—Aproximadamente 1 mes había transcurrido desde que esa chica había aparecido en mi vida sin previo aviso y, como era habitual, seguía viéndola en la cafetería como el día de hoy, cuando pude verla traspasar aquella puerta, a pesar del clima lluvioso. De su rostro se deslizaban un par de gotas debido a su cabello mojado, que se sacudía como si fuera una pequeña cachorra mientras me buscaba con una mirada inocente y atrevida, mirada que Miriam solo sabía hacer, por otro lado, se acercaba cada vez al mostrador para poder ver a su objetivo y trasmitir algunas palabras, pero este solo huyó de ella cuando noto como se aproximaba hacía él, este comportamiento fue como una herida en el pecho para aquella chica rubia, ya que para nada se espera aquella reacción por parte del pelinegro—
—¿Qué le pasa? —murmuró al notar ese comportamiento que la dejó fuera de sí. Ella iba a aclarar esas dudas al momento que se acercó al empleado que le tenía mayor confianza allí.
—Oye... Nathan, ¿Sabes por qué él está así? No sé si lo notaste, pero me evitó —Miriam puedo notar la inquietud en los ojos del empleado después de que hizo la pregunta.
—No debería decírtelo, pero para serte sincero, él no quiere verte ni siquiera en pintura, por esa misma razón hoy estoy ocupando su puesto en el cajero —respondió con un tono bajito casi como si fuera un susurro.
—¿No quiere verme? —Aquellos pensamientos estaban agobiando totalmente a Miriam, ya que no podía entender qué había hecho mal para que el pelinegro la rechazara de esa manera.
—Me encantaría decirte las razones, pero no quiero perder mi trabajo, así que espero que me entiendas.
—No te preocupes, yo misma me tomaré el atrevimiento de preguntárselo si este tiene el gusto de hablar conmigo. Ya hiciste mucho por mí.
—Se tomó el tiempo de darle una pequeña sonrisa para luego esperar cada oportunidad para hablar con el pelinegro, pero en ningún momento este se le acercó y cuando ella lo hacía este solo huía lo cual esto le estaba molestando a la rubia al estar desesperada de que esté mostrará un poco de afecto, pero solo recibía humillación y despreció a cambio.
—Pasé un día totalmente agotador al enfrentarme a esa joven que parecía tener una grave obsesión para estar persiguiéndome a todos los lugares, por milagro, ya se había ido y podría respirar mejor al no tenerla sofocándome. Me dirigí a salir luego de haber cerrado toda la cafetería después de un largo día de trabajo que como costumbre salíamos muy de noche, pero al momento de voltearme, puede ver cómo aquella chica estaba sentada en mi preciosa moto. Y me hice la misma pregunta una y otra vez ¿Cuándo podré tener un momento en paz? —
—Oye, tú, quita tu horrible trasero de mi bebé.
—Mmmm, una r1 Yamaha nada mal, tienen buen cilindraje y un alcance en velocidad de casi 300 km, se ve que te va bien económicamente para tener esta moto.
—Me doy cuenta que posees el conocimiento sobre el costo de esa belleza, y que por esa razón te quiero lejos de ella —Fingí una sonrisa con el fin de refutarle de manera cruel—. Así que quítate.
—¿Por qué es tan agresivo? —Se inclinó hacia atrás para apoyarse en la moto mientras lo examinaba con rapidez.
—¿Cómo no estarlo si tu simple presencia me produce dolor de cabeza y ahora resulta que ni siquiera me quieres dejar ir?
—No hasta que me des los motivos por los que me estás ignorando y por los que me odias tanto.
—¿Quieres que te lo diga? Eres una persona irritante, grosera, problemática, tu voz es muy chillona, tu cabello y ojos me desagradan, eres una atrevida y falta de respeto, tu honestidad me perturba. ¿Deseas que continúe?
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Detrás de los secretos
Mystery / ThrillerTheo, dueño de varias cafeterías mundialmente, se ve involucrado en un problema debido a su comportamiento impulsivo. Ahora su vida depende de un hilo entre la vida y la muerte. Miriam, con la misión de deshacerse del codiciado millonario Theo, tien...