Amarrado a ti

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🎶Tú, juegas con mi alma entre tus manos
Tú, y no la dejas escapar
Tú, un abismo siempre al otro lado tú
Tú, creo que seré capaz de saltar🎶

Amarrado a ti:

Do you know how many times I feel i've lost my mind, gone crazy?
I close my eyes but all I see is you...

Pov Mary:

Tomar aquella decisión había sido de las más dolorosas de mi vida, por no decir, la más dolorosa. No quería separarme, no quería dejar mi familia, mi País porque aún no habiendo nacido en Dinamarca me sentía danesa por los cuatro costados y los poros de mi piel, aquel gélido País, tan distinto al que me había visto nacer y me había acogido de forma cálida, haciéndome sentir en casa.

Había declinado la "oferta" de Felipe y Letizia de irme a España con ellos, incluso Máxima y Victoria habían puesto a mi disposición casas donde quedarme pero en contra de todo aquello, quería refugiarme en algún lugar que me diera paz y que a la vez me mantuviera cerca de los "míos". No había sido capaz de despedirme de mis hijos, no había casi podido mirar a mi suegra a la cara cuando entre lagrimas que nublaban mis ojos, le comunicaba la noticia y tuve que salir corriendo de su lado cuando ella se rompía a llorar y me pedía que pensara bien las cosas y no los "abandonará".

Ese nos que se me había clavado tan fuerte en el pecho porque no solo estaba tomando una  decisión que afectaba a mi matrimonio, sino a mi familia, a mi País, al que casi veinte años atrás había jurado lealtad.

Venirme a la cabaña en Suiza, había sido, a pesar de todo la mejor solución a mis problemas, encender la chimenea y sentir la calidez de aquel refugio que Federico y yo habíamos adquirido después de ir unas cuantas veces siendo novios, una cabaña, alejada de todo pero cerca también, en la que podíamos disfrutar de una intimidad que muchas veces nos hacia falta, sobretodo, cuando nuestros cuatro hijos nos sobrecargaban demasiado.

Cuatro hijos, lleve la mano a mi vientre y mordí mi labio, aún dolía, no iba a mentir, porque probablemente ya mi barriguita estaría más que abultada y conocería su carita, muchas veces me veo fantaseando si hubiera sido otro niño u otra niña, riendo por como seguramente sus hermanos, se molestarían entre ellos porque algún grupo de dos quedaría descolgado. Sacudo mi cabeza para tratar de no caer de nuevo en ese bucle de sentimientos encontrados.

Camino alrededor de la estancia y subo a la habitación a dejar la pequeña maleta con la que había venido, debería ponerme a limpiar un poco esa es la realidad o a salir al pueblo por víveres pero no me apetece, ni una cosa, ni la otra. La mejor opción de todas es tumbarme en la cama, en nuestra cama, esa que se siente tan vacía ante su ausencia

"Federico, mi Federico...¿en qué momento dejaste de ser mío?"....

Esa frase sale de mi boca en voz alta y como si fuera algo prohibido, cojo la almohada para tapar el grito de frustración y es peor, porque huele a él, todo huele a él, ese olor único, no su perfume, el de su piel, que siempre me ha gustado, como el tacto de sus dedos recorriendo mi cuerpo... bufó molesta y me levanto, me siento ridícula, ni siquiera se lo que hacer.

Clavo mi mirada en la mecedora de madera añejada que Federico hizo con ayuda de mi padre cuando estaba embarazada de Christian y me encantaba pegarme horas y horas allí, meciéndome y acariciando mi vientre, sintiendo como mi chico rebelde de ojos azules, se ponía de rodillas en el suelo y apoyaba su cabeza en mi vientre para después acariciar su pelo.

Bring me to lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora