Gabriel me despertó llamándome.
-¿Qué?
-Te está llamando la enfermera.-Señala hacia la puerta, yo sigo con la mirada esa dirección y veo que una mujer está preguntando por los familiares ¡de mi novio!
Me levanto en seguida.
-¿Familiares de?
-Sí si soy yo su novia, ¿puedo ir a verle?-La corto antes de que termine de hablar.
-Sígame.
La mujer sigue el pasillo para delante, pero yo me giro atrás a mirar a Gabriel.
-¡Adiós!- se despide él. Y voy corriendo a alcanzar a la enfermera.
Llegamos a la habitación. Mi novio está tumbado en la cama, dormido.
-Ahora mismo está anestesiado aún por eso está descansando. Está bien, todo en la operación ha salido perfecto, pero ahora necesita descansar. Te he traído porque esta habitación es para las visitas. Mira, aquí en este sofá te puedes quedar durmiendo. No es muy cómodo, pero es lo que te puedo ofrecer.
-Gracias, ¿puedo hablarle o eso lo despertaría?
-Sí que puedes, bajo la anestesia lo único que puede es escuchar y oler, si le hablas él te entenderá, pero lo único es que no podrá contestarte. También puede pasar que al despertar no se acuerde de lo que le contaste. Cualquier cosa dígamelo a mí, ¿si?
-¿Pero que le habéis tenido que hacer? ¿Necesitará rehabilitación? ¿Podremos volver a casa pronto?
-A todas esas preguntas, vendrá un doctor a contestarte las más tarde. En el cambio de turno. Sobre las nueve o así llegará. Para entonces seguro que ...- noto que se queda dudando.
-Mi novio, es mi novio.
-Seguro que tú novio ya se ha despertado, créeme.
-Vale, muchas gracias. Es usted muy amable.
-Nada mujer.
Se despide así, sale de la habitación y cierra la puerta. Yo estaba de pie junto a donde antes estaba ella y en cuanto cerró la puerta, fui corriendo a verle.
Tenía tiritas por toda la cara, en los brazos vías donde le suministraban suero. Le cogí de la mano. La tenía caliente, estaba tapado con una manta, pero aún olía a alcohol. Por la manta no podía ver si tenía algún vendaje en las piernas o los brazos, pero me alegraba que me hubiera dicho que todo salió bien, que él está bien.
Le doy un flojo beso en la mejilla, donde no tiene ninguna herida para no poder hacerle daño, y empiezo a pensar.
Pienso en todas las tonterías que ha hecho él ya y que yo le he perdonado, también pienso en las que he hecho yo. Como la primera vez que tuvimos una reconciliación. La había cagado yo y él me perdono. Ahora él está aquí en la camilla, ha estado a punto de morir y todo por una maldita discusión de celos. ¿Merecía la pena?
-Para ahora estar así ¿en serio te ha merecido la pena?- le reprocho pensando en alto.
>> Sé que todo ha salido bien, que te vas a poner bien y que aún no te despiertas, por eso me tomo la libertad de regañarte. ¿Cómo se te ocurre hacer una cosa así? Y encima bebido, que se te huele el olor a alcohol desde el pasillo. ¿Por qué no lo has podido dejar para mañana como te dije? No, tú pico y pala, pico y pala y mira como estamos. ¿No lo viste venir? ¿eh? ¿Que nos quedaríamos aquí por la noche? ¿Tan mal estabas que no podías ir en línea recta por la carretera? ¿No viste el árbol? Cuando te despiertes espero que te acuerdes de todo y que me lo expliques bien, realmente estoy molesta contigo. Joder.
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Noches de estrella
RomantizmBienvenidos a la historia de como dos extraños se convierten en amantes después de unas lindas citas. Todo suena muy bonito, ¿no? Pues entérate de que aquí nada acabará como parece.