Capítulo 3: Kaya

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El día de hoy había sido agotador.

La última semana había pasado por cinco exámenes y dos entregas de proyectos, con lo último de mis fuerzas había llegado a casa luego de un eterno viaje a la montaña. Mis ojos se estaban cerrando cuando de pronto una fuerte luz azul ilumino todo mi cuarto y seguramente la casa. Enseguida me senté en la cama empujando las sábanas lejos, apenas había puesto un pie en el piso cuando un fuerte estruendo sacudió la casa.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente con miedo, ¿Qué había sido eso? Probablemente no era lo más razonable, pero se vistió para salir a investigar. No quería pensar en las posibilidades de lo que había pasado, hace algunas semanas en una montaña vecina había caído un helicóptero y dos personas habían muerto. Esperaba con todas sus ansias, que esta vez no fuera el caso. Pero si lo era... necesitarían ayuda. No podía quedarse sin hacer nada.

Salió de la casa, y un fuerte viento le sacudió el cabello, no había pensado en amarrarlo. Tomo la linterna que siempre colgaba a lado de su puerta, y partió en la dirección que creyó ver la luz. Las hojas de los árboles crujían bajo sus pies y el silencio gobernaba la noche.

No podía mentir y decir que no tenia miedo de salir a oscuras en el bosque. Ya habían pasado varios años desde que comenzó a vivir sola en la montaña, pero jamás se había acostumbrado a la soledad. Le encantaba la naturaleza, pero irónicamente su propia naturaleza era miedosa.

Siguió avanzando por el sendero y cuando pensó que no lograría encontrar nada, vislumbro luces rojas parpadeando a un par de metros. El aire parecía más espeso y con una extraña sensación en el estómago, se acercó lentamente, hasta detenerse de forma abrupta. Algunos árboles estaban caídos, pero no podían hacer nada por ocultar la enorme nave en el centro, que parpadeaba furiosamente desde adentro.

Kaya se quedo congelada en el lugar. Casi no podía creer lo que estaba viendo, esta nave definitivamente no era de la tierra. Nunca había visto algo así antes. La nave tenía forma de una capsula ovalada y era de un absorbente color opal. Comenzó a acercarse lentamente, mientras el viento comenzaba a azotar las ramas de los árboles.

Sentía en partes iguales de miedo y curiosidad.

La nave comenzó a estremecerse, y las luces rojas que parpadeaban de pronto se detuvieron. No entendía por qué, pero de pronto sintió la urgencia de averiguar que o quien estaba dentro. Presiono ambas manos sobre la superficie de la nave, en busca de alguna superficie desigual, una puerta, algo.

Después de lo que pareció ser un largo minuto en el que la lluvia comenzó a caer, encontró una pequeña placa que sobresalía como un botón. La presiono dudosa, y salto sorprendida cuando realmente la nave comenzó a abrirse. Una abertura se creo en la nave, en donde la superficie había sido lisa sin ningún remache, ahora se estaba desprendiendo una puerta.

Se quedo sin respiración cuando la nave revelo la enorme figura en su interior. Parecía una chica, parecía. Pero definitivamente no era humana. Se acerco lentamente, viendo el largo cabello lavanda que tapaba el rostro de la mujer, parecía una mujer, pero era mucho más alta que el promedio. Su cabello tenia un color poco natural, al igual que su piel, que parecía casi translucida de lo pálida que era. Pero lo que llamo su atención e hizo que su corazón se apretara, era la sangre muy roja en su pierna.

Me daba cuenta de que esta mujer no era humana, probablemente media cerca de los dos metros, pero sangraba igual que cualquier persona. Un gemido salió de ella mientras comenzaba a removerse, y se acerco casi de manera automática a ella.

—Shu... tranquila, voy a ayudarte. –Quite el cabello de su rostro intentando tranquilizarla, pero en cuanto mi mano toco piel caliente, sus ojos se abrieron sorprendidos.

Salte hacia atrás de la impresión, pero no llegue muy lejos porque su mano sostenía la mía con fuerza.

Cuando mire su rostro, profundos ojos azules me miraban sorprendidos. Solo nos miramos una a la otra por unos segundos, antes de que callera inconsciente nuevamente. Jadee, acercándome a ella otra vez.

No entendía nada de lo que estaba pasando, pero no podía dejarla aquí. Una tormenta estaba a punto de comenzar, y estaba herida. No podía dejarla sola.

La lluvia ya comenzaba a empaparle la ropa y ella sola definitivamente no podría mover a esta mujer que era del doble de su tamaño, así que corrió de regreso hacia la casa y busco la vieja motocicleta cuatro por cuatro con grandes ruedas y amarro el carrito con el que generalmente movía leña para el invierno.

Llego mucho más rápido que antes a la nave, pero la lluvia estaba cada vez mas intensa. Cuando la volvió a encontrar, estaba completamente empapada y los labios pálidos. Sintió un hundimiento en el estómago al verla, pero no había tenido mas opciones. No había forma de que la moviera sola todo el camino.

Se sacudió los pensamientos de culpabilidad, y se puso en acción. El subirla al carro fue una tarea dura, que la dejo con los brazos tensos y adoloridos. Pero una vez que estuvo arriba, volvió a toda velocidad hacia la casa. El clima se había desatado, y casi podía ver que en cualquier momento caería un rayo cerca de ellas.

Se acerco lo máximo posible con la motocicleta a la puerta de la casa y prácticamente arrastro bajo la lluvia a la mujer hasta que pudo conseguir que ella estuviera dentro.

Su respiración era pesada cuando comenzó a encender la chimenea, para intentar subir la temperatura de la casa. Cuando se dio vuelta la pierna de la mujer definitivamente no humana seguía sangrando en su sofá. Una terrible inquietud acosaba su interior al ver la herida, así que busco rápidamente su maletín de primeros auxilios con la esperanza de lograr hacer algo.

Cuando volvió al sofá e intento separar la tela de lo que parecía ser un traje de cuerpo completo, encontró que la tela estaba tan empapada que parecía una según piel en su cuerpo. Tuvo que buscar un par de tijeras y cortar el traje. No podía curar la herida con la tela ensangrentada y sucia en ella, y tampoco podía dejar que se quedara con la tela empapada por mas tiempo. Se sorprendió cuando la tela comenzó a caer de su cuerpo revelando grandes cicatrices a lo largo de sus brazos y torso, sin embargo, siguió adelante.

Trabajo casi de manera automática sacándole el traje empapado a la mujer y cubriéndola con un camisón de dormir que le quedaba corto antes de taparla con una manta dejando su pierna despejada para curar y vendar la herida.

Era tan extraña toda esta situación, sabía que debería sentir miedo por toda la situación. Pero no era ella quien estaba en una situación vulnerable. Era el alíen. O ¿la alíen?

Se quedo mirando a la mujer ahora que su herida estaba curada y estaba entrando en calor. Poco a poco un ligero tono purpura comenzaba a aparecer en su piel. Parecía muy alta, sus pies colgaban fuera de su sofá y su largo cabello caía a un costado hasta el suelo. Se quedo sentada sobre sus talones en la alfombra observándola. Antes en la oscuridad y con la urgencia de traerla a casa, no se había percatado de las cicatrices en su cuello y rostro. Por extraño que parecía su estómago se revolvió al pensar que es lo que pudo haberle ocurrido. Eran cicatrices gruesas, pero viejas, de algo que debió suceder hace mucho tiempo. ¿Quizás cuando era niña? Se sacudió, no tenía por qué preocuparle una extraña, sobre todo alguien fuera de mundo. Pero...

¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

Claro que estaba sorprendida de tener un alíen es su casa, pero la idea era tan extraña que parecía que su cerebro no terminaba de comprenderlo del todo. Se suponía que debía tener miedo. Pero extrañamente sentía una profunda curiosidad.

Suponía que simplemente ahora le quedaba esperar. 

Capturada por AilbheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora