Capitulo 2

113 18 14
                                    

   Corina sé quedó perpleja con lo impresionante, única, inteligente y hermosa que era Dudamel; sabía que estos jóvenes eran prometedores pero nunca imaginó que una chica que conocía por primera vez fuera tan interesante. Trás toda la pequeña entrevista de Dudamel a Machado compartían miradas intensas y llenas de emociones completamente nuevas para la oji marrón.

— María, sí me permite preguntarle algo que a todos los venezolanos les preocupa a diario... ¿Cómo está? — Aquella pregunta retumbo en el pecho de la futura presidenta aún con una sonrisa en sus labios respondió tranquilamente aunque en su mente solo se reflejaban aquellos conocidos, amigos y compañeros de trabajo y batalla que estaban perdidos o incluso sin vida.

— Bueno _______, está lucha ha sido bastante difícil para todos pero más... para aquellos que perdieron la vida en medio de todo este desastre del cual no tenían la culpa; o incluso aquellos que sólo vivían sus vidas intentando tener un futuro mejor y de una día para otro los alejaron de sus familiares.... — Corina suspiró al recordar a todos los soldados caídos pero retomó su postura y continúo respondiendo.
— Pero, tenemos que seguir adelante para hacer valer nuestros derechos, levantar esas voces que han sido silenciadas y demostrar que todos los que han muerto no fue en vano!
— María regalo otra de esas muchas sonrisas de esperanza que llenaban al pueblo. — Estoy bien y estaré mucho mejor cuando seamos libres de la dictadura!

    Los jóvenes y algunos espectadores que se encontraban en aquella reunión aplaudieron y gritaron alabando a la mujer que erradiaba esperanza y fé en sus palabras y ojos. Dudamel sonrió con esperanza y brillo en sus ojos mientras miraba a la  mayor.

— Estamos orgullosos y agradecidos contigo, María Corina. Por despertar a un país que se encontraba en las ruinas. — Agradecido la graduada aún con sus ojos puestos en Corina, quien también no podía dejar de sonreír y sentirse de una manera extraña atraída a aquella jovencita al frente suyo.

— Todo se los debo a ustedes, me inspiran y impulsan a seguir luchando cada día! — La oji marrón en toda la pequeña entrevista con Dudamel se sintió en calma y a la vez cautivada por la radiante pelirroja que sabía muy bien hacer preguntas muy importantes y también llenas de sinceridad y fé; algo que ponía a Corina a pensar demasiado ya que con pocas personas se había sentido así.

    Dudamel por última vez le sonrió a Machado y se dirigió a su respectivo lugar mientras otros jóvenes pasaban a dar sus preguntas y palabras a la Dama de Hierro. Aúnque Corina nunca se pone nerviosa ni le da importancia a sus sentimientos, no podía evitar mirar a la graduada entre la multitud, la buscaba con la mirada y cuando por fin la encontraba un brillo inusual en sus ojos aparecía y seguían conversando radiante como siempre.

   Tras algunas largas horas de preguntas, respuestas y propuestas todos necesitaban un descanso incluso la inalcanzable María Corina Machado; la transmisión y reunión se dieron por acabadas y todos se despedían de la prometedora futura presidenta con apretones de manos, abrazos e incluso besos en la mejilla lo cual volvía locos a todos, al ser el turno de la pelirroja, Dudamel se acercó lentamente a la peli castaño y sumándose de valor y dejando los nervios atrás, finalmente habló.

— Fué un gran placer para mí poder entrevistarla, señorita Machado. — Dijo la más jóven con una pequeña sonrisita en sus labios.

— ¡Oh, sí! Querida Dudamel para mí fue un tremendo gustó conocerla. — Respondió la oji marrón regalandole una gran sonrisa.

— Tal vez... — Habló Dudamel bajando su mirada tímidamente.

— ¿Tal vez? — Preguntó curiosa la mayor mientras observaba con atención a la más jóven.

— Tal vez le suene atrevido, pero... Debo admitir algo que alguien de aquí debió hacer antes... Usted, se veía y se ve demasiado hermosa hoy. — Dijo la menor queriendo morirse en ese momento por los nervios y la vergüenza por su comentario.

— Más hermosa de lo que usted se veía el día de hoy, señorita Dudamel... Lo dudo mucho. — Afirmó Corina extendiendo sus brazos en señal de un abrazó a lo cuál Dudamel inmediatamente un poco sonrojada accedió.

   Aquél abrazado cómo agradecimiento y despedida había despertado algo en esos dos corazones que buscaban la verdad y la justicia, un amor intenso y verdadero sé había hecho presenté en toda esa habitación. Un besó de corazones que al abrazarce sus corazones se entrelazaron en un beso sincero y llenó de nuevos sentimientos... ¿Pero, Corina será capaz de dejar a un lado sus sentimientos por aquella joven o comerá de ese amor prohibido para los ojos de los demás?

𝐋𝐨𝐨𝐤 𝐭𝐨 𝑌𝑜𝑢 | 𝐌𝐂𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora