EFE 6: La Melodía Del Alma... 🦋 [Libro 2]

🦋 Prólogo 🦋

| Secretos del corazón. Part. II |

7 años antes...

Los niños marchaban en fila hacia el patio de la iglesia, de forma ordenada como se los pidió su maestra. Se sentaron en las mesitas blancas que previamente dos de los hermanos ayudaron a poner para la hora de la escuelita. Al ser primavera, y aprovechando que los días en esa estación eran hermosos a causa de la naturaleza viva y floreciente, la maestra de la escuelita dominical prefería dar las enseñanzas en el patio, bajo los árboles y las plantas que decoraban el lugar como un hermoso jardín verde vivo.

Una vez que todos los niños estuvieron sentados, la maestra inició la enseñanza con su pregunta habitual:

—¿Alguien puede recordarme el texto que aprendimos el domingo pasado?.

Miró a su alrededor, esperando que alguno de ellos se animara a responder, pero la mayoría parecía haberlo olvidado o solo recordaban fragmentos del versículo Bíblico. Algunos niños levantaron sus manos, pero sus respuestas no tenían nada que ver con el texto que la maestra había pedido. El silencio y la confusión se apoderaron del grupo, y la maestra sonrió pacientemente, lista para guiarlos de nuevo hacia el camino del recuerdo.

En una esquina de la mesa, un niño de ojos brillantes y curiosos permanecía sentado en silencio, observando atentamente la escena que se desarrollaba a su alrededor. Era nuevo en la escuelita dominical, ya que su familia se había mudado recientemente, y por lo tanto, no tenía idea del versículo que la maestra había pedido. Miraba a los demás niños con expectativa, esperando que alguno respondiera, y se sentía impotente por no saberlo, ya que las ganas de levantar su mano para responder eran enormes. Su deseo de aprender y participar era evidente, ya que le encantaba memorizar nuevos versículos y estaba ansioso por levantar la mano y contribuir.

De repente, una niña de cabello lacio y brillante, sentada al otro extremo de la mesa, levantó la mano con confianza. Los niños a su alrededor se volvieron hacia ella, curiosos.

La maestra la señaló con una sonrisa, evidentemente orgullosa de que la niña se hubiera animado a participar.

—¿Sí, Skye? —preguntó, invitándola a compartir su respuesta.

La niña de ojos cafés y mirada tierna, que había estado esperando pacientemente a que alguno de sus compañeros se animara a responder, se enderezó con confianza y comenzó a recitar el versículo sin vacilar:

—Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Isaías 43:2 —su voz clara y segura resonó en el silencio, y todos los niños la miraron con atención, impresionados por su memoria y seguridad.

La maestra aplaudió con entusiasmo cuando la niña terminó de recitar el versículo, orgullosa de que alguien hubiera recordado cada palabra con tanta precisión. Los ojos del niño sentado al otro lado de la mesa brillaron con admiración, sin poder apartar la mirada de la niña. Estaba fascinado por la forma en que había recitado el texto, largo pero fluido, con una confianza que le llamó la atención. Vio cómo la niña sonreía con los labios cerrados, mirando tímida a su alrededor mientras los demás la aplaudían. Él era el único que no aplaudía, no porque no le importara, sino porque estaba hipnotizado mirándola. Su pequeño corazón se llenó de emociones latiendo más rápido que antes, y un suspiro involuntario se le escapó sin darse cuenta.

Era la primera vez que veía a esa niña desde que llegó el fin de semana pasado, pero ya había logrado capturar toda su atención, y no entendía por qué. Su sola presencia era como un imán que llamaba su atención, y se preguntó cómo era posible que no la hubiera notado antes. A pesar de ser solo un niño de 9 años, se sintió cautivado por la niña que tenía frente a él, que a simple vista, le pareció una niña muy bonita. Y lo más sorprendente era que él, que nunca había sentido interés en las niñas de forma romántica, ahora se encontraba sintiendo algo que no podía explicar.