𝐉𝐨𝐫𝐫ā𝐞𝐥𝐳𝐚. (𝗁𝗈𝗍𝖽 𝗈𝗇𝖾 𝗌𝗁𝗈𝗍𝗌)

Jacaerys Velaryon x FemReader

Restless.

Jacaerys Velaryon x fem!reader | No uso de S/N | advertencias: NSFW, penetración p-in-v, palabrotas, charla sucia, sexo en el sofá, rapidito que se convirtió en un longie, besos, jorobas secas, Jace está desesperado y necesita sacar sus frustraciones de alguna manera, hay una breve bofetada en el coño porque se sintió bien, cream-pie al final, dogging crudo completamente vestido; Están prometidos y esto tiene lugar al comienzo del DoD, no hice ninguna otra especificación porque estaban demasiado ocupados follando. Esto está muy inspirado en su escena en el final de temporada.

Había estado paseando por sus aposentos durante casi una hora, con la única compañía de sus pensamientos. Jacaerys se sentía inútil, por decir lo menos. Inútil, mimado innecesariamente, asfixiado entre los muros de Rocadragón. Quería ayudar a su reina, luchar por el reino a lomos de dragón contra los Verdes, como era su destino. Su vocación. En lugar de eso, lo obligaron a presenciar las reuniones del consejo y a esperar sin cesar un momento que, al parecer, nunca llegaría. Los "qué pasaría si" lo mantenían en espiral, incómodo en su propia mente, y descubrió que sus pies se movían antes de que pudiera considerar un destino. Sabía a dónde ir. Era demasiado fácil no hacerlo. Y a ella no le importaría. Su vacilación envió un poco de duda a su estómago sobre si realmente quería molestarla o no, pero ella se habría dado cuenta de su mal humor de todos modos. Era mejor enfrentarse a sí mismo que mantenerlo encerrado en su interior. La precipitación de sus pasos resonó en los espaciosos pasillos, y como si ella hubiera intuido que se dirigía a  ella, las puertas de sus aposentos estaban entreabiertas, lo suficiente para que él viera su rostro pacífico clavado en su libro.

Sus nudillos golpearon suavemente contra el umbral, anunciando su presencia al entrar. Su prometida levantó la vista, mirándolo dos veces cuando se dio cuenta de quién era su visitante. —Buenos días —tarareó, con las piernas dobladas y cómodamente debajo del diván. Sus bonitos ojos marrones recorrieron su habitación, un lugar en el que se encontraba con bastante frecuencia. Dependiendo de las circunstancias, obviamente. Y de la hora. Todo se mantenía limpio y ordenado, pero aún podía ver los rastros de ella, donde había hecho una especie de hogar para sí misma. Libros y tomos apilados de tres en tres sobre varias superficies, el té que había dejado casi intacto en la mesita de noche. Le encantaba. —Buenos días —respondió Jace, cerrando suavemente la puerta detrás de él, con la cabeza inclinada hacia atrás contra ella por un momento, incapaz de ocultar la frustración que había crecido en sus propias habitaciones. No dijo nada. Como era de esperar, las palabras se atascaron en su garganta al salir.

Ella palmea el lugar a su lado en el diván, el libro aún no está cerrado, pero su atención se ha desplazado de las páginas a sus cejas fruncidas. Él obedece, cruzando la habitación para sentarse a su lado sin pensarlo dos veces. Su mente se ha calmado, al menos. Sus hombros se rozan ligeramente cuando finalmente logra decir algo más. "¿Qué estás leyendo?" Ella ya podía notar que algo no andaba bien con él, pero aun así se entrega a su pregunta, dándole la vuelta para mostrarle la portada. Algo vagamente histórico, él capta, pero estaba demasiado distraído por sus suaves manos agarrando el libro para ver mucho más. "Pensé que sería mejor leer un poco más para ponerme al día con la charla sobre la guerra. Esta no es tan aburrida como pensé que iba a ser, afortunadamente". Con eso, ella lo cierra, dejándolo en el estante al lado del diván, moviendo su cuerpo lo suficiente para mirarlo. "¿Cómo estás, Jace?"