Después de que las cosas terminadan mal entre su mejor amiga, Jungkook se da cuenta de lo que perdió, pero también despertando un deseo que antes estaba prohibido para él.
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No sé cómo terminé aquí, afuera de su salón de pintura, observando el reloj que marcaba las tres de la tarde. ¿Qué demonios estoy haciendo? Tenía que estar con SeoHee, apoyándola en su presentación, pero en lugar de eso, estoy aquí, esperando a NaRi como un idiota. Mi mente se volvió un caos después de esta mañana, y algo dentro de mí, un instinto que no podía ignorar, me trajo hasta aquí.
Los minutos pasaban lentamente mientras los estudiantes salían del salón, uno tras otro, hasta que solo quedaba ella. La vi salir, su cabello cayendo sobre sus hombros, y por un segundo, el mundo dejó de girar. Pero en cuanto me vio, su sonrisa se desvaneció, transformándose en una expresión de sorpresa, mezclada con nerviosismo.
—NaRi —murmuré, sintiendo mi corazón latir más fuerte de lo que debería.
Ella no dijo nada al principio, solo me miró, como si intentara descifrar mis intenciones, como si estuviera esperando que me desmoronara y dijera algo estúpido.
—¿Qué haces aquí, Jungkook? —su voz era suave, como si las palabras le quemaran en la boca.
—Tenía que verte —admití sin pensar, mi ansiedad palpable en el aire—. No puedo seguir pretendiendo que nada pasó entre nosotros, que lo que compartimos nunca existió. Necesito hablar contigo, aunque sea solo por un momento.
NaRi suspiró, su mirada bajando al suelo como si encontrara allí la respuesta que no quería darme.
—Han pasado meses, Jungkook. No sé qué esperas lograr con esto… Ya no somos las mismas personas.
—Lo sé —respondí rápidamente, sintiendo una mezcla de desesperación y frustración—. Pero eso no cambia lo que siento. No puedo soportar verte actuar como si nada hubiera pasado. Como si todo lo que éramos se hubiera desvanecido de la noche a la mañana.
NaRi se mordió el labio, nerviosa, y vi un destello de dolor en sus ojos.
—No es tan simple, Jungkook. Las cosas cambiaron, nosotros cambiamos… Tú tienes una nueva vida ahora, con SeoHee. No puedo ser parte de eso.
—¡No se trata de SeoHee! —exclamé, mi voz subiendo más de lo que pretendía—. Se trata de nosotros, de lo que éramos. De lo que aún podríamos ser si tan solo…
Antes de que pudiera terminar la frase, vi a Baek acercándose, su figura alta y confiada cortando el aire entre nosotros. Algo en mi interior se quebró al verlo dirigirse hacia NaRi, como si mi presencia fuera insignificante.
—NaRi, ¿vamos? —dijo Baek, ignorándome por completo mientras dirigía una sonrisa a NaRi. Su desprecio hacia mí era claro, y me sentí hervir por dentro.
—Estamos hablando —respondí con los dientes apretados, dando un paso hacia él—. Puedes esperarla en otro lugar. Ahora está conmigo.
Baek me lanzó una mirada fría, su expresión cambiando de desconcierto a desafío.
