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La mañana siguiente pareció llegar rápidamente y la lluvia había cesado. Sergio agradeció el hecho de que hoy entraba al trabajo un poco más tarde de lo acostumbrado, pero bueno, su reloj biológico no era una broma, y ya estaba con sus ojos abiertos a las siete de la mañana, aunque la pereza le gobernaba y deseara quedarse una eternidad bajo el calor de sus mantas. Ya se veía sentándose sobre el colchón y fijar su somnolienta mirada en un zapato que se encontraba al otro extremo de su habitación. Pensado sobre el día pasado, Sergio recordó que hoy en la tarde tendría una junta con todo el personal de la empresa de moda, de solo pensar en su asqueroso jefe con esa mirada perversa hacia su cuerpo, el castaño tembló asqueado. Anoche disfrutó tanto de su café y en sí, el nuevo gatote en su casa se había comportado muy bien al ser curado..

Gatote gigante.

Gatote salvaje.

Gatote.

¡Mierda!

Sergio abrió sus ojos y se levantó de un salto, fue a su cuarto de baño para cepillarse los dientes apresuradamente ¿Y si aquél gato había destruido su sala? ¿Y si este estaba comiendo y destrozando todo en su cocina? El pelinegro terminó y salió de su habitación rápido, pero silenciosamente asomándose por las escaleras antes de comenzar a bajar estás.

El león no estaba en el tapete de la entrada.

Ay no, el control animal tardaría mínimo dos horas en llegar. Penso Sergio estaba entrando en pánico mientras bajaba las escaleras lentamente, rezando en todos los idiomas posibles para que el león no haya destruido nada o peor aún, que estuviera esperando a Sergio para desayunarlo con salsa de soja.

Checo logró poner sus temblorosos pies en la planta baja y se fijó a su alrededor, el gatito no estaba, hasta que se fijó en el sofá.

Ahí estaba, su delgada cola caída suavemente del sofá y sus enormes patas salían del pequeño sofá donde se encontraba plácidamente dormido. Sergio se acercó a paso sigiloso, al estar cerca miro al hermoso animal completamente secó y con la herida aún vendada, curioso por saber que tan suave era su melena. Pasó su temblorosa mano por la densa melena de su cabeza pasando los dedos entre sus largos y finos cabellos. Sergio no había tenido la oportunidad de acariciar un animal salvaje, y realmente su pelaje era como aparecía en la televisión, suave esponjoso y hermosamente delicado.

-Que bonito eres gatote-Musitó Checo dulcemente.

Y el animal abrió sus ojos azules de golpe, enderezando sus orejas en dirección a Sergio.

Sergio abrió sus ojos asustado y lentamente alejó su mano de su pelaje, lo que menos quería era visitar el estómago de tal animal que posiblemente se lo comería por ser tan ruidoso con su voz.

Pero, el león lo ignoro, al contrario, estiró sus patas cuál gato dormilón y ronroneó audiblemente ante el placer de poder estirarse, el león se puso en cuatro patas y se acercó lentamente a Checo, asustandolo con esa mirada asesina típica de un león.

-Oh, g-gato bonito, de-detente ¡Detén..! .-Sergio grito completamente asustado cuando el animal se lanzó ferozmente hacia él.

Checo sintió caer su espalda contra el tapete y sus manos estaban cubriendo su rostro, sentía el peso completo del animal y no mentía, Checo estaba temblando notoriamente, en cualquier momento el gatote gruñón iba a lastimarle o comerlo de un bocado.

-Humano miedoso...-Sergio escuchó una voz masculina sobre su pequeño cuerpo.

-M-Me das miedo gatote...-Sergio respondió inconscientemente de la situación, su rostro aún estaba cubierto por sus manos.

-Me gusta darte miedo...-Respondió esa voz con un tono divertido en ésta.

De pronto Checo reaccionó ¡El puto león estaba hablando! Pensó Sergio Alejandro sus manos y ver algo que nunca espero encontrar.

León Mimado [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora