dieciocho

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Louis se quedó mirando los restos de la que había sido sucasa. Había sido su casa. Este era un sueño, ¿verdad? Un sueño enfermo, triste.

Harry tenía su mano apretada, recordándole que tenía aalguien allí, brindándole su apoyo.

El agente de seguros siguió hablando, diciendo palabras queno tenían sentido. Charlotte estaba tomando notas, haciéndole preguntas. Perotodo lo que podía ver era las ruinas de la que fuera su casa soñada. Podía verlos restos arruinados de los muebles, de su vida. Había estado tan orgulloso.

―Hola.― Harry lo abrazó por detrás―. Sólo son cosas.

―Sí. ―No, no, era su vida. Su vida entera. Sus recuerdos.

―Así es. Las cosas importantes están a salvo. Tú, los niños,yo.

Apartó la vista de los restos. ―Sí, lo sé. Estoy...impactado.

―Es una cosa terrible. No dejes que te venza, Louis. Lamejor venganza es seguir adelante con tu vida y convertir esto en algopositivo.

―Para. Por favor. En este momento tengo que estar cabreado,¿de acuerdo? ―Harry necesitaba detener ese eterno optimismo hacia él. Esta erasu jodida casa.

― ¿Y qué obtendrás con eso?

―Nada. No voy a obtener nada en absoluto. ―Sus dedos secerraron en puños―. Pero lo necesito ahora mismo. Tengo que estar cabreado.

Los labios de Harry se apretaron, pero no dijo nada.

Louis negó, se apartó sin decir una palabra, caminó máscerca de la casa. Aún se sentía el calor proveniente de esta y el olor erahorrible. Al igual que Ruth. Su teléfono sonó y comprobó el número. Elrestaurante.

Respondió. ―Hola.

―Hola, Louis. Soy Martin. Dios, lo siento.

―Sí, yo también.

― ¿Necesitan algo?

¿Una casa nueva? ¿Ropa? ¿DVD? ¿Ollas y sartenes?

―Tiempo. Voy a necesitar algo de tiempo. ―Aunque sabía queera una petición casi imposible. Infiernos, acababa de tomar un mes devacaciones, cuando recibió a los niños.

―Louis... no puedo darte más de un día o dos. Tienes eseniñero, ¿no?

―Lo tengo, sí, pero...

―Tío, estoy siendo frío. Realmente lo soy, pero, mira. Hayun montón de chicos que buscan ascender y...

Miró su teléfono, luego lo apagó. Suficiente. Estabaacabado. Iba a conseguir un billete de avión a Belice y se quedaría allí parasiempre.

―Louis, el tipo del seguro tiene que hablar contigo. ―Lottiele hizo una seña.

―Está bien. ―Se enderezó, respirando hondo―. Está bien.

Podía ver la cara de Bruno, la dulce sonrisa de Elizabeth.Nunca sería capaz de abandonarlos. Nunca.

―Llevará una semana o diez días para que se le otorgue elseguro, pero puedo darle un cheque por cuatro mil ahora para que consiga unlugar donde vivir, mientras tanto, compre ropa nueva y esas cosas.

―Está bien. ―Asintió y suspiró.

El agente le entregó un cheque.

―Realmente siento que esté pasando por esto. Voy a colocaren la parte superior este caso, voy a asegurarme que el cheque sea expedido lomás rápidamente posible.

papá, papá y yo ✧ larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora