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Muerte

No lo sabía, pero debí suponerlo

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No lo sabía, pero debí suponerlo.

Una chica de cabellos castaños se hallaba en una bañera repleta de un agua teñida de carmín debido a su propia sangre.

Mamá y papá me lo advirtieron, Leslie también lo hizo, es cierto, todo fue completamente cierto.

Pero yo me negué a creerlo, realmente tenía la esperanza de que todo saldría bien. Pero no fue así, no fue para nada así y ahora me encuentro en esta situación.

La fémina se removió en la bañera, deteniéndose casi al instante por el dolor punzante que recorrió su cuerpo desde la herida abierta que tenía en el abdomen.

Si tan solo no estuviera así ahora, si tan solo no estuviera aquí ahora, si tan solo les hubiera hecho caso y no escaparme de casa.

Es todo mi culpa, soy la única culpable, me lo merezco, yo me lo busque.

Pero aún así, aún así no quiero morir. ¿Que dirían mis padres?

¿Que diría papá?

Un señor que aparentaba unos cuarenta años se encontraba discutiendo con las autoridades.

Seguramente se enojaría mucho, seguramente intentaría buscar a los culpables, seguramente se quebraría y lloraría por primera vez desde que tengo memoria.

¿Y que diría mamá?

Una mujer de baja estatura y algo de sobrepeso lloraba desconsoladamente en brazos de su hija mayor.

Seguramente lloraría, lloraría como si el cielo se viniera abajo, como si su mundo se detuviera por completo, como si Dios bajara de entre las nubes para decirle de frente que era una pecadora y se iría al infierno.

Pero la única pecadora aquí soy yo. ¿No es asi?

Y me preguntó. ¿Que diría Leslie?

Una joven de largos cabellos castaños lloraba mientras sostenía a su progenitora por los hombros, tratando de no quebrarse también.

Seguramente se rompería en llanto tan pronto se le diera la noticia y recaería en ese vicio otra vez.

Se que me aman, lo sé y siempre lo supe.

Pero deje que el enojo me cegara y por mi estupidez ahora estoy pagando mi condena.

La cabeza de la chica en la bañera se desvío hacia un lado, las fuerzas se le iban lentamente y ya no podía mantener la cabeza erguida.

Su párpados pesaban y una solitaria lágrima bajaba por su rostro cada vez más pálido. su vista ya no enfocaba nada y parecía perdida.

Muerta.

¿Quien Soy? ||°Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora