Dos

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Apenas Jake salió del departamento, sentía cómo las lágrimas caían y se deslizaban por su rostro. La fría mañana parecía intensificar su tristeza, haciendo que sus lágrimas parecieran congelarse al contacto con el aire. Sus sentimientos eran un caos; quería estar solo por un rato para poder entender lo que estaba pasando en su corazón.

Al llegar a casa, se dejó caer en el sofá, sin poder despejarse angustiado tomó su guitarra, buscando refugio en la música. Rasgueó unas cuantas notas, pero la melodía no le proporcionaba el consuelo que esperaba. No tenía ganas de visitar a Hunter ni de responder mensajes. Necesitaba algo que realmente calmara su pecho, así que se dirigió a la cocina y comenzó a hornear.

Mientras mezclaba los ingredientes, su mente no dejaba de darle vueltas a la misma pregunta: "Tom no me esperará para siempre, pero no sé lo que quiero. ¿Y si me tardo y él ya no me quiere? No quiero salir lastimado otra vez."

Jake continuó horneando, tratando de encontrar claridad entre la harina y el azúcar. La cocina se llenó del aroma cálido y reconfortante de las galletas recién horneadas, pero en su corazón, la incertidumbre seguía creciendo.

Después de terminar los ultimos pasteles, se apoyó contra la encimera y suspiró. Se giro a ver la TV, últimamente ha estado algo peligroso la ciudad y le preocupaba Tom desde que se volvió policía. Aunque fuese no muy brillante en capacidad intelectual almenos tiene una gran fuerza, últimamente se ha vuelto más musculoso pensó Jake mientras se sonrojaba un poco.

Mientras tanto en el auto de policía patrullando usualmente la compañera de Tom se quejó diciendo que tenía hambre, pero que las donas donde compraron no fueron tan buenas. Tom se le iluminaron los ojos y dijo interrumpiendo.

"Yo conozco un lugar donde son las mejores donas! Vamos vamos!" Dijo Tom sin dudar y emocionado.
Hizo sonar las llantas del carro al girar y dirigirse a esa pastelería. No solamente decía la verdad sobre las donas. Pero quería verle.

Con una sonrisa ordenaba los pastelillos en las bandejas que la gente podía ver, después que Miriam haya ganado el millón, decidió hacer una pastelería la cual le ha ido muy bien, lo invertido ha sido un éxito y finalmente tiene una buena pensión.

Mientras organizaba los pedidos del día cuando la campanilla de la puerta sonó. Miró hacia arriba con una sonrisa pero su corazón dio un vuelco al ver a Tom entrar.

"¡Hola, Jake!" dijo Tom, sonando ligeramente nervioso mientras entraba "Vine a comprar unas cuantas donas para mis compañeros de trabajo."

Jake se sorprendió, no esperaba verlo tan pronto. " Uh claro, aquí hay unas frescas."
Se movió hacia la trastienda y volvió con una caja grande de donas.

Tom intentó tomar la caja con firmeza, pero su mirada nerviosa se encontró con la de Jake, haciendo que se sintiera incómodo.
Ambos se quedaron en un momento de silencio incómodo mientras Tom se aseguraba de que la caja estuviera bien asegurada.

"Uhm ¿Cómo va todo en el departamento?" preguntó Jake, intentando mantener la conversación ligera.

"Bien, bien. De cualquier forma ultimamente ha estado algo peligroso." respondió Tom, su voz algo dudosa. "¿Y tú? ¿Cómo van las cosas aquí?"

"Ocupado como siempre "dijo Jake con una sonrisa algo forzada. "Pero nada que no pueda manejar. Es mejor estar ocupado que pensar en cosas deprimentes"

Tom asintió, mirando a Jake con una mezcla de nerviosismo y nostalgia. "Bueno, gracias por hacer esto. Realmente lo aprecio."

"No hay problema. Espero que a tus compañeros de trabajo les guste" dijo Jake, sintiendo una ligera tensión en el aire.

Tom se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo un momento antes de salir, mirando a Jake con una mezcla de arrepentimiento y afecto. "Cuídate, Jake. Cuando puedas y quieras podrías pasarte por mi departamento" dijo con voz temblorosa.

"Lo pensaré." respondió Jake, sintiendo que el momento de despedida era agridulce.

Cuando la puerta se cerró detrás de Tom, Jake dejó escapar un suspiro, sintiendo una mezcla de emociones y pensamientos confusos. Ahora su corazón estaba latiendo.
Jake recordó que hoy iría a la casa de Hunter, no es como si lo planearan tanto, a decir verdad dudó porque no tenía ganas de mantener relaciones, pero recordó también son amigos.

"Ese es mi chico sandía, pasa." Murmuró Hunter con una pequeña risa burlona mientras abría la puerta. Esta vez Jake rechazó la cerveza.

"No gracias. Estoy bien, veamos alguna película?"

"Hmm esta bien." Dijo Hunter mientras veía como Jake preparaba papas fritas con ketchup al lado, abrazó su espalda mientras Jake se tensó ligeramente.
La música de rock alternativo estaba sonando fuerte, nadie nos escucharía pensó. Hunter rozó sus labios con el cuello de Jake, luego subió a su oído mientras Jake sentía como sus orejas se ponían rojas.

"Hueles dulce." Dijo Hunter bastante relajado como siempre.

"Trabajo en una repostería. Duh"Dijo Jake riendo pero luego alejo un poco a Hunter, no estaba en el mood y Hunter lo comprendió inmediato a lo que no insistió. Pasaron la tarde y luego la noche viendo películas, una que otra caricia pero no más allá. Su mente estaba perdida en el policía tonto.

"Pensando en Tom. Apresúrate quizás te lo quiten" dijo burlon con sus ojos dormilones.

Jake se sorprendió y apretó su mandíbula molesto "Oye! Eso no da risa!"

Tom;
Los chicos amaron las donas. Les dije
que eran las mejores!

Jake;
Me alegro, los que vengan de
tu parte les haré un 2% de descuento

Tom;
Jajaj! No seas tan considerado!

Jake:
A ti te cobraré 5% más :P

Jake sonrió al enviar el último mensaje, pero eso no lo admitiría a Tom, aún no. Es como si hubiesen empezado incorrectamente, se saltaron la parte de amistad y aunque aún haya resentimiento. También hay cariño y mucho aprecio pensaba mientras caminaba al departamento de Tom.

Jake llegó al departamento de Tom y, después de respirar profundamente para calmarse, se acercó a la puerta. Mientras estiraba la mano para tocar el timbre, escuchó el sonido de una conversación animada y risas provenientes del interior. Se detuvo en seco, frunciendo el ceño.

Decidió esperar un momento antes de tocar, cuando la puerta se abrió lentamente y una figura familiar apareció en el umbral. Jake levantó la vista y se encontró con un lindo chico, probablemente un compañero de Tom. Sintió un nudo en el estómago y su mente comenzó a agitarse con preguntas sin respuesta, su pecho le dolía.

Jake se quedó paralizado en la puerta, sin saber qué decir. La tensión en el aire era palpable, y el reloj de la entrada parecía hacer eco de cada segundo que pasaba sin una respuesta.









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