Simplón

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Antes de comenzar:

Pedimos e insistimos en leer las notas al final del capítulo, es importante por esta ocasión.

¡Gracias!

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—¿Entonces quieres saber sobre los rumores? —preguntó Asmodeus, recostándose en la parte inferior de la litera.

—A decir verdad no me esperaba que algunos de ellos fueran ciertos, pero hablar con el personal del instituto antes de ser admitido me dejó muy claro que esta no es una universidad normal —mencionó el moreno—. Sólo quiero que me ayudes a hacerme una idea más clara de cómo son las cosas por aquí.

—Hmm —se llevó una mano a la barbilla—. Pues hay muchas cosas que son ciertas. Mi Me imagino que te habrán dicho sobre la regla de: "todo se vale, siempre y cuando no te descubran". ¿Verdad? 

—Sí, putos viejos escabrosos —afirmó.

—Pues mira Blitzø, yo voy para tercer semestre y sin ofender... Pero para los de tu clase, es mejor pasar desapercibidos —se giró, mirando fijamente al contrario—. No te imaginas el tipo de cosas que le hacen a aquellos que quieren destacar y no tienen el poder para defenderse. 

—¿A qué te refieres?

—Han habido varios becados que si te soy sincero, tenían talento, derramaban potencial y preparación... Pero a los niños ricos no les gustó eso, así que aplastaron a aquellos becados que quisieran ganarse un lugar por mérito propio —explicó con desagrado—. ¿Un becado pobretón arrebatándoles la gloria y atención? ¡De ninguna manera! —dijo sarcásticamente—. Ellos desean ser la "especie predominante". La clase que siempre destacaba, sin importar qué, porque para ellos ser ricos es igual a ser mejores.

—¿Y tú no eres así?

—¡Eww, no! —agitó las manos con una mueca—. ¿Crees que soy un niño de papi? ¡Nací en cuna de oro, más no caminé con zapatos de marfil! Aprecio mis logros y méritos a diferencia de esos tarados.

—Vaya, con razón estabas cocinando —Blitzø se recargó en la pared mientras hablaba con Asmodeus—. La mayoría de estos bastardos no deben saber ni lo que es una puta estufa.

Dawg, no saben ni lo que es un sartén.

—Ugh, aunque lo peor de todo es que no es como si lo necesitaran.

—Buen punto, pero cocinar por uno mismo sigue siendo terapéutico.

Siguieron conversando durante varias horas, disfrutando de temas tanto triviales así como más personales, como la vida escolar de Blitzø y sus épocas de malhechor. O de la adolescencia de Asmodeus y sus pasatiempos.
Se dieron cuenta de lo bien que se llevaban y lo mucho que llegaban a coincidir sus gustos, lo cual en cierta forma emocionó a Asmodeus dado que su circulo de amigos era casi inexistente y poder encontrar a alguien con quien por fin pudiera hablar de sus problemas y hobbies era un alivio tremendo.

—...Pero nah, yo no tengo a nadie que me guste —dijo el moreno, en una de las conversaciones que tenían.

—Demonios amigo, eso es triste. ¿No te has enamorado nunca, a tus dieciocho años?

—Nope, es algo bastante tonto a mi parecer. En parte por algo que pasó hace años con mi familia, pero esa historia ya es para otro momento.

—Hmm, ya veo —Asmodeus ladeó la cabeza, soltando una risa—. Pues por mi parte, hay alguien que me gusta. De hecho, está en este instituto.

Auctoritas | StolitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora