"Todos tienen una historia para contar y hay infinitas posibilidades en una sola vida".
Compendio de historias cortas en escenarios diferentes acerca de esta dupla. Con esto no se pretende ofender o asumir acerca de alguien, simplemente es contenido...
Apuesta/apostar: Dicho de una persona- Pactar con otra u otras que aquel que se equivoque o no tenga razón, perderá la cantidad de dinero que se determine o cualquier otra cosa. Usado también como pronominal.
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¿Debía decirle que si al muchacho que acababa de conocer apenas hace un momento?
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Spreen vive con lo necesario junto a sus padres. Tienen un buen puesto de herrería en el pueblo y son conocidos por esos dotes, durante esos tiempos era un trabajo muy útil, casi a todas horas recibían encargos para reparar herramientas, armas e inclusive cubiertos. Por favor a su padre Rubius, también aprendió todo lo relacionado con el emprendimiento familiar, que al parecer había sido una herencia generosa por parte de un tatarabuelo de quien no conocía mucho, salvo por ese dato único.
Curioso, no le gustaba para nada dedicarse a manipular el metal. Y aún más lo era el hecho de que Spreen tenía un talento nato para aquella actividad; aunque, en general mostraba tener habilidad para hacer casi de todo.
Y desde luego que había una cosa que lo cautivó completamente: las armas. Por qué en el minuto uno en el que había hecho contacto con una de esas hachas y espadas de hierro pesado, Spreen se dió cuenta de que había encontrado su oro plateado. Sus padres no lo aprobaron, Vegeta consideraba que era muy peligroso para su "bebé" de más de diecinueve años y Rubius se mantenía a raya con lo que eligiera su pareja. Un fiasco, su vástago por supuesto no se iba a alejar de su nueva pasión descubierta, entonces a escondidas iba noche tras noche a entrenar en el bosque cerca del pueblo.
Sorprendentemente su esfuerzo rindió frutos, su alma decidida convinados con el talento natural del muchacho en cualquier actividad fué la fórmula para crear al mejor caballero de todos. Aunque nunca haya peleado con nadie, pero se mostraba confiado. Tan confiado que ese día simplemente no pudo resistirse.
—¡Levántate pelotudo!
—Déjame en paz, joder.
El pelinegro ya harto toma las mantas de la cama de su "madre" jalando con fuerza. Lo que provoca que el atacado salga disparado hacía el suelo por la fuerza empleada.
