Percy

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— ¡Percy! — Una voz desconocida gritaba su nombre.
No podía moverse, estaba exhausto.
— ¡Percy, despierta! — Cállate. Silencio.
Abrió lentamente los ojos. Volteó a los lados, habían estatuas y lapidas, su vista seguía borrosa. Habían destellos.
Un chico despeinado estaba hablándole, no lo había visto nunca.
De pronto el escenario cambió. Estaba en lo que parecía ser un campo, había demasiada neblina que era difícil distinguir alrededor. Apareció una silueta de una mujer junto con un lobo, un león y ¿una cerda?
— Héroe del Olimpo. Tu misión no ha terminado. Debes seguir la luz y evitar lo que se avecina. Con mi ayuda lograrás infiltrarte, pero recuerda, no te distraigas de tu objetivo. — dijo la mujer de la neblina.
Percy confundido, empezó a perder la vista y poco a poco escuchaba la voz de su novia, Annabeth.

— ¡Percy! — Lo despertó la voz de Annabeth quien estaba en su cuarto, por alguna razón que desconocía.
— ¿Annabeth? ¿Por qué estás aquí? — dijo Percy confundido. Annabeth lo miró con una expresión .
— Sally me dejó pasar. Iremos al campamento a ayudar con la reconstrucción este fin de semana, no puedo creer que lo olvidaras. — respondió la rubia con tono irritante.
De pronto la conversación regresó a su cabeza. Annabeth y él habían prometido volver al campamento para ayudar con la reconstrucción y construcción de las nuevas cabañas que fueron destruidas por el ejercito de Cronos un mes atrás.
— Tienes razón, lo siento Annabeth. — La mirada de Annabeth se suavizó.
— Solo vístete, ya es tarde, sesos de alga. — Annabeth cambió su cara a una más divertida.
— Voy en seguida preciosa.

•••

La madre de Percy dejó a los dos semidioses en el campamento tras una platica vergonzosa para Percy sobre sus comportamientos cuando era niño, nada nuevo ya que su madre le encanta hablar de esas cosas con Annabeth, su novia.

Entrando al campamento se encontraron con otros semidioses quienes los saludaron y dieron suerte al trabajo. El campamento estaba quedando cada vez más genial, en las cabañas se veía la esencia de cada dios del Olimpo.
Dejaron sus cosas en sus respectivas cabañas y se encontraron con Quirón dando ordenes para reconstruir el campamento.
— ¡Percy, Annabeth! — llamó Quirón.
Annabeth se adelantó y abrazó al centauro mientras que Percy se acercaba con una sonrisa.
— Me alegra que hayan vuelto. Necesitamos mucha mano de obra. ¿Cómo les fue en el camino?
— Nos alegra verte de nuevo. En el camino no hubo monstruos por suerte. — contestó el de los ojos color mar.
— ¿En que podemos ayudar? — Preguntó Annabeth.
— Grover necesita ayuda en la casa grande. Tiene muchas tareas, pueden preguntarle. — respondió Quirón para después ir a corregir a unos semidioses de Hermes que estaban molestando a unos cuantos campistas.

Annabeth y Percy se dirigieron a la casa grande, desde lejos vieron a Grover saludándolos con una sonrisa en su rostro. No se veía diferente, mismo tamaño de cuernos, mismo rostro y mismos rulos.
— ¡Annabeth, Percy! — dijo con emoción el sátiro.
Los dos semidioses lo abrazaron inmediatamente.
— Venimos a ayudarte, Quirón nos dijo que tenías muchas tareas. — comentó Percy.
— ¡Oh, si! Realmente en la casa grande hay demasiadas tareas pero, con su ayuda tengo una que terminaremos más pronto, síganme.
Grover los guió hacia la parte trasera de la casa grande.
— Por fuera ya está reconstruida como pueden ver, sin embargo, le hace falta pintura, Quirón me proporcionó unos cuantos botes, podemos pintarla entre los tres. — Grover miró a sus amigos con una mirada esperanzadora.
— ¿Por qué solo nosotros tres? Digo, hay más campistas. — preguntó Annabeth
— Bueno... la verdad es que ninguno quiere pintar justo debajo del sol para una casa en la que no van a vivir, la mayoría quiere seguir trabajando en sus cabañas o ayudando en las nuevas. — contestó el sátiro con la mirada algo cansada.

Ambos semidioses aceptaron ayudar a Grover a pintar la casa grande, se dividieron por secciones, Grover el techo, Annabeth y Percy en las paredes.

Mientras Percy pintaba la pared trasera, notó un ligero marco pequeño, apenas se notaba, era cuadrado, medía algo como un metro de lado. No resistió su curiosidad y comenzó a quitar las miles capas de pintura que tenía encima, hasta que se topó con lo que parecía una puerta, intentó abrirla, pero estaba cerrada con llave. La cerradura se veía vieja, pero nada fuera de lo normal, se veía como una cerradura cualquiera pero vieja. Parecía fácil de destruir, así que decidió patearla, y si, cayó no muy bajo.
Pudo percatarse de que era una habitación, con una luz palpitante. Notó que unas escaleras se encontraban pegadas en la pared y decidió bajar.
La habitación era oscura pero amplia, la única fuente de luz era el agujero de la puerta y lo que parecía ser una pared de color azul celeste que su brillo ya no se apagaba, sino que permanecía fijo. Examinó la habitación, el marco de la pared misteriosa era de bronce celestial y tenía un pergamino guardado en un cajón de cristal.

— ¿Percy? — preguntó la rubia bajando por las escaleras. — ¿Qué es este lugar?
— No lo sé. Lo acabo de encontrar.
— ¿No es muy profundo? Si quieren los espero desde arriba. — dijo Grover con la voz alta
— Vamos Grover, tienes que verlo. — Le dijo Percy al sátiro.

Annabeth se acercó al cajón de cristal que guardaba el pergamino con alta curiosidad.
— ¿Que es eso? — Preguntó Grover bajando las escaleras torpemente.
— Esto parece ser una profecía, está en griego antigüo, debemos decírselo a Quirón. — Dijo su novia preocupada.
— Alto, Annabeth ¿Que dice? — preguntó Percy curiosamente.
Annabeth dudó, pero la leyó.

"Cuando el portal de eras olvidadas vuelva a resplandecer, un hijo del mar y dos fieles deberán avanzar.
Frente a la bestia con cabezas y fuego sin cesar, el semidiós enfrentará la tentación de cruzar.
Si no cierra el paso y vence el desafío fatal los mundos se unirán en caos sin igual."

¿Habla de Percy? — Grover confundido y sorprendido miró a Annabeth.
— Parece ser que si... está brillando de nuevo. — respondió la hija de Atenea.
Percy con curiosidad se acercó hasta estar frente a frente con el portal. Sentía que tenía que cruzarlo, era una necesidad.
— Olvidé decirles, pero, anoche soñé con una mujer. — La mirada de su novia estaba puesta en él. — Me dijo que mi misión no había terminado, tenía que seguir la luz, que tenía que evitar lo que se avecinaba y no distraerme de mi objetivo, creo que esto es a lo que se refiere. — Dijo Percy sin apartar la mirada del portal
— ¿Cómo era la mujer, Percy? — cuestionó Annabeth.
— No la alcancé a ver bien, había mucha neblina pero junto a ella estaban un lobo, un león y una cerda.
La rubia pensó ¿acaso?
— Pienso que probablemente fue Hecate. — concluyó la hija de Atenea.
— No lo sé oigan, un portal bajo tierra... No confío absolutamente nada. — Añadió Grover preocupado.
— ¿Percy? ¿Qué estás haciendo? No te acerques mucho. — Annabeth preocupada agarró a percy fuertemente.
— Está bien, cariño, solamente lo estoy viendo, de cerca...
— Debemos decírselo a Quirón, es importante. — segundos después de que Annabeth dijera eso, Percy atravesó el portal, llevándose a Annabeth con él.
Grover, al ver lo que pasó, sorprendido, notó que el portal se estaba apagando, corrió con sus amigos y atravesó el misterioso portal.

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⏰ Última actualización: Aug 12 ⏰

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