1: El Eco Del Dolor

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Narra Lesslie

Siempre había creído que el amor verdadero era una historia que se construye con el tiempo, un relato donde los capítulos se escriben con paciencia y cariño. Mi historia con Bryan no fue diferente al principio. Éramos amigos desde que tengo memoria, y esa amistad se fue transformando en algo más profundo con cada año que pasaba. Nos conocíamos tan bien que las palabras parecían innecesarias; una mirada o un gesto bastaban para comprendernos. Pero el amor, como una tormenta inesperada, llegó sin aviso, arrasando todo a su paso.

Recuerdo el día en que me di cuenta de que mis sentimientos por Bryan habían cambiado. Era una tarde de verano, y estábamos sentados en el jardín de su casa, riendo y hablando de nuestros planes futuros. Mientras él hablaba de sus sueños y aspiraciones, me di cuenta de que mi admiración por él se había transformado en algo mucho más profundo. Sentí una punzada en el corazón, un dolor dulce y amargo a la vez, al darme cuenta de que no solo me importaba su bienestar, sino que deseaba ser parte de su vida de una manera mucho más íntima.

El problema era que Bryan estaba comenzando a salir con Carolina, una chica que parecía ser todo lo que uno podría desear en una pareja: amable, talentosa y, sobre todo, increíblemente atractiva. Verlos juntos fue como recibir un golpe en el estómago. Cada vez que los veía reír y disfrutar de su compañía, sentía una mezcla de tristeza y celos que era casi insoportable. La realidad de que mi amor no correspondido era una verdad ineludible se instaló en mi vida como una sombra que nunca desaparece.

La primera vez que lo supe, Bryan y Carolina estaban en una fiesta y yo estaba en casa, tratando de distraerme con cualquier cosa que pudiera evitar que mis pensamientos se centraran en ellos. A pesar de mi esfuerzo por mantenerme ocupada, mi mente se dirigió inevitablemente hacia las imágenes de Bryan con Carolina, disfrutando de una noche perfecta mientras yo estaba sola, enfrentando mis sentimientos sin ningún consuelo.

En ese momento, me prometí a mí misma que no permitiría que mi dolor me consumiera. La vida seguía, y yo tenía que encontrar una forma de lidiar con la realidad. Durante semanas, me esforcé por mantener una actitud positiva y amistosa cuando estaba con Bryan, a pesar de que el dolor era un constante recordatorio de lo que no podía tener.

La tristeza se convirtió en mi compañera constante. A veces, el simple hecho de escuchar una canción que hablaba de amor o de ver una pareja feliz en la calle era suficiente para hacer que las lágrimas brotaran de mis ojos. Mi corazón sentía una profunda tristeza que no podía compartir con nadie, porque nadie entendía la profundidad de mi dolor. La gente me veía como la amiga que siempre estaba ahí para todos, pero nunca veían la tormenta que se desataba dentro de mí.

Bryan, por su parte, parecía completamente ajeno a mi sufrimiento. Aunque estaba seguro de que notaba mi tristeza en algunos momentos, nunca mencionó nada al respecto. Supongo que en su mundo, donde Carolina era la protagonista de su historia de amor, no había lugar para el dolor de una amiga que, en sus ojos, no era más que una espectadora.

A pesar de todo, continuaba siendo la amiga leal y comprensiva que siempre había sido, sonriendo y apoyándolo en todo lo que necesitara. Sin embargo, cada vez que me encontraba sola, la tristeza se apoderaba de mí con una intensidad abrumadora. Me preguntaba si alguna vez podría superar este dolor, si algún día encontraría una manera de reconciliarme con la realidad y seguir adelante.

En mi soledad, comencé a escribir para expresar lo que sentía. Era un intento desesperado de dar sentido a un dolor que no podía compartir con nadie. Las páginas de mi diario se llenaron con palabras de angustia y esperanza rota, relatos de cómo mi amor por Bryan se había convertido en un eco persistente que resonaba en cada rincón de mi vida.

Mi amor por Bryan, que en algún momento había sido una fuente de alegría y esperanza, se había transformado en un sufrimiento constante. Era una verdad cruel, pero era mi realidad. Mi corazón estaba desgarrado, y el dolor se había convertido en una parte de mi existencia, un recordatorio constante de que a veces, el amor no es lo que uno espera.

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Narra Bryan

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que no comprendí el dolor que estaba causando. La relación con Carolina había comenzado de manera natural, como algo que simplemente tenía que suceder. Nos conocimos en un momento en el que ambos estábamos buscando algo real, algo que pudiera construir un futuro juntos. Lo que no entendía era que, en el proceso, estaba ignorando el sufrimiento de Lesslie, mi amiga de toda la vida.

Cuando comencé a salir con Carolina, nunca imaginé que Lesslie estaría sufriendo en silencio. Siempre había considerado a Lesslie como una amiga muy cercana, pero nunca pensé que sus sentimientos pudieran ir más allá de la amistad. Me había acostumbrado a su presencia constante en mi vida, y quizás por eso no noté las señales de que algo no estaba bien.

Al principio, Carolina y yo éramos simplemente felices, disfrutando de la compañía del otro y de las pequeñas cosas que hacían que la vida fuera agradable. Sin embargo, a medida que nuestra relación se volvía más seria, comenzaba a notar una distancia creciente entre Lesslie y yo. En lugar de enfrentar el problema, lo ignoré, convencido de que todo era parte de la dinámica normal de nuestras vidas.

Recuerdo las ocasiones en que Lesslie estaba presente en nuestras reuniones y fiestas, siempre con una sonrisa, pero con una mirada en los ojos que no podía descifrar. A veces, cuando la veía sola en un rincón, sentía una punzada de preocupación, pero nunca me detuve a investigar. Estaba tan inmerso en mi relación con Carolina que no pude o no quise ver el dolor que estaba causando.

No fue hasta que Lesslie se alejó, volviéndose más reservada y distante, que empecé a darme cuenta de la magnitud de mi ignorancia. Aun así, no sabía cómo enfrentar la situación. Me encontraba atrapado entre mi amor por Carolina y mi culpa hacia Lesslie, sin una forma clara de reconciliar ambos sentimientos.

La vida seguía su curso, y yo continuaba con mi relación con Carolina, sin comprender completamente el impacto de mis decisiones en mi amiga. Mientras tanto, Lesslie se convertía en una sombra de la persona que había sido, y yo, sin darme cuenta, estaba contribuyendo a su sufrimiento.

- Ayúdala - (Bresslie) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora