Secuestro

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Luego de varios meses, Elena por fin dió a luz y todo indicaba que era un pequeño simio, pelo naranja por todas partes, y sus piernas más alargadas, todo estaba en orden ninguna mal formación, estaba saludable.

Luego de unos años todo era felicidad, las niñas aprendieron a sobrevivir, cazar, trepar árboles y coger cosas con los pies, ahora tenían un hermano menor que seguía a sus hermanas mayores por todas partes. Pero no todo es felicidad siempre, ya que él destino tenía otros planes para esté pequeño grupo, está pequeña familia atravesaría por lo más doloroso. Y dos perdidas que marcarán de por vida a sus hijos...

13 años después
-¡Vengan, ¿qué esperan?! -apresuraba Roxana, ahora una joven adulta, mientras caminaba rápidamente dejando atrás a sus hermanos.

-A nuestros padres no les va a gustar esto... -murmuró Julia, quien, a sus 18 años, también había alcanzado la adultez, pero no podía evitar sentirse asustada por atravesar el túnel, recordando que estaba completamente prohibido ir allí.

-Deberías estar reorganizando los libros como papá nos pidió -añadió Liam, el menor, con solo 13 años, tratando de detener a la aventurera Roxana.

-Oh, vamos, hermanito, todo estará bien. Les dije que vi a la águila que salvé hace mucho tiempo -comentó Roxana emocionada, mientras cargaba un pescado que había traído consigo.

-Pero siempre viene a verte. Solo han pasado unos días desde la última vez... -dijo Julia, intentando calmar a Roxana.

-Estoy preocupada, solo será un momento -insistió Roxana, decidida.

-Sin duda, vamos a morir... -murmuró Liam, asustado, aferrándose al brazo de Julia.

Mientras atravesaban el túnel hacia el otro lado, el águila, al reconocer a Roxana, descendió hacia ella.

-Ahí estás, hermoso. Ten, esto es para ti -dijo Roxana, ofreciéndole el pescado. El águila lo tomó con una de sus patas largas y filosas-. ¿Qué te pasó? No te vi estos días.

El ave la miró como si la entendiera y agachó la cabeza en señal de que lo acariciara. Roxana sonrió y le acarició suavemente.

-Te extrañé, pero debemos volver. Volveré si no te apareces.

-Es genial estar de esta parte del bosque... -comentó Julia, mientras observaba a su alrededor con fascinación, sintiendo cómo la curiosidad se apoderaba de ella.

-Yo creo que es un suicidio... -dijo Liam, mirando a todas partes asustado.

-Bueno, volvamos, miedoso. No pasa nada. Además, venimos de vez en cuando a esta parte -dijo Roxana, intentando tranquilizar y al mismo tiempo fastidiar a su hermano.

-¡Yo no soy miedoso! -protestó Liam. De repente, los arbustos a su alrededor se agitaron-. ¡Ah! ¡¿Qué demonios fue eso?! ¡Ves, era una mala idea estar aquí!

Roxana y Julia, en modo defensivo, se pusieron en guardia con sus lanzas, listas para cualquier cosa que pudiera surgir de los arbustos.

-Julia, Liam, adelántense -ordenó Roxana, manteniendo la vista fija en los arbustos. El águila emprendió vuelo, sobrevolando el área para observar mejor. Roxana vio una figura entre las ramas. ¿Un simio? No, ella lo habría reconocido. Era humano.

Se retiraron rápidamente de la zona y se dirigieron al lago cercano para lavarse. Sabían que su padre reconocería el olor del lugar en ellos si no lo eliminaban por completo.

-Ven aquí, aún tienes el olor -dijo Roxana mientras atraía a Liam más al centro del lago.

-Deberíamos cazar algunos peces para no regresar con las manos vacías -propuso Julia mientras exprimía el exceso de agua de su cabello ondulado.

¥ ESPECIE NUEVA (×)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora