El pequeño alfa pt. II

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— Un dos tres, un dos tres — ordenaba en voz alta — Bien, sigan el ritmo, el ritmo.

El omega se paseaba de un lado a otro dentro del salón de cristales.

Todos se lucían, en especial uno. Un cachorro de alfa.

Kim Taeyang.

De entre todos, él era el mejor.

La pasión que ponía en sus pasos de baile era sin duda increíbles, y eso todos lo sabían.

— Bien. Cinco minutos de descanso — el omega paró la música en el reproductor y los chicos pararon.

Taeyang tomó una toalla de sus cosas y secó su cara y cuello; tomó una botella de agua y empezó a beber rápido.

— Tae-Tae — llamó un chico — Hoy estuviste genial como siempre.

Taeyang giró los ojos hacia abajo para verle. Era un pequeño omega.

— Gracias — dejó de tomar de la botella, y con su brazo secó el agua que escurría por su mandíbula.

— Los chicos al terminar el ensayo iremos a una cafetería a tomar el brunch, ¿Te interesa?

— Claro, sí. Solo debo avisar a mis padres.

— De acuerdo.

El alfa dio un vistazo rápido a su teléfono y luego lo guardó cuando el instructor dio la señal que debían de volver a sus posiciones para seguir ensayando.



Al terminar el ensayo, todos corrieron a los vestidores a asearse.

Taeyang se quitó las mallas de tela negra, seguido de sus zapatos de tela y los protectores que usaba para proteger sus dedos. Los tenía bastantes moreteados y magullados.

El ballet y danza contemporánea no era un arte fácil; requería de mucho esfuerzo y disciplina.

Debajo del manto de agua, Taeyang se quedó pensado algunas cosas.
Haciendo notas mentales, que cosas debía comprar para su casa, sacar la basura al llegar, ensayar un poco antes de dormir...


Algunos chicos que son compañeros del alfa fueron juntos a pie hasta una parada de autobuses para esperar alguno que los llevara al centro de la ciudad, donde hay más variedad de lugares.

Los chicos hablaban animadamente, reían, bromeaban, todos eran muy buenos amigos.

Al escoger un lugar, entraron y era demasiado bonito. Muy bien iluminado y la música de fondo era agradable. Algunos hasta bailaban y se pavoneaban porque hoy había sido un buen día; se encontraban demasiado felices porque el ensayo fue incluso mejor que el día anterior y el instructor les dejo irse una hora antes de lo previsto.

Los cachorros de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora