro estás contenta de que yo esté en la secundaria y tú puedas estar en la primaria sin mí.

—¿Qué? —responde sorprendida. —¡Eres tú quien está disfrutando la secundaria mientras yo estoy atrapada en la primaria!

—¿Eh? —dice Jimin, confundida.

—¡Deja de llorar! —dice Minjeong, alcanzando la caja de pañuelos y entregándosela a Jimin. —Suénate.

Jimin toma un pañuelo y se suena la nariz obedientemente, tal como Minjeong le indica. Minjeong la guía con suavidad hasta sentarla en la cama y luego abraza a su mejor amiga con fuerza. 

—Perdón por haberte hecho llorar.

Jimin empieza a llorar de nuevo. —¡No, yo lo siento! Realmente quería jugar contigo la semana pasada, pero mi mamá dijo que no podía porque tenía una clase de piano al día siguiente. Te prometo que no fue porque no quisiera.

wanna bet?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora