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El lunes por la mañana siempre tiene un aire diferente, como si el fin de semana hubiera borrado cualquier rastro de estrés y lo reemplazara con una pereza que se aferra a cada rincón del cuerpo. Sentí esa pesadez en los párpados cuando abrí los ojos, estiré los brazos, notando el cuerpo cálido de SeoHee junto a mí. Su cabello estaba revuelto, pero aún así, su rostro conservaba esa calma que siempre me hacía sentir... tranquilo.

—Buenos días, dormilón —dijo SeoHee con una sonrisa perezosa mientras me daba un suave beso en la mejilla.

—Buenos días, hermosa —respondí, tratando de alejar la extraña tensión que sentía desde que abrí los ojos. Le devolví el beso en la frente, antes de salir de la cama y dirigirme hacia la cocina—. ¿Café?

—Claro, pero esta vez lo quiero más fuerte, como para despertar a un muerto —bromeó mientras se estiraba en la cama.

Me reí entre dientes mientras ponía el café a hacer, pero con una sensación incómoda se instalo y eso es que otra vez tengo enfrentar un nuevo día en el campus. Era como si el universo estuviera conspirando para ponerme a prueba una y otra vez. Cuatro meses habían pasado desde que NaRi se fue, desde que todo cambió, y aún así, el simple hecho de pensar en verla me dejaba en un estado de alerta constante.

Nos sentamos juntos en la mesa, y la rutina matutina comenzó. SeoHee era brillante a su manera, siempre sabía cómo llenar los silencios con conversaciones triviales pero necesarias. Sin embargo, mientras ella hablaba sobre alguna serie que habíamos visto juntos la noche anterior, yo no podía evitar sentir ese nudo en el estómago, esa inquietud que no desaparecia. Cada palabra que decía pasaba por mis oídos sin realmente quedarse.

Solo podía pensar en una cosa: ¿La vería hoy?

—¿Qué tenemos para hoy? —pregunté, intentando sonar despreocupado mientras le pasaba su taza.

—Clases, presentaciones, y... ¿te dije que hay una fiesta de cumpleaños esta noche? Una de las chicas de mi clase. Quieren que vayamos juntos —SeoHee se levantó de la cama, con una energía que yo aún no lograba igualar.

—¿Fiesta? Claro, suena bien —dije, aunque mi mente ya estaba en otro lugar. ¿La universidad? Sí. La rutina matutina que compartía con NaRi siempre empezaba con ella. ¿Cómo no pensar en ella cuando todo lo que hacía por la mañana, cada taza de café, cada comentario despreocupado, me la recordaba?

—¿Estás escuchándome? —la voz de SeoHee me sacó de mis pensamientos.

—¿Eh? Sí, claro. Fiesta. Estoy dentro —le sonreí, aunque era una sonrisa distraída. SeoHee no pareció darse cuenta, o tal vez sí, pero lo dejó pasar.

Terminamos de desayunar, y mientras me ponía la chaqueta, sentí las manos de SeoHee en mi espalda, acomodando mi cuello de la camiseta. Me giré para verla, tratando de borrar de mi mente los pensamientos que me atormentaban. Sonreí, aunque no fue del todo honesto.

—Estás muy guapo —comentó, dándome un pequeño beso en la mejilla.

—Gracias, tú también —respondí, tratando de sonar causal y tranquilo.

Nos miramos en el espejo, reflejando una imagen de lo que se suponía que éramos. Pero la realidad, la realidad estaba en el nerviosismo que sentía al pensar en lo que me esperaba en la universidad. Sabía que había una posibilidad de verla como todos los días y esa posibilidad me perturbaba, siempre, todos los días de esos jodidos cuatro meses.

De camino a la universidad fue un poco más silencioso de lo habitual, lo que no ayudó a calmar mi nerviosismo. SeoHee seguía hablando, pero mi mente estaba ocupada. Mi mano descansaba en el volante, la senti aferrándose a él con un poco más de fuerza de la necesaria sintiéndome un poco irritado. Sentí la mirada de SeoHee en mí, y rápidamente relajé el agarre, sonriendo para tranquilizarla.



SHE ; Jungkook ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora