Buscando Un Buen Final

Parte 4

No tenía idea de lo que estaba pasando, mi mente no procesaba lo que había vivido. Me quede inmóvil viendo al techo, con la mirada perdida. En cuanto mi mente empezó a comprender en dónde me encontraba, sentí un fuerte dolor en el pecho, la respiración me comenzaba a faltar y unas terribles ganas de llorar que nacían de lo profundo de mi ser.  No podía evitarlo, las lagrimas brotaban de mis ojos sin parar. También me invadió la ansiedad, en ese punto no podía controlas todas las emociones que surgían, sentí un impulso por pararme y buscarla, pero mi cuerpo no reaccionó como quería, en su lugar sentí un horrible dolor que disipó mis lagrimas. Frustrado golpee la cama en la que reposaba, estaba impotente de no poder moverme, de no tener respuestas a mis dudas, qué era realmente lo que había vivido.

Mientras el tiempo seguía pasando mi mente entendía que lo que había vivido no era real, aunque yo traba de convencerme que no era así. De pronto sentí un fuerte dolor de cabeza, algunos recuerdos regresaban a mi mente, escenas en la que estaba en la calle mientras estaba lloviendo, veía muchas luces, personas que se reunían a mi alrededor, me sacudí y trataba de dejar de pensar. Después de varios minutos, escucho la puerta de la habitación abrirse, giré a ver de quién se trataba, y para mi sorpresa se trataba de mi madre, quién de la impresión soltó algunos adornos que traía y corrió a darme un abrazo. Al abrazarla no pude contener mis lagrimas, lloraba mientras le decía que la quería mucho, en ese momento, partes de mis recuerdos con ella venían a mi mente, ambos nos pedíamos disculpas y prometimos no volver a separarnos.

Ella me contó que tuve un accidente, mientras estaba en la calle, un auto se desvió e impactó conmigo, debido a eso estuve inconsciente casi un mes. Cuando el doctor ingresó a revisarme, me informó que tenía varias lesiones y un trauma muscular, por eso mi cuerpo no respondía debidamente, me dijo que mientras estimule el movimiento de los músculos y un tratamiento para las lesiones, podía recuperarme sin problemas. Mi mamá me preguntó como estaba, si sentía algo raro; simplemente le dije que me encontraba bien, aunque por dentro sabía que no estaba bien, muy en el fondo aún no asimilaba que lo que había vivido era producto de mi mente, creo que fue como un mecanismo para sobrevivir.