Aún mas colgada de mi vecina

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La luz de la luna era lo único que nos alumbraba con su espectro azul, teñido por la noche. No podía creer que ella estuviera ahí y yo, con una estúpida camiseta de cv "I wish u were gay" como la canción de Billie. ¿Es que a quién se le ocurre?

-Bien ¿y qué se supone que te debo?- me hice la desentendida solo para ver su respuesta.

-Deseo concedido, linda camiseta- sonrió al leer el letrero y yo quería morirme- Que lástima que vengo con deseos de quitártela. También es una lástima que no recuerdes lo que me querías hacer de rodillas, pero realmente no importa, puedo hacer otras cosas por ti.

Mis mejillas se encendieron cuando escuché sus palabras, sí me puse de rodillas, pero ella me miraba suplicante así que no podía realmente andarse con mucho egocentrismo.

-Oh, sí que recuerdo esa mirada de deseo... tan excitada, estabas súper húmeda- le sonrío acercándome a ella lentamente. Me mira con cara de quien se esperaba que me quedara quieta en mi lugar y no dijera ni media palabra, que equivocada estaba- ¿Tan desesperada estabas porque terminara lo que empecé?

Iba a decir algo pero la empujé para que cayera a la cama rezando porque no terminara accidentada. Fui gateando sobre su cuerpo, esos ojos verdes quemaban completamente, me veían como jamás nadie lo había hecho, como si estuviera viéndome completamente desnuda.

Comencé a besarla, incluso con más deseos que hace unas horas. Tratando de ignorar el hecho de que me iba a ser imposible olvidar esta nueva sensación.

Metí mi lengua en su boca para luego sentir como agarraba mi trasero y lo apretaba para pegarme aún más contra ella.

Ni podía creer que la noche anterior estaba pensando en ella mientras me tocaba y la siguiente, la tenía encima de esta misma cama.

Bajé dejando besos en su cuello, chupetones, mordidas, me gustaba su sabor, sus jadeos, como se agitaba su cuerpo bajo el mío.

Quería hacer que gimiera para mí, tenía que sobresalir entre tantas mujeres que han hecho esto con ella, porque sí, yo estaba consiente de que habían sido muchas y que la mayoría parecían mucho más experimentadas, pero tenía una gran ventaja sobre todas, ninguna la deseaba como lo había hecho yo durante tantos años.

De un solo tirón me deshice del vestido entero, chocando, para mi sorpresa, con que no traía sujetador bajo este. Sentí como se me hizo la boca agua mientras miraba aquella obra de los dioses, era su cuerpo más que perfecto. Ningún mortal era capaz de imaginarlo, ni siquiera yo en mis miles de delirios hormonales.

-¿Vas a mirarlas toda la noche o vas a hacer algo con ellas? - su tono burlón no me convencía del todo pero de todas formas iba a hacer que se callara en unos pocos instantes.

-Sé que estás desesperada pero no puedes andar por la vida con tantas prisas- entonces comencé a juguetear con sus pechos como quien no quiere la cosa, sin despegar mi mirada de la suya, quería ver que se atreviera a contradecirme.

-Como sea, Hódar hazlo ya- automáticamente vino a mi cabeza la imagen de mí misma, unas horas antes, pidiéndole que me follara.

Bajé besando sus pechos desnudos y comencé a chupar uno de ellos, me esmeré como si de eso dependiera mi vida, quería que se hiciera una idea de lo que era tener mi lengua en ella, la de cosas que podía hacerle, tenía toda la intención de que ella se hiciera tantas ideas como yo sobre aquel sillón mientras ella se paseaba sobre mi cuerpo.

Parece que tuve resultados, sus ojos se oscurecieron y entrecerraron pero no lo suficiente para romper el contrato no escrito que tenían con los míos.

Si que estaba agitada, bastante de hecho. Desde segundos después de entrar por la ventana parecía haberse iniciado en ella el cambio de temperatura, entonces creí que no valía la pena torturarla demasiado, tras terminar un rápido recorrido por su otro pecho bajé trazando una línea justo en medio de su tonificado abdomen poblándolo de todo tipo de atenciones.

She love control - Kivi One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora