2. Muñeco.

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Ha sido lo suficientemente claro para que Louis pueda entender una orden que envuelta en la sutileza de una advertencia, también busca recordarle que su posición sigue siendo inferior a la suya

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Ha sido lo suficientemente claro para que Louis pueda entender una orden que envuelta en la sutileza de una advertencia, también busca recordarle que su posición sigue siendo inferior a la suya.

Aún no le ha puesto una sola mano encima y sin embargo ha logrado que su erección reaccionara ante sus palabras con más fuerza de la que pensó soportar ahora que no tiene permitido tocarse y Harry lo disfruta, se regocija tanto en ello que cegado en el deseo que le provoca el saber que su placer depende únicamente de él, su cuerpo se ha movido por inercia colocando las manos abiertas sobre el escritorio justo al lado de cada muslo de Louis solo para inclinarse apenas un poco sobre él, su rostro moviéndose cerca de su cuello cuando recorre su piel con la punta de la nariz tentándose así mismo a no tocarlo todavía mientras busca unos ojos que rehúyen de los suyos, evitándole, y aunque puede tomarlo del mentón y someterlo él mismo, no lo hace, porque prefiere deleitarse con su sufrimiento a la espera del momento preciso en que ose doblegarse ante él, y sucumbir a su petición sin chistar.

Observa en silencio la forma en que el menor se esfuerza en crear una excusa creíble como respuesta a su pregunta, y está seguro que piensa en eso cuando su rostro se contrae en una mueca al reprenderse así mismo por no haberse dado a la tarea de pensar en algo demasiado bueno como para no ser él quien termine cumpliendo con la petición ajena y de la misma manera con un castigo asignado como consecuencia de su desobediencia, sin embargo, aún dispuesto en disminuir lo más que se pueda un castigo no del todo inexistente, Louis hace esto de darle vueltas a una respuesta que al final no responde nada de lo que Harry ha preguntado.

—Papi, yo no puedo correr a todos los chicos del equipo para que se vayan y no me miren ensayar... —niega sacudiendo la cabeza, su mano aferrándose al hombro del empresario a medida que continúa entretenido en el olor dulzón de su piel ahora que ha comenzado a repartir unos besos húmedos, y Louis cierra los ojos cuando la sensación de sus labios contra su piel envía una corriente que nace desde su espalda baja viajando por su espina dorsal robándole un escalofrío.  —A-además...a ti te gusta mucho cuando uso faldas y siempre dices que me veo bonito, ¿por qué no me dejas usarlas en el equipo si es el uniforme?...—pregunta con detenimiento acertando en el motivo por el que Harry no esté dispuesto a ceder tan fácil ante su capricho y se detiene tan pronto como lo ha visto soltar el aire por la nariz en una exhalación fuerte que no le ha dejado nada más en claro que su descontento, que Louis prefiere jugar con la manga de su camisa enredando sus dedos en ella.

—No es mi culpa que el uniforme me quede tan pequeño. —se defiende en un lloriqueo agudo, y súbitamente todo rastro de tristeza desaparece tan pronto como con entusiasmo sus manos viajan a las mejillas del empresario tomándolo por sorpresa. —No has olvidado que soy quien dirige al equipo de porristas, ¿verdad?

Muy a pesar de que Louis levante el mentón con orgullo presumiéndole a Harry su nuevo título como capitán, es inevitable para el rizado no reparar en el brillo expectante con el que lo mira esperando una respuesta afirmativa, y es inhumano para él pensar en la mínima posibilidad de ser el causante de acabar con la esperanza que prevalece en el tono de su voz aguardando por su validación.

La Petición de Harry Where stories live. Discover now