III

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Ubicados en la zona sureste, muy cerca del torrente principal que atravesaba el bosque, entre el reino Sol y el reino Luna, había un clan muy pequeño que se destacaba por estar en una zona montañosa que era cercana a la tierra de los dragones y siendo los más allegados a estas criaturas. En una de sus montañas abundaban las gemas rubíes y amatistas que tenían una energía capaz de hacer a la tierra lo bastante fuerte, pero al mismo tiempo manteniendo su fertilidad.

Este clan "menor" era el clan Bakugo, un clan simple y bastante humilde a consideración del resto de los reinos; la mayoría de sus miembros eran cazadores, agricultores, ganaderos, algunos eran artesanos en el uso de pieles, huesos y tallado en madera, además de elaborar carnes secas.

Gracias a la fertilidad de sus tierras, eran los principales proveedores de alimentos y semillas a reinos y clanes, pero también tenían algo más a su favor: los dragones. Gracias a ellos podían llegar a los clanes al otro lado del bosque y ofrecerles sus productos, pero además, ellos les ayudaron a construir un enorme castillo dentro de una montaña, la más grande que hay en su territorio, ese castillo serviría de refugio para los tiempos de lluvia o la temporada de invierno y sus fuertes nevadas, pero no solamente sería para el propio clan y los dragones, sino también a los clanes aledaños y personas que iban de paso que necesitaban un lugar donde quedarse o algún otro tipo de ayuda, por eso siempre mantendría sus puertas "abiertas" para todos.

El clan Bakugo era bastante reconocido por los demás por la amabilidad y hospitalidad que siempre ofrecían a pesar de tener una condición menor a la del resto. En el transcurso de la fundación de los reinos, el clan siempre estuvo presente de alguna manera en ellos; ayudaron al reino sol a llevar sobre los lomos de los dragones todos los cristales necesarios que iluminarían su castillo; ayudaron al joven alquimista con algunas gemas de sus tierras para que pudiera seguir experimentando (también ha hecho lo mismo con el clan Akatani, incluso ahora), dándole también algunas escamas, garras y colmillos de dragón para su objetivo; llevaron al reino ágata distintos metales que encontraron en sus montañas para pudieran conocer sus propiedades y trabajar con ellos, siendo una cosa más que aportaban a este reino además de los alimentos, y ayudaron a encender sus enormes fraguas con la ayuda del fuego de los dragones.

Los líderes de este clan eran conocidos por ser muy atentos, considerados generosos, de un buen corazón y valentía que les hizo ganarse el respeto de los clanes y la lealtad de los dragones que les inspiraron a unirse a ellos y conformar un solo reino, el REINO AMATISTA. El nombre era referente a la enorme gema que se encontraba en el centro del castillo y le daba su fuerza y su estabilidad, como era de color rojo, también se hizo su color distintivo, pero también por otro motivo más.

Hablando de dragones, el clan Bakugo no siempre empatizó con ellos de manera tan fácil como ahora, al principio los dragones se mostraban recelosos y hasta violentos cuando los primeros miembros del clan se acercaron a sus tierras por temor a que estos pudieran hacerle daño a ellos o a sus crías. Solo uno de ellos tuvo la curiosidad suficiente para acercarse y conocer mejor a los "intrusos", llevándolos a conocer las tierras fértiles que después se convirtieron en el territorio del clan y que tenían una parte donde el río principal desembocaba en una serie de cascadas que permitía crear una presa lo suficientemente amplia para abastecer a varios cultivos de diversos tipos y que aún hoy prevalecen.

Este dragón les ayudó a que el resto de su especie pudiera acercarse a ellos y, con sus virtudes y buena voluntad, terminar de ganarse su favor, ayudándoles a construir su castillo y sirviendo como medio de transporte y de carga para tareas que no eran sencillas ni con los dones. Tanta era la confianza que los dragones tenían en los miembros del clan que comenzaron a elegir a algunos de ellos para hacer un lazo especial en el que el dragón le ofrecía una gota de su sangre al humano que quería como "compañero", este debía beber la para enlazarse de una manera en que podían compartir sentimientos y sensaciones, por ejemplo, si un dragón era herido, su compañero podía sentirlo en carne propia, pasando de la misma forma de compañero a dragón, este lazo que humano y dragón compartían hacía que se cuidaran y protegieran mutuamente.

Pero como es bien sabido por todos, el tiempo puede volverse un cruel enemigo en algunos casos y ese dragón precursor de la relación entre su especie y el clan no fue la excepción, cuando cumplió los 500 años, el final de su vida llegó, sin embargo, a pesar de su edad, pudo lograr ver al clan volverse en un próspero reino y formar parte de la coronación de sus reyes, la familia Bakugo. Como tenía en alta estima a la familia real, en sus últimos momentos de vida pidió que, como última voluntad, toda su piel fuera usada para hacer capas que usaran los reyes y príncipes que tuviera la familia a lo largo de los años, sirviendo así como protección ante el clima y también una confiable armadura, pues es bien sabido que, aún sin las escamas, la piel del dragón es indestructible salvo por una cosa: la obsidiana, una piedra volcánica tan afilada que es lo único que puede dañarlos, esto se volvió un secreto que solo la familia real y los viejos miembros del clan conocían y que se llevaron cada uno a la tumba.

Con permiso de los dragones, los reyes cumplieron su último deseo usando una obsidiana para cortar su piel, pero además de eso, la familia quiso tener más presente a tan noble y cariñoso animal que tomaron sus colmillos, garras, cuernos y escamas para hacer collares que solamente ellos usarían en vez de una corona, que pasarían de generación en generación a lo largo de los años, igual que las capas, las cuales fueron elaboradas con ayuda de un alquimista que solía vivir en el reino luna y pudo reproducir la misma solución que hizo el primero de ellos para que las capas se conservaran para siempre. También tomaron su cráneo para colocarlo en el techo de la habitación que se volvió la sala del consejo, a modo de que su mirada se mantuviera siempre fija sobre la mesa, como si aún estuviera cuidando de todos desde el más allá.

Lo que quedó de sus restos fueron llevados a uno de los puntos más altos del castillo convertido en un mausoleo especialmente para él, justo donde al dragón de avanzada edad le gustaba posarse para ver todo lo que abarcaba el territorio del reino y parte del bosque, admirando su belleza y disfrutando de la compañía de los jóvenes de su especie y humanos que solían buscarlo para disfrutar de su compañía; ahora sus restos descansarían eternamente en ese lugar y nunca más serían molestados por nadie del reino. Al final de todo, el reino amatista sumó a sus distintivos a este dragón como su emblema y así se dio a conocer ante los demás reinos y clanes que seguían viviendo de forma independiente.

El reino siempre dio mucho de qué hablar, no solamente por no desear usar corona, sino porque a pesar de tener un título ellos seguían trabajando la tierra y los animales, sin descuidar sus deberes como nobles, y tratándose como iguales entre su gente. Por eso se ganaron el apodo despectivo de "reyes campesinos" por algunos nobles de los otros reinos que consideraban "indigno" que un rey se comportara de esa manera, sin embargo, ellos lo tomaban con humor y no dejaban de estar orgullosos por su manera de ser y de cuidar se su reino, pues consideraban que esa era la mejor manera de ayudar a su gente y saber lo que realmente necesitaba

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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LOS SALVAREMOS JUNTOS [Fanfic GogoYami /KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora