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—¡Goku! —era Krillin, con una expresión de sorpresa—. ¡Te estaba buscando! El viejo Rochi quiere hablar contigo— mencionó al acercarse por fin a ellos, aquel calvo saludo amicalmente a aquella peliazul quien también mantuvo la mirada como de espanto, como si por poco la hubieran descubierto de un vil acto.

Goku, aún recuperándose de la intensidad del momento, asintió.

—Sí, claro... voy enseguida—

La joven Bulma miró a Goku antes de dar media vuelta y alejarse de ellos al emprender el vuelo.

—Amigo lo siento, veo que estabas entretenido en esa pelea, pero Milk me dijo que te dijera que regreses a casa inmediatamente, estaba furiosa, parece algo celosa— mencionó Krilin

Goku suspiro, como si algo lo estuviera perturbando... —A decir verdad ya tengo hambre, ya era hora de regresar—

Los días siguientes, los encuentros se detuvieron, aquella peliazul que quiso retomar el entrenamiento se vio con la sorpresa de que el guerrero había ido al otro mundo.

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La tarde en Capsule Corp se perfilaba cálida y luminosa, el ambiente perfecto para una reunión que prometía ser más compleja de lo que esperaban. Bulma, consciente de la importancia del día, había organizado un encuentro con todos los involucrados para discutir los avances en el proyecto de la joven Bulma. A pesar de su confianza habitual, algo en el aire le decía que las cosas no serían tan simples como se habían imaginado.

Al llegar a la espaciosa sala de estar, todos notaron que Bulma había decidido vestirse de manera especialmente elegante, luciendo un vestido azul que caía con gracia sobre sus curvas, resaltando su figura de manera sutil pero innegablemente atractiva. Su cabello estaba perfectamente peinado, y la ligera capa de maquillaje que llevaba destacaba sus ojos, que brillaban con determinación.

—Gracias a todos por venir —comenzó Bulma, tomando la palabra mientras se dirigía al centro de la sala—. Hemos avanzado bastante en el proyecto para devolver a mi otra yo a su dimensión, pero las cosas son más complicadas de lo que pensábamos. Las distorsiones temporales y dimensionales no son fáciles de revertir, y aunque estamos cerca, todavía queda trabajo por hacer—

Los presentes asintieron, intercambiando miradas de preocupación. Vegeta, apoyado contra una pared con los brazos cruzados, parecía atento pero distante. Krillin fue el primero en hablar.

—Sabíamos que no iba a ser sencillo, pero confiamos en ti, Bulma. Si alguien puede encontrar una solución, eres tú—

Piccolo, siempre el pragmático, añadió: —Lo importante es que lo hagamos bien. No queremos arriesgarnos a crear otro problema intentando resolver este—

—Exacto —respondió Bulma—. No voy a tomar ningún atajo, así que les pediré paciencia. Les iré informando a medida que avancemos—

Mientras hablaban, Milk, sentada en un sillón al lado de Gohan, observaba con una mezcla de impaciencia y ansiedad. Su rostro delataba su incomodidad ante la situación, y en un momento dado, no pudo evitar expresar lo que pensaba.

—Ojalá todo esto se resuelva pronto —dijo Milk, su tono era educado, pero en su voz se percibía un cierto deseo de que la joven científica regresara a su dimensión lo antes posible—. Es mejor para todos que las cosas vuelvan a la normalidad—

La joven peliazul, que hasta ese momento había estado en silencio, decidió intervenir. Entró en la sala con una seguridad que sorprendió a todos, pero lo que realmente capturó la atención fue su atuendo. Había dejado a un lado su habitual ropa de combate y, en cambio, vestía un delicado vestido veraniego blanco que caía suavemente sobre su figura. El diseño resaltaba su juventud y belleza de una manera inesperada, haciendo que todos en la sala se quedaran boquiabiertos.

Nunca me dejes de quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora