Los días habían pasado desde la partida de Ranma, y el dojo Tendo permanecía en un estado de melancolía. La ausencia de Ranma, quien había sido una parte integral de sus vidas, se sentía como una ausencia palpable, un vacío que no podía ser llenado. La falta de su presencia era especialmente dura para Akane, quien se encontraba consumida por la culpa y la tristeza.
Akane se despertó una mañana sintiendo el peso de su error más pesado que nunca. Cada rincón del dojo parecía recordarle la ausencia de Ranma y las decisiones precipitadas que había tomado. Aunque la familia intentaba retomar su rutina, la atmósfera en la casa estaba cargada de un desasosiego palpable.
Kasumi, con su habitual calma y serenidad, estaba ocupada en la cocina preparando el desayuno, pero sus ojos reflejaban una preocupación profunda. La falta de noticias sobre Ranma y el dolor de Akane la mantenían inquieta. Se había encargado de buscar a Ranma por todos los rincones que conocía, pero él parecía haber desaparecido por completo, sin dejar rastro.
Akane, en su tristeza, había intentado hacer lo que podía para ayudar en las tareas del dojo, pero su mente estaba en otro lugar. El pensamiento de Ranma, enfrentándose a las consecuencias de la traición y la injusticia, la atormentaba constantemente. Se preguntaba si él estaba bien, si había encontrado algún lugar donde refugiarse y si, en su dolor, había decidido alejarse para siempre.
La noticia de la desaparición de Ranma había llegado a todos, y su ausencia había dejado un vacío en la vida de Akane. La familia Tendo había intentado respetar su privacidad y dar espacio a su dolor, pero Akane se sentía más sola que nunca. En sus momentos de soledad, se preguntaba si Ranma estaba con alguien más, si había encontrado consuelo en una nueva vida lejos de ellos. La idea de que Ranma pudiera haber encontrado otra prometida y que ella fuera responsable de la separación la atormentaba.
Un día, mientras Akane estaba en el jardín, su mente se llenaba de recuerdos de Ranma y de los momentos que habían compartido. Se quedó mirando el espacio vacío donde solía entrenar, sintiendo la ausencia de su presencia como una herida abierta. Se preguntaba cómo había podido ser tan ingenua para dejarse influenciar por Ryoga, Mousse y Happosai, y cómo había permitido que su ira y desesperación la llevaran a una decisión tan equivocada.
De repente, una voz familiar interrumpió sus pensamientos. Era Kasumi, quien se le acercó con una expresión de preocupación. "Akane," dijo suavemente, "he estado pensando en ti y en Ranma. La situación es muy difícil, pero creo que debemos hacer algo para enmendar lo que hemos causado."
Akane levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas. "Lo sé, Kasumi. No sé cómo enmendar lo que he hecho. Ranma se ha ido, y no sé si alguna vez volveré a verlo. Si él está con alguien más, no tengo derecho a sentirme herida. Fui yo quien lo alejó de aquí."
Kasumi tomó la mano de Akane y la miró con comprensión. "Sé que estás sufriendo, Akane, pero debemos intentar arreglar las cosas. No podemos cambiar el pasado, pero podemos buscar a Ranma y pedirle perdón. Quizás él aún pueda entender cuánto lo sentimos y considerar regresar."
La idea de Kasumi ofreció un pequeño rayo de esperanza en medio de la desesperación de Akane. Decidida a corregir su error, Akane comenzó a hacer planes para buscar a Ranma. Mientras tanto, Kasumi se encargó de hacer algunas averiguaciones adicionales, contactando a conocidos y siguiendo cualquier pista que pudiera llevarlas a él.
En la penumbra de la noche, cuando Akane estaba sola en su habitación, el sonido de un viejo libro que Ranma solía leer cayó al suelo. Era uno de los pocos objetos personales que había dejado atrás. Al recogerlo, Akane se dio cuenta de cuánto significaba para ella la presencia de Ranma y el dolor de haberlo perdido.
CONTINUARA.....
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Arrepentimiento, Nuevo amanecer
Fanfictionuna historia q se me ocurrio en la noche espero sea se su agrado titulo en proceso