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DESDE SU NACIMIENTO, Amaya estaba destinada a enamorarse de la ciencia; simplemente para poder seguir los pasos de su familia. A Howard nunca le importó realmente la presión que algo así pudiera causarle. De hecho, a ella le encantaba tener su vida escrita. De esta manera no tendría que lidiar con el estrés de tener que elegir qué hacer con su vida mientras sus padres preguntaban repetidamente acerca de su futuro. Entonces Amaya simplemente sonreía y respondía:
──Científica──la señora la miró con las cejas arqueadas.
Estaba sentada en la parada del autobús esperando que su padre la llevara al colegio. Le encantaba levantarse más temprano de lo necesario para poder sentarse allí y hablar con las personas mayores que esperaban el autobús.
En general, todos eran amables y cariñosos y le prestaron mucha atención a Amaya, lo que la ayudó a hablar sobre sí misma. Otros eran un poco groseros y malhumorados; cuando eso sucedía, Amaya simplemente ponía alguna excusa rápidamente y regresaba a la casa.
──Tienes mucho futuro, pequeña──elogió la señora ofreciéndole una sonrisa; Amaya sonrió agradecida.
──Es más bien un legado familiar. Han pasado casi diez generaciones donde se han ido transmitiendo los estudios científicos de padre a hijo; no es que tuviera otra opción. Pero no me quejo. Realmente amo la ciencia──explicó sacudiendo las piernas y echando la cabeza hacia atrás cuando escuchó a su padre gritarle.
──¡Vamos, es hora!
──¡Ya voy! Fue un placer hablar contigo, espero verte por aquí mañana──comenzó a alejarse agitando la mano en señal de despedida.
──Lo mismo digo, cariño──Amaya sonrió al recibir el gesto de regreso y corrió hacia la camioneta blanca de su padre.
La menor pasó todo el camino tarareando una canción de Miley Cyrus hasta llegar al colegio, despidiéndose de su padre con un beso en la mejilla. Chris le dio un beso en la frente y al segundo siguiente Jhon, su mejor amigo homosexual, abrió la puerta del vehículo.
