Llegamos al hospital, a la parte donde entran en urgencias con las ambulancias.
Sacan a mí novio de la ambulancia en la camilla y lo llevan corriendo dentro del hospital.
Yo los sigo y me mantengo al lado de él aún de la mano. Quiero que le quede claro que estoy a su lado, que no me voy a ninguna parte ni me voy a ir.
Entonces una de las enfermeras que corría empujando la camilla me pide que espere aquí, obedezco y veo como entran a una sala, las puertas se cierran y siento que puedo volver a respirar.
Que mi novio está en manos de los especialistas. Que lo que quieren es salvarle y tienen los conocimientos y utensilios para lograrlo.
Me quedo en la sala de espera y una enfermera se acerca para que ponga mis datos y los de mi novio. Una vez he rellenado las hojas se lo entrego y me dirijo a la sala de espera.
Me preparo mentalmente porque me hago una idea de la de horas que voy a tener que pasar aquí esperando a que me informen de algo. Entonces aprovecho y voy a la cafetería de urgencias. No tengo demasiada hambre, pero un café para aguantar despierta me vendría bastante bien.
Es una sala amplia solo con doctores y trabajadores de limpieza porque ahora aunque está abierta las 24 horas del día -lo he visto en el cartel de la puerta al entrar-no hay nadie ya que es de madrugada y los pacientes y visitas estarán durmiendo.
Solo hay una mujer afectada llorando y parece que espera una llamada porque no suelta su teléfono y lo revisa todo el tiempo. ¿Será su padre el que esté ingresado aquí en urgencias? ¿O alguno de sus hijos? No quisiera tener que imaginarme que algo así me pasase a mí.
En esta salita hay mesas redondas pero aún no está oficialmente abierta por eso las sillas están sobre las mesas. La cafetería tiene una barra para pedir, supongo que los desayunos, las comidas y cenas para los pacientes que se tienen que quedar ingresados muchos días en las habitaciones de aquí del hospital, así que aparte de cafetería también esto es como un restaurante. Espero que mi novio solo necesite algunos puntos y pueda volver pronto a casa, porque no tiene demasiada buena pinta la comida de este hospital.
Me acerco a unas máquinas espendedoras. Hay tres; dos de comida, con sandwiches, bolsas de patatas y dulces y otra máquina de bebidas; con refrescos, agua y cafés.
Me preparo en ésta última máquina un café latte y me sorprende lo caro que está teniendo en cuenta que esto es un hospital público, que viene cualquier tipo de persona que tenga necesidad sanitaria. Lo pago y me distraigo viendo como se prepara. Sale un vaso pequeño del dispensador y a continuación sale el café que cae justo en el vaso de cartón y por último pone una cucharita. Ese último detalle no me lo esperaba y me agrada.
Voy a coger el café y me quemo toda la mano. Lo suelto rápido en la mesa que tengo más cerca y voy corriendo a la barra a por unas servilletas de un dispensador que tienen ahí. Me limpio las manos porque del susto me he tirado medio café encima y con otra servilleta sujeto mi vaso. No pienso gastar más dinero en esas máquinas porque los precios no merecen la pena teniendo en cuenta el pequeño tamaño del vaso, así que salgo y vuelvo a la sala de espera de urgencias.
Una vez llego observo que hay unas cuantas personas; un señor mayor medio dormido, una pareja con una niña pequeña, todos muy nerviosos y la mujer que antes estaba en la cafeteria, ahora está aquí y aún está llorando.
Me siento en una esquina al lado de la ventana y cerca del señor mayor. Esta es la sala de espera de urgencias, obviamente todos están muy afectados y con caras largas. Este ambiente amarga muchísimo.
Cojo el móvil y llamo a la policía. Con todo el jaleo ni siquiera les había avisado. Tarda un poco en cogerlo, pero de pronto un hombre lo hace.
-Ha llamado a la comisaría de policía ¿cuál es su emergencia?
-Mire he venido con mi novio a urgencias porque ha tenido un accidente de coche, llamo para que vayáis a buscarlo.
-Digame donde se encuentra el vehículo.
Le situo en esa calle y me empieza a pedir datos de mi novio, primero su nombre luego el documento de identificacion, la matrícula... Y aunque en algunos datos flojeo le intento responder como mejor puedo. Me avisa de que ya van de camino y de que ellos se encargarán de la grúa. Le agradezco y deseo buenas noches a lo que él cuelga.
Entonces miro por la ventana, se ve una noche oscura llena de estrellas y me obligo a pensar en otra cosa. Cuando me doy cuenta me sorprende encontrarme pensando en como fue la primera vez que mi novio y yo nos besamos. En ese momento no éramos novios. De echo nos acabamos de conocer. Que loco, ¿no?
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Lindo día, xoxo.
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Noches de estrella
RomanceBienvenidos a la historia de como dos extraños se convierten en amantes después de unas lindas citas. Todo suena muy bonito, ¿no? Pues entérate de que aquí nada acabará como parece.