1.º SEMESTRE: Reyes del mundo.

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Blitzø caminaba por el campus universitario mientras revisaba la hoja de su horario escolar, mismo donde indicaba la ubicación de los salones a donde iría a tomar clases.

Se había levantado más temprano de lo normal, exactamente dos horas más temprano. Sus clases iniciaban a las 7:00 A.M., pero estaba consciente de lo tardado que era arreglar su pelo, ropa y peinado para verse como el estereotipo de un nerd sacado de una película de comedia.
Maquillarse (para su sorpresa) fue algo relativamente sencillo dado que solo debía cubrir las cicatrices blancas del mismo tono de su piel, el cual se ve similar a un bronceado natural.
La ropa holgada y larga le sirvió en gran manera para poder ahorrarse las molestias de ocultar parte de sus cicatrices y pasar su musculatura por desapercibido. Vamos, ¿qué clase de nerd tendría una figura atlética y cicatrices por todo su cuerpo?

Ahora que lo pensaba, quizás por eso mucha gente lo molestaban y metían con él cuando cursaba el bachillerato, pero reconocía que su comportamiento también jugaba un papel negativo en ello.

Revisó la hora con su celular y eran las 6:27 A.M., por lo que el moreno aun tenía algo de tiempo para ir por algo de comida a una de las cafeterías del campus.
El instituto era colosal en todo el sentido de la palabra, Blitzø seguía algo abrumado por lo extenso que era la maldita universidad.

Cuando llegó a la cafetería más cercana, se fijo en la decoración moderna y elegante. Las lujosas mesas de mármol formaban un dueto gentil con las sillas de madera de caoba, las cuales tentarían a cualquiera a sentarse sobre ellas, puesto que tenían por encima colchones y estaban recubiertas de cuero.
Los candelabros colgantes, las estatuas de piedra y las fuentes combinaban a la perfección con las plantas ornamentales colgadas en las paredes y el mini jardín al centro de la cafetería.

Cuando se acercó a ver los precios del menú, Blitzø casi gritaba de la indignación.

«Tiene que ser una puta broma, ¡¿porque quién carajos paga tanto dinero por un simple desayuno?! A no ser que un simple desayuno para ellos sea una mierda sacada de un restaurante de cinco estrellas...»

Mirando con desaliento los precios y los platillos que ofrecían, el moreno decidió retirarse de la cafetería. Justo al salir, una voz familiar lo llamó.

—¡O-Oiga, disculpe! ¡Espere un minuto!

—...¿Huh? —Blitzø se giró extrañado—. ¿Me hablas a mí?

Empleó un tono de voz agudo y desagradable a propósito, metiéndose en su papel de "simplón".

—¡Eres tú, Blitzø! —sonrió con alegría el albino, dando pequeños saltitos hasta llegar al moreno—. ¡Recórcholis! ¡¿Qué fue lo que te pasó?!

—¡¿MOXXIE?! —exclamó el moreno con sorpresa, accidentalmente usando su tono de voz normal.

—¿Cómo fue que llegaste aquí? ¡Es increíble, pensaba que nunca más te volvería a ver después de bachillerato! Tengo que admitir que extrañaba tus chistes malos y hasta incluso cuando me llegabas a molestar —los ojos de Moxxie brillaban con emoción—. ¿Te acuerdas cuando te decía "señor" porque siempre terminabas siendo el líder del equipo que formábamos con otras personas? Incluso llegaste a ser representante del club de artes marciales mixtas y wrestling. ¡Todavía no sé por qué me metí ahí! Aunque supongo que era para impresionar a algunas chicas de nuestro salón, haha...

—Oye, ¿cómo es que-?

—¡Ah, también recuerdo las riñas que tenías con el capitán del equipo de futbol americano! ¿Se llamaba Striker, no? Ese tipo solía darme golpizas solo porque se le daba la gana, hasta que tú le diste una lección y me dejó en paz —comentó Moxxie con animo—. A los dos les dieron una suspensión de tres días.

Auctoritas | StolitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora