Capitulo Uno

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Sanji se encontraba en la cocina, ese era el lugar en donde era habitual encontralo.

Sus ojos azules estaban centrados en los vegetales que cortaba con esmero, al igual que sus manos. Y aunque su mente estaba divagando a un lugar completamente diferente al de las especies, su cuerpo estaba tan acostumbrando a cocinar que tenía todo memorizado y trabajaba por puro insitinto.

Sanji estaba confundido, pero sobre todo seguía asustado, porque esa tonta sensación no se iba de su interior incluso aunque pasaran los días, y seguía insistente a permanecer en su pecho, tanto que le costaba contenerse.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que ni siquiera noto cuando una persona se adentro a perturbar su paz en la cocina, tampoco fue consiste del ruido que provocaba el individuo al sentarse pesadamente en una de las sillas, e incluso aunque este lo llamará un par de veces, Sanji seguía sin escuchar.

--¡Oi Cejillas!-- grito una voz a su lado, resonado fuertemente en sus oídos--. ¿Estás aquí o qué?

El rubio reaccionó cuando las grandes manos del espadachín se agitaron repetidas veces frente a su rostro, cuando por fin sus ojos pudieron enfocarse fuera de su mente, su corazón se detuvo al ver a la persona frente a sus ojos.

Justo el maldito tipo que quería evitar por el resto de su vida estaba ante él, tan cerca que podía sentir la respiración caliente del contrario. Ja, el destino era cruel a veces.

Zoro estaba parado a centímetros de su cara, con su estúpido cabello verde humedo al igual que su pecho, debido a que hace tan solo un rato se encontraba haciendo ejercicio como un maldito loco. El olor a acero era demasiado fuerte teniéndolo tan cerca, tanto que se sitio ahogado.

Sanji fue consiste de la cercania del otro hombre justo cuando el ojo gris, y estúpidamente profundo, de Zoro le devolvió la mirada con un deje de curiosidad al no recibir respuesta alguna.

El rubio se alejo del peliverde como si fuera la peste, con los ojos abiertos en sorpresa contenida.

--¿Qué mierda quieres, marimo? --escupió el rizado rápidamente, agradeciendo a los dioses porque su voz no delatara su nerviosismo.

--Estuve hablándote como por una maldita hora, pero parecías bastante ido --respondió Zoro de forma natural, alejándose nuevamente a la mesa para tomar asiento--. ¿Te fumaste algo ilícito mientras cocinabas o qué?

Sanji se permitió relajarse cuando el peliverde estuvo a una distancia más soportable, para luego chistar molesto y voltear los ojos ante las palabras del mayor.

--¿Eres idiota o qué?, por supuesto que no hago ese tipo de cosas nunca, y mucho menos lo haría en mi preciada cocina mientras cocino, joder --solto el rubio con irritación contenida, volviendo a su tarea de picar vegetales dándole la espalda al espadachín.

--Claro, ¿lo dice el tipo que se fuma una diez malditas cajetillas al día? --cuestiono Zoro girando los ojos ante la ironía--. Eso no es muy ético de su parte.

--¿Cómo mierda sabes cuántas cajetillas fumo por día, marimo?, además no es lo mismo, así que evitate estar comparándolo --respondió Sanji de la misma forma--. Y tu no tienes derecho a hablar de consumo cuando eres un jodido borracho empedernido.

Zoro gruño en respuesta, mirando la espalda del cocinero con fuego en la mirada, tratando de hacerle algun agujero con sólo verlo para que dejará de ser tan insoportable.

--Como sea, te estaba preguntando que sí la comida ya estaba preparada --solto Zoro para cambiar de tema, porque Sanji era una persona difícil de vencer con esa lengua afilada que se cargaba.

--No, además, ¿no tienes modales? Al menos podrías pedirla con más gratitud, ya hasta pareces el tonto de Luffy --respondió el cocinero volteándolo a ver solo por un segundo para reprenderlo, para luego girar inmediatamente a continuar con su trabajo.

--¿No debería estar la comida lista a estas alturas?, ya es tarde --continúo Zoro con su interrogatorio.

--¿Ahora tu desorientación ha empeorado más? --cuestiono Sanji con burla en la voz--. Todavía falta bastante para la hora de la cena, marimo, deberías de pensar un poco más en ver el sol para que al menos seas consiente de la hora.

Zoro volvió a gruñir enojado, haciendo reír a Sanji porque parecía una especie de animal rabioso, uno raro de pelo verde.

--Te digo que juntarte con Luffy te vuelve un hambreado --señalo el rubio todavía riendo.

La sonrisa en la cara de Sanji se desvaneció cuando Zoro volvió a acercase demasiado a su cuerpo, mirándolo con ojos grises llenos de molestia.

--Deja de joder, tengo hambre --solto el espadachín, tratando de ver lo que Sanji hacia, logrando de esa forma entrometerse cada ve más en su espacio personal.

Sanji respiro con dificultad, pues el olor varonil de Zoro era difícil de ignorar, y para su mala suerte no le desagradaba.

--Mierda musgo, quitate de mi área de trabajo --gruño Sanji irritado, tratando de empujar a Zoro con sus manos.

Mierda.

Sanji se dió cuenta que eso había sido una mala idea cuando su respiración se detuvo repentinamente por unos minutos, porque, jodida mierda santa, sus dedos estaban tocando los malditos pectorales-nada pecaminosos de su compañero-cada que intentaba apartarlo, pero Zoro era como un maldito tronco sin movimiento.

Sus dedos se crisparon ansiosamente cuando volvió a empujar al espadachín, pero esta vez sus manos se quedaron quietas sobre el pecho del hombre peliverde, temblado un poco por la anticipación de poder apretarse contra la carne bajo su tacto.

--¿Cocinero? --llamo Zoro confundido--. ¿Estás enfermando?, tu cara se esta poniendo muy roja.

Sanji sabía que sus mejillas estaban rojas, porque joder sentía la vergüenza subiendo a ellas, pero su cerebro se quedo estacando cuando el maldito hombre-nada atractivo-frente a él cruzo los brazos para mirarlo con incertidumbre, porque claro, Sanji seguía sin quitar las manos de sus pectorales.

Su cabeza estaba perdida en algún lugar, mientras sus ojos viajaban a la carne bajo sus dedos, que ahora era más prominente al estar tan tensionada por los brazos del espadachín. Si, joder que si, eran justo tan firmes como creyó que serían, porque había tocado al hombre antes, cuando peleaban, pero nunca le había parecido algo especial, hasta ahora.

Esa cicatriz era sin duda agraciada en el pecho del mayor, lo hacia lucir más rudo, como si su maldita cara no intimidará lo suficiente ya. Estaba tan cerca de apretarlo si quería, pero...

--¿Cejillas? Estás actuando raro, creo que si vas a enfermar --fueron las palabras de Zoro las que sacaron a Sanji de su ensoñación rara.

El rubio aparto las manos del pecho del espadachín como si su tacto quemara, alejándose tanto como pudo del otro hasta chocar con la pared, con las mejillas ardiendo y la cabeza furiosa.

--¿Quién mierda esta actuando raro? ¿he?, mierda, ya te dije que la comida todavía no esta, así que largate de mi cocina de una buena puta vez --solto Sanji más tangente de lo que esperaba, pero su cerebro estaba trabajado al mil por segundo.

Zoro lo miro por un rato más, apresurándose a robar una de las zanahorias que Sanji picaba, para después darse la vuelta para encaminarse a la puerta.

Sanji todavía no se recuperaba del suceso pasado, cuando Zoro giro en su dirección con el pomo de la puerta abierta entre sus dedos, soltando unas palabras que dejaron al rizado congelado.

--Por cierto, te esta sangrando la nariz --solto señalándose su propia nariz inexpresivo, para luego salir de la cocina cerrando la puerta tras su espalda.

El olor a acero permaneció impregnado el lugar por un rato que se sintió infinito, mientras un Sanji trataba desesperadamente de detener el sangrado nazal.

Joder. Necesitaba ver al medico del barco.

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IF.

"Sanji lo sabe" [ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora