Capitulo 2

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Finalmente estaba pasando lo que Dre tanto temía, desde el primer día que llegó a China.

Enfrentarse a una persona mucho más fuerte.

De reojo podía ver el ceño fruncido del asiático frente a él, sujetando fuertemente su brazo desde que lo sacó del armario. Estaba enojado, lo sabía, después de todo, le había echado a perder su miserable encuentro con aquella chica.

Dre trataba de mantener la cabeza baja, enfoncandose en la gran mancha azul de su ropa como si fuera más importante que ver al asiático enfrente. Se sentía pegajoso, en cuanto saliera de ahí - ojalá y vivo- iría lo más rápido a lavarse.

El moreno tenía muchos pensamientos en estos momentos 1)en pensar cuantos huesos rotos tendría al salir de ahí 2)¿Funcionaria de nueva cuenta decir que chocó con un poste? Y la más importante 3) El pene de Cheng.

Desde el momento en que vió como el asiático se había bajado los pantalones para que aquella chica le hiciera una felación, supo que todo estaría mal.

No podía verlo a los ojos, no cuando la imagen de su miembro aún seguía en su cabeza.

— ¿Cuánto tiempo llevas metido ahí? La voz profunda pero molesta del asiático resonó cerca de su rostro, dejándolo un poco aturdido — ¿Qué tanto viste?

— Probablemente antes de que entraran, en mi defensa, la puerta estaba atascada — Habló conciso, lo suficientemente claro para no demostrar que estaba asustado.

— Pudiste derribarla.

— No tengo la suficiente fuerza.

— Se nota.

Dre estaba inquieto, algo no cuadraba, si Cheng quisiera golpearlo lo hubiera echo ya. ¿Era su oportunidad de crear una estrategia? Talvez estaba tanteando terreno, cualquier cosa que estuviera pasando por la mente del asiático era un misterio. Por suerte se le había bajado la erección con el susto de haber visto como la puerta era derribada agilmente.

El moreno también frunció el ceño, ¿encerio se iba a dejar intimidar? Ya iba en secundaria, no dejaría que lo trajeran de pendejo, aunque en el fondo si lo era.

Iba a encarar a Cheng, con suerte lo que tenia planeado, daría resultado.

— Bueno, ya que esto fue un malentendido ¿me puedo ir? — Trato de safar su brazo del agarre pero Cheng no lo soltó — ¿Qué?

— ¿Crees qué te dejaré ir así? — Cheng relajó su rostro, incluso se río, burlandose — A los mirones, se les rompen la cara.

Dre tragó saliva pero aún así habló.

— Tu no puedes hacerme nada.

— No te hagas el valiente, te llamas Parker ¿no? — habló todavía con la sonrisa burlona en su rostro — Eres tan insignificante.

— Si tan insignificante soy, entonces no te molestara en que le diga a todos que estabas tan asustado porque una mujer te iba a ser una mamada.

Cheng dejo de sonreir, volvió a fruncir el ceño y soltó bruscamente el brazo del más pequeño, ahora tomándolo de la camisa manchada de azul, no le importó ensuciarse la mano.

— Tu dices algo y ten por seguro que no vuelves a caminar.

— Pero la satisfacción de que todos sepan la verdad, nadie me la quitará. — Dre solo pudo ver como el asiático levantaba su puño, con toda la intención de estamparlo en su cara, cerró los ojos asustado y habló rápido — ¡Yo puedo ayudarte a que no te pase más!

Cheng lo soltó, incrédulo a lo que había escuchado.

— ¿Ayudarme tú? Exactamente en qué — ladeó la cabeza, se acercó a una pared y se limpió la mano — No necesito tu ayuda, en nada.

ARMARIO (chengxDre) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora