- Illiana, ¿quieres ir a jugar conmigo afuera? - pregunto el niño de cabello azabache.
- Eso no se pregunta, Moisés - dijo la niña riendo.
Ambos niños empezaron a correr hacia afuera, disfrutando de los pocos momentos donde serían felices en su infancia.
- Moisés, prométeme una cosa - dijo la niña mirando con cariño al niño.
- Lo que quieras illiana.
- Prométeme que siempre seremos amigos - la niña de cabellos rubios alzó su meñique para entrelazarlo con el meñique del niño.
- Lo prometo illiana.
-¿Por qué no comes?, Moisés.
- No tengo apetito, Ramsés.
- No me digas que volviste a soñar con esa niña de cabellos rubios - Ramsés volteó sus ojos ya cansado del tema.
- Sí, ya sé, pero tal vez no sea solo un sueño, tal vez es un recuerdo-. Sabía que el tema ya hartaba a Ramsés, pero no podía olvidar a esa niña de cabellos rubios, además los sueños que tenía con ella y otros niños más, eran recurrentes.
- Olvídate de eso - Ramsés paso su brazo por los hombros de Moisés - relájate, apenas hace una semana llegamos de la guerra contra los hititas - Moisés miró a Ramsés - sé que tu pasado hebreo aún sigue ahí, pero ¿no crees qué es momento de dejarlo ir?, además ¡eres un príncipe!- exclamó Ramsés soltando a Moisés.
- Tal vez tengas razón, pero…
- Nada de peros, mejor vamos a ver a las mujeres del harem practicar sus bailes, están en el jardín, ¡vamos! - Ramsés se paró de la mesa listo para irse.
- Ramsés, eso está mal, podrías dejar de pensar un momento en las mujeres, no iré - negó el príncipe.
- Aguafiestas, eso te distraerá, hermano, estará Nefertari - insistió el Ramsés.
- Bueno, solo un rato, porque luego tengo que entrenar - Moisés sonrió pensando en Nefertari.
Los dos príncipes que eran como hermanos salieron de la sala del trono luego de despedirse de sus parientes.
- illiana, ¿podrías ir a traer más agua en estos jarrones? Por favor, querida - preguntó una de las mujeres que trabajaban en la obra sirviendo agua junto a illiana.
- ¡Por supuesto!
illiana agarró los dos jarrones y fue rumbo al pozo de agua.
- ¿¡QUÉ TE PASA ESCLAVO INMUNDO!? - uno de los guardias agarró por el cuello a un esclavo que por accidente se tropezó con el cesto de herramientas tirando al piso todas las herramientas.
El guardia sacó su látigo y empezó a azotar al hebreo. illiana cerro sus ojos al escuchar los lamentos del hebreo, mientras lamentaba no poder hacer nada para defenderlo de aquel guardia.
illiana sabía que la vida en la villa no era fácil, todos los días eran duros. Los egipcios siempre fueron repeles a la presencia de algún hebreo. Los egipcios se burlaban de su aspecto, creencias y, por sobre todo, sus orígenes. Existieron hebreos que murieron por esos perjuicios, valiendo la vida de esos hebreos menos que la de una hormiga.
illiana estaba harta de esas injusticias, su propio padre había muerto a latigazos por solo haber tropezado contra un guardia. Desde ese día illiana le tenía pavor a los guardias y sus látigos. Luego de ese trágico día solo quedaron su madre e illiana solas.
illiana llegó al pozo y cargo los jarrones y fue rumbo a la construcción, en ese momento illiana recordó el lindo sueño que tuvo con un niño azabache.
illiana soñaba constantemente con ese niño que le resultaba bastante familiar, pero no sabía de donde, aunque a illiana no le importaba eso, se sentía feliz al tener sueños tan bonitos en un lugar donde la miseria abundaba.
Llegué a casa luego de un duro día, en realidad todos los días eran duros. Entré a mi casa y no vi a mi madre en ningún lugar, tal vez aún no llegaba de la plantación.
Vi que solo había un pan y algunas legumbres, lo suficiente para hacer una pequeña sopa, así que empecé a preparar la cena.
Algunas veces me imaginaba como sería vivir como una egipcia, nunca pasaban hambre, tenían lindas joyas, ropa bonita, no tenían la necesidad de hacer trabajos forzosos, solo tenían que preocuparse de verse bonitas, no me malentiendan me gusta ser hebrea, solo que a veces envidiaba esa bonita vida que mostraban las egipcias.
- Hija, ¿ya llegaste? - Mi madre ya había llegado a casa. Se acercó a darme un beso en la frente y yo le di una sonrisa. Vi cómo se sentó en la pequeña mesa de madera a tomar agua.
- Sí, mamá, ¿dónde estabas? - pregunté mirándola.
- Me quedé en casa de Abigaíl y Leila a charlar un poco.
- Ah, Leila y Abigaíl, hace mucho que no sé de ellas, ¿cómo están? - Volví a mi labor de preparar la sopa mientras esperaba la respuesta de mi madre.
- Ellas están bien, solo que Leila está preocupada por lo de su esposo, ya sabes - respondió mi madre con un suspiro de cansancio.
- Sí, pobre - Ya había terminado de cocinar la sopa, entonces empecé a servirla en dos platos, puse el único pan que teníamos en la mesa y agua.
- Gracias, señor, por estos alimentos que nos has brindado este día. Amén.
- Amén - empezamos a comer en silencio, mientras yo pensaba en el día que me esperaba mañana, era un dolor de cabeza pensar en eso, pero no podía controlar eso. Suspiré y mi madre me miró con una pequeña sonrisa y tomó mi mano.
- Ay, hija, no sé qué haría sin ti - yo solo pude responderle con una sonrisa sincera.
Luego de la cena, mi madre fue a dormir y yo me quedé limpiando la cocina. Después de terminar con la limpieza, fui a mi pequeño “dormitorio” y empecé a orar.
- Señor, gracias por este día, aunque fuera duro, gracias por los alimentos brindados este día y por sobre todo gracias por cuidar de mi madre, amén.
Cuando termine de orar me recosté en mi cama deseando soñar de nuevo a esos dos niños jugando.
Hola espero les guste este nuevo fic de Moisés. Bayyy
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Once Upon A Dream || Moisés
FanfictionIlliana sentía que lo conocía, una vez en un sueño. Moisés sentía que la conocía, una vez en un sueño.