Un juego que no podrás ganar

33 11 17
                                    

Mexicali, Baja California, Estados Unidos Mexicanos
Medianoche del 10 de marzo de 2023

Para Raúl resultaba difícil asumir que ese sería su último día de vida. Se encontraba atado a una silla con posibilidades nulas de escape. No podía gritar porque un trozo de cinta adhesiva cubría su boca. Sus ojos estaban prácticamente secos de tanto llorar. Su piel ya no tenía espacio para un hematoma o corte más. Sentía como poco a poco la vida se le estaba yendo sin que pudiera hacer nada para evitarlo y eso le frustraba tanto que estaba a punto de ceder a los caprichos de la persona que lo secuestró. Un error fatal.

La determinación que iba naciendo en el sujeto no pasaba desapercibida para su captor que le observaba atentamente en busca de signos de flaqueza. Sabía que el pobre hombre no tardaría demasiado para aceptar la propuesta realizada horas atrás. Era cuestión de tiempo. Caería en la trampa como otras personas lo habían hecho ya y se convertiría en su quinta víctima. Ya eso lo daba por seguro.

Sin embargo, tras este homicidio tenía la firme decisión de detenerse. Sabía que tarde o temprano cometería algún error que le condenara y eso no lo podía permitir. Para seguir haciendo justicia por esos que no podían defenderse por si mismos tenía que estar en libertad, no en prisión. Quizás para otros pareciera enfermo lo que hacía pero en su mente no era así. Le gustaba pensar que se comportaba como un ángel de la muerte que se llevaba a todos los pecadores al averno. Y en cierta medida era así.

―Tic tac, el tiempo para decidir se te está acabando, Raúl ―murmuró jugando con un cuchillo de caza mirándole fijamente con sus ojos color marrón brillando ante lo que sucedería.

Notó como él intentaba responderle mas no podía a causa de la cinta así que se levantó de su butaca y sin delicadeza alguna se la quitó. Miró su garganta por unos segundos. Se imaginó cortando su garganta con el filo del cuchillo y vio momentáneamente sus manos manchadas de sangre pero ese no era el final que le tenía reservado. Lo liquidaría sin derramar una gota de sangre, ya lo había decidido horas atrás. Por eso regresó lentamente a su sitio y se sentó a esperar que su presa decidiera jugar.

―¿Por qué a mí? ¿Qué te hice para merecer esto? ―Gritó él luego de un rato en silencio.

Antes de todo esto no le conocía y si lo hacía pues no le recordaba. Por tal motivo le costaba mucho más entender la situación.

―Ya eso te lo expliqué, ¿no te acuerdas? A mí no me hiciste nada pero a Angélica, Valentina, Carolina, Valeria, Mariana y Sofia sí, ¿o ya olvidaste lo que les hiciste? ―Respondió como si hablara con un niño de tres años. Raúl negó frenéticamente intentando impedir otra golpiza. Sabía que si negaba nuevamente sus crímenes su final sería peor de lo que ya se había resignado a aceptar. ―¿Entonces para qué me haces preguntas estúpidas? Tu destino ya está sellado y no hay nada que puedas hacer para evitarlo a menos que aceptes jugar ―mintió.

Nadie sobrevivía al juego del ángel.

―Diga lo que diga me vas a matar ―replicó dándose finalmente por vencido.

―Solo tienes una manera de averiguarlo ―le dijo sonriente.

―Bien. Tú ganas, psicópata. Acepto entrar en tu juego ―pronunció derrotado.

―Sabía que aceptarías ―se jactó. ―En el fondo no eres tan diferente al resto. Todos terminan jugando pero reconozco que resististe bastante antes de otorgarme la victoria. Felicidades, Raúl ―habló y se dispuso a buscar entre sus cosas lo que necesitaba para el gran momento.

El secuestrado aprovechó esos últimos minutos para evocar el recuerdo de su pequeña hija, Violeta, y rezó para que ella nunca se cruzará con un degenerado como él. También pidió a la Virgen de Guadalupe que perdonara sus pecados y protegiera a su niña de esa persona que le había secuestrado. Su bebita no merecía caer en manos de alguien tan cruel e inhumano. Por ello decidió que lo menos que podía hacer era lograr que le prometiera que a ella no le haría daño.

Ángel de la Muerte (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora