Entre Muertos Y Corazones.

Prólogo

Zoe era una chica común de diecisiete años, con sueños de futuro y una vida que, aunque a veces monótona, le resultaba familiar y cómoda. Las mañanas comenzaban con la música de su despertador, el aroma del café que su madre preparaba en la cocina y las risas de sus amigos en el camino hacia la escuela. La secundaria era un laberinto de emociones adolescentes, donde los exámenes y las fiestas parecían ser los mayores desafíos. Sin embargo, todo eso cambió en una mañana que comenzó como cualquier otra.

El primer indicio de que algo no marchaba bien fue la interrupción de las transmisiones en televisión. La noticia de una extraña enfermedad se extendía como un susurro inquietante por los pasillos de la escuela. Al principio, Zoe y sus amigos lo to pormaron a la ligera, riendo de teorías de conspiración y videos virales. Pero pronto, el mundo exterior se tornó en un caos incontrolable. La enfermedad, que parecía un simple rumor, se transformó en una plaga que convertía a las personas en sombras de lo que una vez fueron. Los gritos de desesperación comenzaron a resonar en las calles, mientras que las barricadas se levantaban en cada esquina.

Zoe se vio atrapada en un presente distópico y apocalíptico, donde la supervivencia se convirtió en su única prioridad. Su vida de estudiante fue reemplazada por el instinto primal de huir y luchar. En medio de este mundo desolado, donde los zombis acechaban en cada sombra, Zoe no solo tendría que enfrentarse a la brutalidad de la nueva realidad, sino también a sus propios sentimientos. Porque en medio del horror, el amor puede florecer de las formas más inesperadas.

Así comenzaba la historia de Zoe, una joven que, en su lucha por sobrevivir, descubriría que incluso en los momentos más oscuros, los lazos humanos pueden ser la luz que guíe el camino.