3 - Lágrimas de Sangre, Sala de emergencias.

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Narra Lesslie

Un día más sintiendome miserable por todo. El parque estaba en calma, pero dentro de mí, una tormenta se desataba. Caminaba sin rumbo, buscando una forma de escapar de los recuerdos que me asediaban, pero al girar en una esquina, allí estaba él: Bryan, sentado en un banco, con su mirada perdida en el horizonte.

El tiempo se detuvo. Cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos, y el aire se tornó denso. La luz del sol iluminaba su rostro de una manera que lo hacía parecer más atractivo que nunca, recordándome los momentos en que éramos inseparables. Pero cuando nuestras miradas se encontraron, la realidad me golpeó con una fuerza devastadora.

-Lesslie -dijo, su voz suave, casi un susurro, pero resonó con una intensidad que hizo temblar mi interior. Era un llamado que me atravesó y me hizo querer aferrarme a la esperanza, pero al mismo tiempo, supe que no podía.

Sin pensarlo, me di la vuelta y empecé a correr. No podía enfrentar la mezcla de emociones que su presencia desataba. Corría como si pudiera escapar del dolor, pero mis pasos eran una lucha en vano. Cada zancada se sentía como una herida abierta, y el eco de sus palabras me perseguía.

-¡Lesslie, espera! -gritó, su voz llena de urgencia y confusión.

Sin embargo, mi impulso de huir era más fuerte que cualquier deseo de quedarme. No quería enfrentar lo que sentía. Cada recuerdo, cada risa compartida, se convirtió en un recordatorio doloroso de lo que habíamos perdido. Al girar una esquina, sentí que sus manos se cerraban sobre mi brazo, deteniéndome en seco. El contacto era electrizante, pero también insoportable.

-¿Por qué huyes? -preguntó, y pude ver el desasosiego en sus ojos.

No podía mirarlo. Las lágrimas amenazaban con caer, y cada palabra que intentaba articular se ahogaba en mi garganta. La confusión y el dolor me desbordaban, pero antes de que pudiera contestar, la desesperación me llevó a correr nuevamente.

-No puedo hacer esto -murmuré, sin poder contener el llanto. A medida que me alejaba, mi corazón latía con fuerza, casi como si intentara liberarse de mi pecho.

De repente, una voz familiar irrumpió en nuestra burbuja de angustia.

-¿Dónde te habías metido? ¡Te he estado buscando! -dijo Carolina, apareciendo detrás de Bryan con una sonrisa despreocupada.

Mi corazón se detuvo. La imagen de ella, tan vibrante y alegre, era como un puñetazo en el estómago. Observé cómo Bryan giraba hacia ella, su rostro iluminándose con una mezcla de sorpresa y alivio.

-¡Caro! -exclamó, sonriendo de una manera que hacía que mi pecho ardiera de dolor. La forma en que pronunciaba su nombre era un recordatorio cruel de lo que significaba para él.

Con cada palabra que intercambiaban, el dolor me invadía. Sin embargo, no podía quedarme más tiempo. Con la mente nublada, salí corriendo del parque, dejándolos atrás. Las lágrimas caían sin cesar, y el aire se tornaba cada vez más pesado a medida que el dolor se intensificaba.

Sentí que todo se oscurecía a mi alrededor. La angustia y la confusión me sobrepasaban, y antes de darme cuenta, el mundo se volvió borroso. Mis piernas flaquearon y, sin poder sostenerme más, me desmayé, cayendo al suelo como una hoja arrastrada por el viento.

Narra Bryan

Caminaba junto a Carolina, intentando perderme en su risa y en las historias que compartía. Sus palabras fluían, pero mi mente estaba distante, atrapada en recuerdos de Lesslie. La imagen de su sonrisa apagada y su mirada triste me perseguía, haciendo que cada rayo de luz que entraba por la mañana se sintiera más pesado.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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