Kara Markov es la última descendiente de la legendaria dinastía Markov que ha reinado por generaciones a Eldia. Ella deberá prepararse para gobernar y tratar de encontrar el equilibrio entre las exigencias de su nación y el corazón.
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La noche se había asentado sobre Eldia, y el campamento, iluminado por las titilantes llamas de las antorchas, parecía un remanso de calma después de la tormenta. Las sombras largas y danzantes proyectadas en las tiendas de campaña apenas ocultaban la tensión que palpaba en el aire. Kara, Levi, Erwin, y los demás se encontraban en una tienda central, donde los mapas extendidos sobre la mesa representaban el futuro de su campaña.
Levi, con su característico semblante severo y su postura desafiante, observaba a Kara con una intensidad calculadora.
—¿Por qué salvaste a ese niño? ¿Qué valor puede tener un niño de diez años en nuestra lucha por el trono?
Su voz era fría y cortante, cada palabra cargada con escepticismo.
Kara se mantuvo firme, sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y tristeza. Sabía que la verdad detrás de su decisión era vital para el éxito de su misión.
—Hay algo que nunca he compartido fuera del convento —, comenzó con una voz que transmitía una profunda seriedad —Una historia que me fue transmitida por las monjas que me cuidaron desde mi infancia.
Erwin, que había estado revisando los documentos en la mesa, levantó la vista. La atmósfera en la tienda se cargó de expectación. Kara continuó, su tono marcando el peso de lo que estaba a punto de revelar.
—En nuestra familia, existe una antigua leyenda, —dijo Kara, —una historia que ha sido contada de generación en generación. Se dice que en medio de la tempestad, un niño de cabello castaño y ojos esmeralda surgirá. Este niño poseerá el poder del Titán Fundador y el Titán de Ataque, y será crucial para restaurar el equilibrio en el mundo.
Levi arqueó una ceja, su rostro mostraba escepticismo.
—¿Una leyenda antigua? ¿Y cómo se supone que eso puede ser relevante ahora?
Kara asintió lentamente, sabiendo que la explicación no sería fácil de aceptar.
—Cuando vi a Eren, supe que él era el niño de la profecía. La descripción encaja demasiado bien, y las circunstancias actuales encajan con la 'tempestad' que la leyenda menciona.
Erwin, que había estado observando en silencio, intervino.
—Entonces, ¿qué estás sugiriendo? ¿Que este niño es la clave para ganar la guerra?
Kara tomó una respiración profunda.
—Sí. Pero más allá de su valor potencial, quiero pedirles algo más. Cuando esta guerra termine y recuperemos el trono, me gustaría que Eren sea entrenado en el Cuerpo de Exploración bajo el mando de ustedes. Él debe crecer con las habilidades y la disciplina necesarias para convertirse en un buen hombre. Les pido que lo cuiden y le enseñen todo lo que puedan, es lo menos que puedo hacer por él.
