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Kaminari Denki era un estúpido. Por lo menos, así lo describían sus "mejores amigos". Desde su ingreso al mejor instituto de heroísmo del país, no destacó grandemente por sus extensos conocimientos, como Yaoyorozu Momo. Ni tampoco por algún prestigioso cargo que tuviera su progenitor, como el de Todoroki Shoto. Incluso, resaltaba más el peculiar quirk que poseía su compañero peliverde, causante de sus múltiples fracturas óseas en las prácticas y ser el dolor de cabeza de su profesor.

Así era la aburrida vida de un estudiante normal de la Academia Yuei. Kaminari no encajaba en ninguno de esos roles, y aquello le disgustaba, puesto que notaba como sus compañeros se iban agrupando entre ellos y él aún no encontraba un lugar en ese salón. La soledad siempre le había aterrado. Y fue así que un día que en pleno entrenamiento, sobrepasó los límites de su poder y sufrió un corto circuito. Maldijo mentalmente, pero algo iluminó su cerebro eléctrico.

Una pequeña chica de hebras moradas estaba reprimiendo una carcajada con su mano. Denki alzó una ceja, observándola curioso, pero notó que la respuesta estaba muy clara. Se había convertido en una especie de "payaso andante". Y no era malo. Eso creía el rubio, ya que al juntarse con cinco de sus compañeros y bromear con cualquier cosa, causaba una gran risa que proporcionaba diversión al ambiente. Él sonreía. Si sus amigos eran felices, Kaminari también lo sería. Aunque detrás de la fachada jocosa que aparentaba, podía ser una persona responsable y reflexiva, parecía que sus compañeros se divertían más con su otra faceta. Y él lo entendió perfectamente, así que se esmeró por ser el mejor en aquello.

Apartó sus pensamientos y deslizó su pulgar por la pantalla del teléfono. Iida había comunicado que publicaría las calificaciones del último exámen parcial en un tweet, y Kaminari esperaba ansioso el sonido de la notificación en su celular. Se había esforzado y trabajado arduamente para conseguir mejorar sus notas, aunque eso implicó varias noches de desvelo y estudiar en la mesa del comedor. Estaba seguro que lograría el puntaje necesario para aprobar. Y en eso, el móvil vibró.

—Oh, mierda, mierda... -expresó desesperado. Sus pupilas se movían rápidamente, buscando la inicial de su apellido en la lista de aprobados. Nada.

Dejó escapar un suspiro y arrimó sus piernas contra su pecho. La pantalla seguía iluminada, dejando ver el nombre del chico y al lado un bajo porcentaje. No había logrado aprobar. En eso, la melodía de una notificación resonó en la habitación. Kaminari cogió su celular, con una mueca desanimada. Al ver que sus amigos estaban hablando en el grupo que tenían, por alguna razón su estado de ánimo pareció elevarse. Seguramente le motivarían para que lo intente nuevamente, y él lo haría hasta ver la mejor nota escrita en ese papel. Ingresó al chat con un aura optimista, empeñándose en leer los mensajes de su grupo.

"Como se puede ser tan retrasado, Kaminari".

Su vista permaneció pegada al mensaje que envió Jirou. Un nudo se formó en su garganta, y sus ojos dorados se nublaron de lágrimas que amenazaban con salir. Él no lo permitó, pues pensó que estaba exagerando. Su compañera jamás se lo diría con una mala intención. Así que tecleó y preguntó más animado si podían pasear por el centro comercial o algún otro lugar. Hacia tiempo que no salían juntos, y pensó que aquello podría despejar los pensamientos negativos de su cabeza. Pero nuevamente, ninguno tenía tiempo. Denki hizo una mueca, pero les dijo que no pasaba nada y que planearían otra salida dentro de unos días. No quería que ninguno se sintiera mal.

Solo que, ninguno se sentía mal. En realidad, era todo lo contrario...

Kaminari miró consternado el tweet que publicó la joven pelimorada. Habían pasado dos semanas, y durante ese lapso de tiempo ninguno de ellos se había acercado para conversar o siquiera hablar del tempestuoso clima que había en las calles. ¿Ahora salían sin él? Revisó su grupo, deslizando con velocidad sus dedos por la pantalla y buscando con la vista algún mensaje que avisara sobre su repentina salida. Pero nada.

"No lo planeamos, fue de último momento". Envió Jirou.

Y para aliviar al rubio, Mina propuso que se verían mañana en la entrada del cine. Denki sonrió emocionado y alistó su ropa para el día siguiente, debatiéndose entre usar una camisa pegada o simplemente una chaqueta jean con una polera. Quería verse presentable para pasar el valioso tiempo que tendría con sus personas favoritas. Llegó el esperado día, y Kaminari apareció en el lugar unos minutos antes de lo acordado. Sostenía su celular, comprobando que no tenía ninguna llamada perdida o algún mensaje sin contestar. Al cabo de dos horas, el chico estaba sentado sobre el borde de la acera jugando en su teléfono móvil. Tenía la poca esperanza de ver sus siluetas rodear la esquina, riendo y bromeando entre ellos. Él los abrazaría y entrarían al local, para disfrutar de la famosa película de terror que habían decidido mirar. Pero nadie apareció hasta que el sol se ocultó, y Denki se levantó para caminar silenciosamente hacia las residencias del instituto. Una pequeña lágrima corrió por su mejilla y cayó en la fría vereda donde había estado antes.

Lo que más lo enojó, fue que al estar en su habitación vió el tweet que publicó Ashido. Se habían reunido otra vez sin él. Les preguntó que había pasado, omitiendo la triste parte de que los estuvo esperando en la entrada del cine durante horas, y simplemente Jirou respondió que cambiaron de lugar para encontrarse. Una rabia creció en el cuerpo del rubio, que se desvaneció rápidamente y lo dejó sumido en un estado de aflicción. Y Kaminari pensó que ahora lo que más le enojaba, era que siempre encontraba una razón para justificar las acciones de sus amigos. Él siempre las encontraría. 

No se percató al quedarse dormido sobre sus cobijas que un pelimorado ojeroso había leído los tweets que publicaba en su cuenta privada. Ni tampoco que le había escrito algo interesante.

Friendshit Bracelets! | BNHA AU | Denki AngstDonde viven las historias. Descúbrelo ahora