Aquella mañana se sentía muy extraña, no era como otras en dónde simplemente acurrucaba mis pensamientos.
Esta tenía un aire de tristeza mezclado con emoción, ansiedad y tal vez por allí vagaba el miedo.
Asomado en la ventana de mi casa, con mi jeans negro, mi camisa Nike negra y mi suéter blanco grueso, apoyaba mis codos de la reja que evitaba mirar de manera más afincada en la ventana, puesto que aquel protector de ventana era diseñado a prueba de niños.
Pero me di cuenta de algo, y es que en todo ese tiempo que estuve allí, no pasó por mi mente ningún recuerdo, ningún beyabu de las personas que estaba dejando muy a tras ese día, lo único que tenía en mi mente eran expectativas y visiones de lo que me podía pasar en Mérida.
Aquel viaje me emocionaba tanto porque iba a ser mi primera vez conociendo un lugar como a mí me gusta realmente, ¿Realmente me iba a gustar? Pues debía descubrirlo.
Mis maletas estaban echas, yo estaba listo, mi viaje al aeropuerto con el tráfico actual era de aproximadamente una hora, eran las cuatro de la mañana y la emoción no me dejaba dormir.
Mi mamá debía trabajar ese día, pero reservó la mañana para despedirme en el terminal nacional del aeropuerto de maiquetia, ella también estaba muy emocionada por el viaje pero a la vez muy melancólica, iba ser la primera vez que viajaba tan lejos sin ella.
Suena muy egoísta pero en ningún momento me pasó por la mente ninguna de las personas que estaba dejando a tras, ni Danny, ni Anthony, ni Miguel, ni Josué, ni anjelyna, ni Carmen, solamente pensaba en la experiencia de aquel viaje, en lo que esperaba vivir esos días de emoción en Mérida.
A las 5 de la mañana emprendí la salida con mi mamá hacia el terminal nacional del aeropuerto de maiquetia, pero en el camino pude sentir esa extraña energía de desprendimiento, esa extraña melancolía saliendo desde mi mamá, la cual aún no podía aceptarlo.
Quería abrazarla, decirle que todo iba a estar bien, que no me iba a pasar nada, que me cuidaría tal y como ella me había enseñado, Pero ambos eramos muy poco expresivos.
Al llegar al aeropuerto ubicamos la zona, precisamente por el lugar donde estaba la samba, en se lugar estaban despidiendo a los jóvenes que como yo, habían sido premiados por el mérito académico, por el mejor promedio.
Me registré, saqué mi boleto, y entonces emprendí camino una vez mas hacia la sala de abordaje, con mucha tristeza si, porque no esperaba dejar la guaira, y aunque no era para siempre, aún me dolía un poco dejar a mi familia muy a tras ese día.
Mientras hacia la fila para ingresar a la sala de abordaje mi mamá me grababa en la puerta, hasta que se dió cuenta de que los padres no estaban pasando junto con nosotros, nada facil para ella, y su lagrima lo expresó.
—¿Ya no los vamos a ver más?—expresó mientras que yo entraba a la sala de espera y ella se quedaba allí.
Si, giré, me volví hacia ella y la misma lágrima que ella tenía se la entregué yo, porque jamás y nunca esperaba tener que despedirme tan brevemente pero de manera tan sentimental.
Tal vez hubiera querido despedirme de ellos, de ellas, de quienes me importaban y a quienes quería, tal vez hubiera querido abraza a Anthony, tal vez hubiera querido ver a Miguel y Danny, darle un abrazo a anjelyna y pedirle consejos a Josué ya que después de todo Mérida era su ciudad natal.
Hicimos otra fila en la sala de espera para que nos entregarán entonces un lunch el cual tenía un pequeño sándwich, una galleta, un jugo y un caramelo, eso junto con un suéter de color negro que tenía el logo del programa de intercambio Estudiantil y dos camisas con una gorra.
De un momento a otro, los representantes entraron, nos vieron allí, sentados, esperando para salir, mientras disfrutábamos nuestros lunch.
Y llegó el hombre que nos iba a despedir ese día.
José Alejandro Teran gobernador del estado la guaira.
Debo reconocer que siempre lo admiré mucho, un joven, no más de 40 años siendo gobernador de un estado, y no solo por eso, si no por lo muy carismático, humilde y bueno que es.
Por esos y muchos motivos más, lo admiro, a él, y vino con su esposa, quien siempre me transmite calma, amor, ternura.
—bueno muchachas, muchachos, hoy es un día muy importante para ustedes, para mí y para sus padres que están hoy aquí acompañándolos, hoy son premiados por ese mérito, ese esfuerzo que han echo durante todo este tiempo, en lo académico, cultural, deportivo, en lo científico, han demostrado ser extraordinarios. Hoy aquí en este espacio, les quiero desear el mejor de los deseos, que se cuiden mucho, que sean muy responsables, y que van a estar acompañados está vez por mamá María, que los va cuidar, y va estar pendiente de ustedes en todo momento. Les deseo muchas bendiciones, y que se me cuiden mucho y dios los acompañe a su destino y de regreso.
Las palabras del gobernador tocaron mi corazón en ese momento, íbamos a encaminarnos solos, con un grupo de responsables que iban a estar pendientes de cuidarse ellos y no cuidarnos nosotros.
Entre ese grupo, el profesor Omar, la profesora Karen, la profesora Iris, la profesora Mariem, un pastor de la iglesia de la guaira, dos doctoras y un camarógrafo.
Al ritmo de la samba, nos pusimos de pie, y nos conducieron a todos a la sala de espera del aeropuerto Simón Bolívar de maiquetia para aguardar el abordaje de nuestro avión.
Durante toda la espera estuve hablando con Ronald, con quién conversaba acerca de nuestro liceo y de lo que esperábamos en Mérida.
Pero en nuestra conversación se sumaron dos chicos nuevos, uno de nombre Alexander y otro de nombre jean.
—chamo en el pasaje dice que salimos a las 9 y ya son las 10—dijo Alexander
Si, era muy cierto, habíamos llegado a las 6 de la mañana al aeropuerto pero ya eran casi las 11 y aún no salía nuestro vuelo.
Debatir sobre lo retrasados que íbamos nos ayudaba a reírnos un poco de la graciosa situación en la que estábamos.
—mis hijos vamos a ir subiendo al avión — la voz del profesor Omar nos hizo reaccionar.
En ese momento que estábamos abordando me di cuenta del atractivo que tenía Ronald, de lo bien que se veía. No me estaba enamorando para nada, solo me gustaba ese atractivo físico, un atractivo que muy pronto se convertiría en mi desgracia.
—tu asiento es en F2 con ventana—dijo una de las sobrecarga de la avión.
Era un avión un poco viejo me pude dar cuenta, el aire acondicionado estaba fallando, las ventanas estaban muy rayadas, los asientos algunos muy desgastados.
Era mi segunda vez en avión, pero la más aterradora, ya que la primera había sido a mis 5 años y muy poco recordaba.
Ronald estaba sentado detrás de mi, aún no convivía con nadie, y de pronto sas, se sentó una chica a mi lado, de nombre yerlis.
Había llegado el momento de partir, solo había pasado un pequeño tiempo de 6 minutos desde que terminó de abordar el último estudiante en el avión y ya estábamos casi listos para volar.
—bienvenidos a su vuelo, gracias por elegir viajar con avior Venezuela — decía la voz del avión — recuerde que debe permanecer con el cinturón de seguridad abrochado en todo momento, si presenta alguna incomodidad se puede comunicar con el personal certificado que estará al pendiente de su solicitud, nuestro vuelo tendrá una duración de 40 minutos, volaremos a mas de 30 mil pies de altura, nuesro detino será el aeropuerto Juan Pablo Pérez Alfonso de la ciudad del vigia, disfrute su vuelo.
Era imposible no sentir nervios en ese momento, y los nervios aunque me inquietaba bastante, evitaban que otros sentimientos entrarán en mi, en mis pensamientos, en mi mente.
Desde que había salido de mi casa en ningún momento pasaron por mi mente las personas que dejaba a tras, a ninguna le había dicho que día me iba, a ninguna le había dicho si ya estaba en el aeropuerto.
Y esa mañana cuando subí mi estado con una foto en el pasillo del aeropuerto Simón Bolívar de maiquetia muchos estaban respondiendo mi estado, pero yo no me percaté si no hasta que ya el suelo que pisaba no pertenecía a la guaira.
El despegue del avión nos llenó a todos de emotividad, todos grabamos ese momento en el que el avión se desprendía del suelo de la pista y atravesaba nubes, cruzaba los cielos de Venezuela y aunque muchos de nuestros padres estaban asustados, nosotros estábamos emocionados.
— bienvenidos y bienvenidas al aeropuerto internacional Juan Pablo Pérez Alfonso de la ciudad del vigia, estado Mérida.
El aterrizaje fue bastante brusco para lo que esperábamos nosotros.
Al salir del avión me percaté de unas cuantas cosas de ese lugar.
1: a diferencia del aeropuerto de maiquetia que abordaban el avión pasando por un pasillo como lo describen en las películas, en Mérida debíamos bajar unas escaleras que conectaban el avión con la pista de rodaje, y es que al ser un aeropuerto no tan grande pues no contaba con lujos y privilegios como el de la guaira.
2: era un aeropuerto muy pequeño, muy pequeño para ser internacional, pero muy bonito en su exterior e interior.
3: algo que para mí era insólito ¡Hacia calor!
Si, no en toda Mérida había frío como creíamos, solamente una parte de ella que es donde estaban los páramos, del resto mantenía el clima natural de Venezuela, un clima tropical entre fresco y caluroso que te abrazaba y quemaba a la vez.
Al bajar del avión el sonido de los tambores se hizo sentir en todos y cada uno de nosotros, ese tambor costeño que nos recibió era maravilloso, alegre, y muy caluroso.
Nos regalaron un bolso de bienvenida, el cual tenía una franela, una gorra y un termo que nos serviría para nuestra bebida en todo el viaje.
Todos sacamos el termo, y lo analizamos.
—mira, Teran no nos regaló uno de estos —dijo ronald de manera jocosa
— Teran nos tenía que dar una camisa que dijera la guaira más cerca — añadió jean con mucho humor
—muchachos buenos días — dijo un hombre, no tan alto, un poco relleno, con un gran suéter que decía somos Mérida, sin duda, ese era el gobernador de Mérida — me llamo jheyson Guzmán gobernador del estado Bolivariano de Mérida, para mi es un orgullo recibirlos a ustedes, que ahora son Como mis segundos hijos, Teran y yo cuando éramos muy chamos soñamos una vez con que los estudiantes de nuestros estados pudieran intercambiar experiencias de manera turística, con vacaciones y muy divertida sobre nuestros estados, lo soñamos y aquí están ustedes hoy, visitando una ciudad histórica, la ciudad de los caballeros, ustedes salieron de la guaira con un grito de guerra que es de la guaira, para Mérida, y hoy para mi es un orgullo recibirlos a todos ustedes y darles la más cordial bienvenida a esta que también es su casa.
Las palabras de jheyson Guzmán me llenaron de mucha alegría para admitir lo que nos esperaba.
Lo que seguía era recibir una arepa y llenar nuestros termos con Pepsi.
Íbamos a abordar los autobuses que nos esperaban en la entrada del aeropuerto.
4 autobuses, 2 rojos grandes, 1 rojo pequeño y un autobús básico.
Ronald, jean y yo subimos a uno de los rojos grandes, el bus número 2, el cual estaría conformado por la brigada de la azulita y la musuy, con los recreadores Tabatha y Jesús.
Los recreadores merideños no eran como los guaireños, jóvenes y llenos de vida, estos eran ya un poco mayores, con entre 25 a 35 años.
En ese bus pronto me daría cuenta de que iba también Luis Villegas, un amigo de la OBE que no es tan amigo ya que su propia personalidad me caía muy mal.
Estudiantes de la María Montessori de caraballeda y otros del talento deportivo Douglas Cardozo de Carlos Soublette.
Comimos en el autobús y la siguiente parada sería el parque zoológico chorros de milla en el municipio libertador de la ciudad de Mérida.
Lo que nos quedaba era camino por delante, camino de una hora aproximadamente.
Con Ronald a mi lado me sentía un poco extraño, aquellos que son bisexuales como yo saben que cuando un chico con un gran fisico se sienta o se para al lado de utedes, automáticamente comienzan a desear muchas cosas.
Tal vez yo me imaginaba a Ronald como me imaginaba a uno de mis creadores de contenido favorito que se llama Apolo.
Quizás en las 69 o yo no sé cuántas posiciones sexuales existen (lo que si se es que me imaginaba inventando nuevas)
Si, iba a ser un largo camino, sin mucha señal en los teléfonos pero grabando los paisajes que se nos presentaban, grabando esos momentos memorables para nosotros.
Si, para nosotros todo era muy nuevo, pero muy especial, porque sabíamos que extrañamente íbamos a vivir otro momento como ese.
Tal vez, yo deseaba vivirlo junto a quienes realmente me habían acompañado en el camino.
Me preguntaba que pasaría si estuvieran ellos allí.
Lo más probable es que Anthony dijera que era yo el que me alejaba de ellos en el viaje (simplemente era que no sabía cómo encajar en las conversaciones de ellos, las cuales hablaban de cosas que yo no entendía, reían juntos pero no me sentía parte de esas risas), tal vez Danny hiciera amigos en otros equipos, y se viera muy neutral entre haya y acá, Miguel tal vez solo hubiera tenido su cara de perdido de costumbre y riéndose con todo lo que veía en el camino.
Tal vez no puedo descifrar lo que pudo haber pasado con ellos allí, pero lo que si se, es que a pesar de todo, aún los extrañaba.
Aún deseaba verlos, al menos un minuto más.
ESTÁS LEYENDO
¿Nos conocimos?
Novela JuvenilHa pasado un tiempo, la historia a tomado un rumbo diferente, los amigos que creias estarian toda la vida han comenzado a distanciarse por responsabilidades que no esperabas, los extraños que comenzaron siendo continuan siendo eso, unos extraños. ¿Q...