Parte 1 El Comienzo De Todo

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Para empezar esta historia, debemos comenzar desde hace algunos años en el pasado. En un lugar en el que nadie ha podido entrar, salvo sus propios habitantes.

En una parte del vasto mundo de Runaterra, entre lo más profundo de un bosque, se encuentra un lugar pacifico y tranquilo, oculto entre los árboles.

Este lugar era la Ciudad de Bandle. Un lugar donde la magia y la naturaleza se entrelazan, creando un ambiente de maravilla y misterio. En esta ciudad, habitaban criaturas pequeñas y mágicas que vivían en armonía la mayor parte del tiempo. Estas criaturas eran yordles, conocidas por ser pequeños seres alegres llenos de magia en su interior. Allí, estas criaturas vivían en paz y felicidad.

En una casa de las muchas que había allí, dormía pacíficamente una pequeña joven de pelo castaño y piel grisácea y orejas puntiagudas del mismo color. No obstante, su humor cambió repentinamente al sonar el despertador.

El repentino zumbido del reloj en muy mal estado era como una alarma para el volcán de irritación que residía en su. Con un golpe violento, lo lanzó contra la pared, cayendo al instante. Sus orejas puntiagudas se levantaron y sus ojos, antes cerrados en paz, se abrieron con una mezcla de desdén y desasosiego.

Se levantó de la cama, lanzando una mirada fulminante a los suaves rayos de sol que se filtraban por la ventana. La luz dorada que solía ser un indicio de un nuevo día brillante y prometedor, para ella, era solo una gran molestia proyectada en sus moradas pupilas.

Abrió su armario, y de entre las muchas prendas que tenía; todas muy similares con colores tristes y oscuros, eligió una gran sudadera negra y un pantalón púrpura. Se calzó y bajó las escaleras de la pequeña casa. Abajo, se encontraban sus padres, los cuales hablaban con un tono alegre y feliz, comentando que harían a lo largo del día. Al ver bajar a su hija, la madre sacó una bolsa de comida, que parecía ser el almuerzo de la pequeña.

"¡Buenos días cariño! Ven a desayunar con nosotros antes de ir a la escuela. Necesitarás alimentarte si quieres empezar bien el día" Decía la pelirroja con una gran sonrisa, dejando la bolsa en la mesa. No obstante, a la yordle le importó poco las palabras de su madre, y agarrando la bolsa de la mesa, salió de la casa, pegando un portazo.

Como habréis podido comprobar hasta ahora, la chica era diferente a la naturaleza común de los seres. A diferencia del resto de habitantes de esa ciudad, que siempre se veían con una sonrisa brillante y una actitud jovial, esta se distinguía por su carácter irritable y malhumorado. Todos los de allí habían intentado cambiar la actitud de la muchacha, incluido sus padres; con los que apenas hablaba, pero a ella no le iba el rollo extravagante y empalagoso.

Cuando llegó a la escuela; un pequeño edificio adornado con enredaderas florecientes y campanitas que resonaban alegremente en cada rincón, se cruzó con muchos otros niños que se alejaban por miedo y seguridad. Se dirigió directamente a su asiento en la esquina más alejada del aula. La maestra, una anciana con una sonrisa benevolente y una túnica de colores vivos, saludó a la clase y empezó con su lección diaria.

La pequeña nunca prestaba atención a las clases. Le parecían monótonas y aburridas, así que la mayor parte del tiempo dormía en su escritorio o miraba el patio a través de una ventana a su extremo izquierdo, pensando que podría hacer con su vida una vez terminase ese infierno mental.

Sin embargo, ese mismo día que pensaba que sería igual que el resto, dió un ligero giro de tuerca, pues mientras observaba la ventana, distinguió algo inusual que no había visto nunca antes en Bandle.

Se trataba de un joven chico de apariencia felina, con pequeñas orejas y un pelaje oscuro como la noche, algo bastante irregular en Bandle, pues todos los yordles tenían colores vivos y alegres. Este, se sentó entre los arbustos y se había puesto a leer un libro que traía consigo. Parecía de su edad o de la de los otros estudiantes de su salón, pero no se encontraba dentro de la escuela.

El Pecado Del OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora